Maribel Hastings y David Torres
America’s Voice
Para la activista indocumentada Anabel Barrón, y para otros activistas, inmigrantes y sus familiares votantes, es amargo que en su propio patio sea nominado Donald Trump, el virtual candidato presidencial republicano con propuestas antinmigrantes: un muro, una fuerza de deportación para remover del país a 11 millones de indocumentados; una persona que ha tildado a los inmigrantes de criminales.
La virtual candidata demócrata, Hillary Clinton, ya prometió que, si es electa, presentará un plan de reforma migratoria en los primeros 100 días de su presidencia. Esto recuerda la promesa de Barack Obama como candidato presidencial en 2008, de priorizar la reforma en el primer año de su gestión.
Pero ya sabemos el final de esa historia. La reforma migratoria no se concretó, primero porque no se impulsó cuando los demócratas controlaban ambas cámaras del Congreso en 2009 y 2010, y luego por el constante bloqueo republicano. Las detenciones y deportaciones se intensificaron. Se logró la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, DACA 2012, pero fue imposible su ampliación y la Acción Diferida para los Padres de Ciudadanos y Residentes Permanentes (DAPA) tras una demanda interpuesta por gobernadores republicanos.
Aunque sorprenda a muchos, Ohio ha sido zona cero de detenciones y deportaciones de inmigrantes, mayormente de origen mexicano, que se desempeñan en diversos rubros.
En 2014 America’s Voice en Español escribió un reportaje titulado, “Ohio, la otra frontera”, precisamente por la alta cifra de inmigrantes que estaban siendo detenidos en el estado y deportados por la colaboración estrecha de la policía con la Patrulla Fronteriza.
Estos inmigrantes no deberían ser prioridad de deportación no sólo por carecer de historial delictivo, sino por sus profundos lazos con sus comunidades. Hablamos con inmigrantes que tenían entre ocho y más de 25 años de residir en Ohio.
Barrón dice que las cosas han mejorado, pero la incertidumbre continúa. No hay reforma ni acciones ejecutivas temporales.
Clinton ha hecho promesas, pero queda por ver cuánto puede hacer si ambas cámaras del Congreso permanecen en manos republicanas.
«Obama pudo haber hecho más al principio de su presidencia, pues tenía todo a su favor. Pero si Clinton gana, va a tener que pelear con los republicanos. De todos modos, la opción más sana para nosotros es ella porque no ha dicho tanta barbaridad como Trump», indicó.
Por su parte, Claudia Longo, otra activista pro inmigrante, considera que «votar a un presidente demócrata no es suficiente si no le damos un Congreso con el cual trabajar».
Agregó: «La única manera de obtener dicha reforma es incentivando a nuestra comunidad y aliados de la reforma a votar por candidatos al Congreso que sí apoyen a los latinos y sus intereses».
Isabel Framer, otra activista, añadió que «es importante que la comunidad hispana salga a votar». Es decir, «la comunidad hispana tiene que enviarle una señal al Partido Republicano, ya que es la única manera de que podamos aprobar una reforma migratoria en el Congreso».
Para Barrón, una comunidad bajo ataque tiende a defenderse, y aunque los indocumentados no votan, tienen hijos y otros familiares que sí lo hacen.
Su hija de 18 años es su mejor ejemplo. Esta será la primera elección en que vote. «Mi hija es mi voz. Como otros son la voz y el voto de sus padres indocumentados».
Con todo, agrega que los inmigrantes siguen estando entre la espada y la pared: «Trump no es una opción para nosotros. Si llegara a ganar, que Dios nos ampare. Si gana Hillary, ha dicho que va a impulsar una reforma y ojalá que lo haga. Así que nuestra mejor opción son las promesas y no las amenazas», concluyó Barrón.