Artistas locales del este de Los Ángeles se reunieron a mediados de octubre en la icónica Plaza del Mariachi, de Boyle Heights, para cantar las alegrías y desventuras de este histórico barrio angelino. Los compositores y cantantes estrenaron en un festival en vivo con más de una docena de composiciones creadas en conferencias virtuales con gente de la comunidad y por artistas locales. Les inspiraron los problemas sociales que enfrentan en el barrio, y el papel liberador de la cultura. El nuevo cancionero es parte de la serie, Sonidos de California, un proyecto de investigación y de participación comunitaria auspiciado por la Alianza para las Artes Tradicionales en California, y el Colectivo Poder Comunitario. Rubén Tapia presenta un reporte especial que le ofrecemos este fin de semana de día feriado.
En el pequeño parque de la icónica Plaza del Mariachi, a pocos minutos del centro de Los Ángeles, California, arranca un inédito concierto dedicado al histórico barrio de Boyle Heights, bastión cultural chicano mexicano, que ha recibido a familias inmigrantes de clase trabajadora de otras partes del mundo.
Es un día soleado y caluroso de mediados de octubre. El público que va llegando busca algo de sombra. Además, hay comida gratis y la vacuna contra el Covid 19. El concierto es muy especial porque las canciones resultaron de meses de reflexión colectiva entre músicos locales y gente de la comunidad, que por la pandemia realizaron mediante 10 conferencias virtuales.
Margarita González, del Fideicomiso Comunitario Tierra Libre, fue una de las facilitadoras.
Martin Saavedra, originario de Jalisco, en su composición Mi Comunidad, dibuja el barrio donde cantando se gana la vida.
El músico veracruzano, César Castro nos da un brochazo histórico con su canción, Mi Pueblito en la Ciudad.
Con Plaza Mariachi, Angélica Mata honra a la santa patrona de estos músicos tradicionales, muy golpeados por la pandemia.
La composición de Vaneza Mari Calderón, Siempre en Mí, es una mezcla de amor y dolor por el desplazamiento generado por la gentrificación de Boyle Heights, en la mira de la industria de la construcción.
Vaneza nos ilustra cómo fue su experiencia de composición colectiva.
“Literalmente la compusimos juntas, juntos todos y hasta los acordes y todo en Zoom.
De allí resultó esta contundente crítica en contra del machismo».
Canta Martha González:
“Un machista abusivo eres tú. Con tu dedito en mi cara ya no me callas más. Basta a tu opresión. Sexista, machista y golpeador. Cobarde, cínico, controlador…”.
También El Pueblo no es Tonto, interpretado por Marisela Martínez.
“El pueblo no es tonto, el despertar viene pronto. Un pueblo consciente cuida del ambiente…”
Otras composiciones fueron en inglés, como Judson Street, de la ganadora de un premio Grammy, la Marisoul Hernández, líder de grupo La Santa Cecilia.
Eddika, organista de Their Landing, ilustra el viaje de sus padres mexicanos a Estados Unidos y sus recuerdos de infancia.
También Raúl Pacheco, con Cruising Song, comparte similares recuerdos.
Con Decolonize My Love, Lysa Flores reflexiona sobre el valor de nuestras tradiciones y la importancia de educar en ellas a nuestros hijos.
La cantante y bailarina japonés estadunidense, Nobuko Miyamoto, con Boyle Heights: A Place of Bridges, Un lugar de Puentes, le hace un homenaje al barrio que la recibió con su familia, recién liberada de un campo de concentración, donde por prejuicios raciales el gobierno federal encerró a miles de ciudadanos de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial.
Gabriel Gonzáles, con 7 Mile stretch, hace un crítico recuento de décadas de cambios en Boyle Heights.
¿Cuál es uno de los principales logros de este inédito experimento de composición colectiva?
Betty Marín es una de las coordinadoras del proyecto:
“Las canciones sirven como documentos de luchas. Himnos que podemos cantar una y otra vez ya sea en espacios de reuniones o en protestas. Pero también los que quedan es ese sentido de que formas partes de una comunidad que comparte tu sentido de lucha y el deseo de seguir adelante”
Betty, dice que ya tienen la música y entrevistas en línea y más adelante piensan producir un álbum.
Sonidos de California Boyle Heigths es un proyecto de investigación y participación comunitaria dirigido por La Alianza para las Artes Tradicionales en California, ACTA, en colaboración con el Colectivo de Poder Comunitario. Ya participaron cinco comunidades desde que iniciaron hace más de 6 años. Después de retrasos y ajustes por la pandemia,
Amy Kitchener, Directora Ejecutiva de ACTA, dice sentirse muy satisfecha con lo que han logrado.
“Es una declaración muy poderosa sobre lo que está haciendo en el año 2020 una comunidad como Boyle Heights para resolver colectivamente sus problemas apoyados en el amor”.
Amy nos adelantó que el próximo proyecto de Sonidos de California será en Fresno, ciudad del Valle Central .
Muy satisfechos quedaron los que asistieron a este estreno musical comunitario. No sólo alimentaron el espíritu, dice la poeta chicana, Gloria Álvarez.
“O pues aquí ¡feliz! ‘panza llena corazón contento’ jajajaja. Me acabo de comer un tamal guatemalteco y ¡gratis!. Boyle Heights es un lugar mágico en realidad. Definitivamente. Tanta gente que vive aquí, que ha salido de aquí, tanto talento”.
A pocos pasos, hablamos con Patty.
“Nunca escuchábamos esas canciones. Es la primera vez que las hemos escuchado y es algo muy lindo. La que acaba de cantar Marisoul. Porque conocemos las calles que platicó, las calles donde estaban, el bar donde tocaron, se hace familiar”.
La acompañó su hija Ana Lilia, de 13 años, y su esposo Juan Hernández.
“La canción de Raúl estuvo buena, y la de con mariachi que cantó sobre Boyle Heigths”. Se regresaron a su casa muy inspirados.
“¡Boyle Heights rifa!”
Por último, vemos retirarse muy contenta a Jessy Hernández.
«¡Todo! Me gusta la cultura. No somos de aquí. Somos de Culver City pero venimos aquí porque siempre tienen más el espíritu de cultura, en músicas y en artes para traer a la gente, juntos otra vez, creo. ¿Qué me llevo de aquí? Todo, felicidad y también la vacuna, jajajaja”.
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