De la redacción
“Es hora de hacer visible lo invisible y poner de manifiesto la grave situación que viven también los latinos bajo un sistema penal fracturado y racializado”: Juan Cartagena, Presidente de Latino Justice / PRLDEF.
Además de apartar de la sociedad a los elementos peligrosos que amenazan la seguridad de la comunidad, la encarcelación en Estados Unidos es, hoy por hoy, fundamentalmente un negocio económico que discrimina. Es más, según Michelle Alexander, profesora de la escuela de Leyes de la Universidad de Ohio, “En Estados Unidos no hemos terminado con el sistema racial de castas; simplemente lo hemos rediseñado”.
La fallida Guerra contra las Drogas es de vieja data. Este país la echó andar en su etapa moderna con la presidencia de Richard Nixon en 1971, pero su origen se remonta a los 1800, cuando el opio se hizo muy popular después de la Guerra Civil en este país. Hoy la epidemia a vuelto a casa, y su adicción mata a unos 60 mil estadunidenses por año -como si se tratara de una cruel repetición cíclica de la evolución social en Estados Unidos-, y enriquece además a la industria farmacéutica.
En la actualidad, nos dice la también jurista Alexander, la justicia penal en Estados Unidos, que en teoría no discrimina a nadie por el color de su piel, “termina diezmando a las comunidades de color… y funciona como un moderno mecanismo de control racial que relega a millones de personas –léase mujeres y hombres negros y latinos principalmente-, a una condición permanente de ciudadanos de segunda”.
Echemos un vistazo a algunas cifras recopiladas al respecto por la Unión Estadunidense de Libertades Civiles (Aclu).
«A pesar de representar cerca del 5 por ciento de la población mundial, Estados Unidos cuenta con casi el 25% de la población encarcelada actualmente en el mundo entero». El crecimiento de este encarcelamiento es asombroso. “Desde 1970, nuestra población encarcelada ha aumentado en un !700%!». O sea, «2.3 millones de personas en la cárcel y la prisión hoy en día… Esta cifra supera las tasas del crecimiento de la población y del crimen», dice el estudio.
Agrega que las expectativas de ir a la cárcel en algún momento de su vida, son una realidad para «uno de cada tres niños negros nacidos hoy, al igual que uno de cada seis niños latinos, en comparación con uno de cada 17 niños blancos”. Y los índeces de la comisitambiénn de delitos no son tan disparejos entre unos y otros. Al mismo tiempo, las mujeres son la población encarcelada de más rápido crecimiento en Estados Unidos.
En las cárceles locales hay el doble de personas presuntamente inocentes en espera de juicio que en todo el sistema penitenciario federal. “Cada año 650 mil hombres y mujeres en todo el país regresan de la prisión a sus comunidades. Y se enfrentan a casi 50 mil restricciones legales federales, estatales y locales que dificultan su reintegración social», dice la Aclu.
En el programa de Línea Abierta de Radio Bilingüe hoy miércoles (7/18/2018) se aborda el tema del estudio, ‘Democracia Tras las Rejas’, donde se afirma que “la encarcelación masiva se ha convertido en un negocio grande y creciente gracias a la influencia que tienen en el sistema de justicia penal poderosas empresas de prisiones que están amasando millones –y quizás billones- de dólares en ganancias”.
Este boom del encarcelamiento masivo de mujeres y hombres negros y latinos refleja cómo prospera el jugoso negocio de las prisiones gracias a la intervención del lobby de la industria correccional, algo que puede derivar en “la privación del derecho constitucional a votar de hombres y mujeres presos, mediante la manipulación del sistema carcelario. Estos y otros asuntos se hyan relacionados se hallan incluidos en el informe Democracia Tras las Rejas.
Por su parte, la Fundación SunLight afirma que hay más de 3 mil organizaciones de cabildeo que representan a cientos de grupos de interés privados repartiendo dinero en efectivo a los poderosos congresistas de Washington, en un esfuerzo por garantizar que sus intereses de ganancias se incluyan en cualquier reforma al sistema carcelario o de justicia penal.
De acuerdo con la Oficina del Censo, nada más en 2014 los costos judiciales de policía y correccionales ascendieron a !212 mil millones de dólares! Y entre las instalaciones operadas por la Oficina Federal de Prisiones, el costo promedio de encarcelamiento de los presos federales en el año fiscal 2014 fue de 30 mil 619.85 dólares por reo. Y el costo anual promedio para confinar a un recluso en un centro residencial de reingreso fue de 28 mil 999.25 dólares.
Se sabe que dos de las industrias más lucrativas en la construcción de prisiones y administración de servicios carcelarios, como vigilancia, alimentación, higiene y atención médica primaria, son GEO Group, y CoreCivic, con la mayor presencia de cabilderos en el Congreso de Estados Unidos.
Existen no obstante organizaciones que ayudan a la reintegración social, a través de la reintegración salarial de los presos que regresan a casa tras un periodo en cautiverio. Como se sabe, el estigma social de haber sido preso se traduce en rechazo y marginación económica, que induce muchas veces a los reos liberados hacia un camino de regreso a la prisión. Pues se ven obligados a delinquir para sobrevivir, al no hallar oportunidades por su condición de ex prisioneros.
Pero la fundación SunLight sostiene que hay alternativas sociales para ayudar a las personas que dejan la prisión a reintegrarse a la sociedad. Por ejemplo, el programa LaunchPad, ayuda a dichas personas a ganar un salario que les permite llevar una vida “más habitable”, obteniendo una licencia ocupacional.
Pero además de estos aspectos sociales y económicos de la reintegración, la prisión tiene un pernicioso efecto en la vida política de los prisioneros, que al pisar la cárcel –y aun al salir de ella- pierden su derecho constitucional a votar.
Un análisis más profundo de este agudo problema que agobia a las comunidades de color y ciega el futuro de nuestros hijos se aborda hoy en el programa de Línea Abierta, conducido por el director de Noticias de Radio Bilingüe, Samuel Orozco, que tiene como invitado a Rey López-Calderón, vicepresidente de desarrollo, Common Cause en Washington, DC.
En el programa también se aborda el tema de “Un segundo chance”, sobre convictos de delito a los que «en La Florida no se les permite votar por el resto de sus vidas, afectando a millones de electores potenciales». En noviembre los votantes de ese estado «tendrán en sus manos decidir si restaurar o no los derechos del voto para los exprisioneros».
Además, Línea Abierta se enfoca en un «Verano de Foros», en donde muestra cómo «agrupaciones sociales lanzan este verano una serie de foros públicos por todo el suroeste del país para llamar la atención de los votantes hacia asuntos que van desde la violencia policial y los crímenes de odio hasta la unidad de las familias migrantes y el cambio climático». En su inicio en Fresno, padres que piden asilo en Estados Unidos y que fueron separados de sus hijos protagonizarán este foro.
Para analizar el tema Orozco tendrá como invitado a Marco Castillo, organizador de «Town Hall Summer», Fresno, CA, de la organización Global Exchange.