De la redacción

Una de las primeras preocupaciones de la administración Biden fue la de conformar grupo de trabajo con la responsabilidad de encontrar y reunir a las familias separadas principalmente en 2018 por la política de «cero tolerancia», de la pasada administración federal. Para entonces, de los miles de niños separados de sus progenitores, se dijo que todavía restaban 600 o 700 de ellos separados de sus padres en la frontera.

Este miércoles se anunció que en el último mes de dicha búsqueda los padres de 105 de esos menores habían sido localizados, y que se trabaja ya en la reunificación de esas familias golpeadas por la crueldad y perversidad de un gobierno antinmigrante, según reveló una prolongada investigación de la cadena NBC.

Un comité directivo de abogados y defensores pro bono que trabaja en dicha reunificación familiar habría dicho a la fuente que aún no se había encontrado a los padres restantes de esos niños migrantes, “de los 611 menores restantes que todavía el 14 de enero se hallaban extraviados desde la última vez que se reportaron datos al juez federal que supervisa el proceso”. No obstante, trascendió que el juez no está exigiendo a los abogados que digan cuántos padres e hijos se han reunido hasta la fecha.

En tanto, los referidos abogados habrían dicho creer que los padres de unos 322, de los 506 niños restantes –según la fuente-, han sido deportados; y que esto dificulta su localización, pues muchos de ellos son centroamericano y esa región del continente se halla convulsionada por catástrofes naturales o sus secuelas, violencia estructural y miseria, además de una geografía escarpada o montañosa en algunos casos, donde viven esas familias humildes, muchas de ellas de origen indígena.

Abogados del Departamento de Justicia dijeron que esperan que el grupo de trabajo «resuelva muchos, si no todos, los asuntos pendientes» relacionados con la demanda, “presentada en el Distrito Sur de California y que resultó en el proceso de reunificación”.

Una de las razones por las que ha sido tan difícil encontrar a los padres de los desafortunados menores es que muchos aceptaron ser deportados sin sus hijos para permitir que esos niños sin aparente futuro en sus países permanecieran en Estados Unidos para solicitar asilo, afirman abogados. Un ellos, que representa a las familias separadas en la demanda, y que es subdirector del Proyecto de Derechos de los Inmigrantes de la Unión Estadunidense de Libertades Civiles (ACLU), Lee Gelernt ha dicho que “el grupo de trabajo debe comprometerse a traer a los padres deportados de regreso a Estados Unidos bajo protecciones especiales para reunirse con sus hijos.
Por otro lado, trascendió que la administración Biden reabrió el lunes en Carrizo Springs, Texas, una instalación temporal para albergar a los niños migrantes no acompañados, según informó en días pasados The Washington Post.

El gobierno de Biden afirma que la medida es importante porque dicho campamento es necesario debido al aumento en el número de niños migrantes que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México.

Mientras tanto, la pandemia de coronavirus ha reducido la capacidad del gobierno federal para albergar a los niños antes de que puedan reunirse con los patrocinadores. Y agregó que “Ya se ha llevado a docenas de adolescentes migrantes a la instalación”, que estuvo abierta durante un mes en el verano de 2019 y que “se reactivará para albergar hasta 700 niños de 13 a 17 años” de edad.

Esta medida, dice el actual gobierno federal, forma parte de las tres órdenes ejecutivas que sobre la materia firmó el presidente Biden desde el primer día de su gestión, a fin de reunir a las familias migrantes divididas por una política de cero tolerancia. Además, ordenó una revisión comprensiva de la agenda de Inmigración.

Vale recordar que cuando Joe Biden era Vicepresidente de Estados Unidos bajo la administración Obama también se separó a los niños indocumentados de los adultos en la frontera, aunque con mucha menos frecuencia, y se mantuvieron registros de la ubicación de sus progenitores casi completamente, dicen activistas■