De la redacción
Hoy hace exactamente 5 años centenares de miles de jóvenes inmigrantes indocumentados en muchas partes del país solicitaron la protección del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, DACA. Desde entonces este programa, inaugurado por el gobierno de Barack Obama en 2012 protege temporalmente de la deportación a unos 800 mil jóvenes inmigrantes que lo han solicitado y obtenido, cumpliendo con una serie de requicitos. DACA le brindó a dichos jóvenes la oportunidad de acceder a la educación superior y un permiso de trabajo, un número de seguro social (con el pago de impuestos incluido), así como el acceso a licencias de conducir y otras protecciones legales que les han dado tranquilidad ante la angustia cotidiana de poder ser separados de sus familias, amigos y seres queridos.
Aunque el programa DACA ha sido un alivio para cerca de un millón de jóvenes indocumentados, este 5 de septiembre que se aproxima es motivo de serias preocupaciones. Porque esa es la fecha límite que han dado a la administración Trump el fiscal general de Texas, Ken Paxton y otros 9 estados gobernados por la extrema derecha republicana, para poner fin de una vez por todas a DACA.
Sin embargo estos jóvenes inmigrantes acogidos al referido programa y sus aliados no se han amilanado; por el contrario, impulsan un movimiento en el nivel nacional para exigir a la administración Trump que proteja el programa de Acción Diferida, DACA, y de paso al Estatus de Protección Temporal (TPS), un programa que ha ayudado a más de 300 mil inmigrantes indocumentados de África, Haití, Centroamérica y otros países que han sufrido grandes catástrofes naturales o provocadas por la violencia social.
En Nueva York por ejemplo, diversas organizaciones comandadas por jóvenes inmigrantes, como United We Dream, Minkown Center, DRUM, NYIC y otras, marchan hoy hacia la Torre Trump en la 5ta avenida, donde ciudadanos principalmente estadunidenses y de otras nacionalidades esperan desde ayer la llegada del presidente Trump a Nueva York, quien desde que asumió la presidencia de Estados Unidos no ha pisado su casa pero hoy piensa pasar dos días antes de regresar a Washington, DC.
Allí, en el interior de la lujosa Torre Trump el presidente piensa realizar una serie de reuniones, pero afuera y desde el día de ayer la circulación vehicular se ha suspendido por las grandes masas de personas que se aglutinan a la espera de la llegada del presidente a su casa, para reclamarle por todos los males que impulsa su administración; y más recientemente por los lamentables sucesos ocurridos en Charlottesville, Virginia, que reportamos aquí oportunamente con la reacción de algunos políticos republicanos.
Aquí un breve corte por separado del programa de Línea Abierta de ayer, que recoge las palabras de condena del presidente Trump dichas pero hasta el lunes 14 de agosto, sobre los culpables de los incidentes de violencia fatal ocurridos desde el sábado 12 de este mes:
Los manifestantes de la 5ta avenida le reclaman a Trump su falta de voluntad para denunciar oportunamente yy por su nombre a los fascistas y nacionalistas, miembros del Ku Klux Klan y supremacistas blancos que atacaron a contingentes antifascistas en esa ciudad de Virginia este fin de semana, cobrando la vida de una activista paramédico (Heather Heyer), atropellada brutalmente por un supremacista blanco de filiación neonazi. Otros dos pilotos de un helicóptero que vigilaban la revuelta de los fascistas esos días murieron también innecesariamente al desplomarse la nave en que viajaban.
La suspensión de DACA sin embargo no representa sólo un problema moral, o la angustia de miles de familias, sino que economistas expertos del Centro para el Progreso Americano (CAP) calculan que de suspenderse dicho programa de Acción Diferida el Producto Interno Bruto (PIB) de este país perderá unos 460 millones de dólares en los próximos 10 años.
Entre tanto, otros manifestantes se congregan hoy frente a la Casa Blanca en Washington DC, donde tendrán lugar una serie de acciones de protesta junto con otros contingentes de Dreamers o ‘Soñadores -recipientes de DACA- y sus aliados, provenientes de unas 40 ciudades como Miami, Austin, Tucson, Oklahoma, Indianápolis, Phoenix y también de Nueva York entre otros estados. Las organizaciones más relevantes que se dan cita frente a la residencia oficial del presidente son United We Dream, CASA, Credo, Indivisible, Moveon.org, Nextgen America, Planned Parenthood y otras.
La situación de DACA se halla en peligro y es posible que pueda llegar una vez hasta los tribunales. Como se recordará, en medio de las definiciones sobre las prioridades de deportación para las autoridades de Inmigración el entonces Secretario del Departamento de Seguridad Interior y hoy jefe de personal de la Casa Blanca, John Kelly afirmó que el programa de DACA también sería revisado. Sugiriendo que podría ser finalizado, tras haberlo discutido con el Departamento de Justicia, o con Jeff Sessions, pues “tal como existe, no es legalmente sostenible», dijo en su oportunidad el Procurador General de Justicia de Estados Unidos■