De la redacción
En la búsqueda que Trump inició desde el primer día de su mandato para derogar toda regulación que lleve el sello de Obama, el inquilino actual de la Casa Blanca da un paso hacia adelante y hoy jueves elimina de los compromisos federales la regulación, «Aguas de los Estados Unidos», emitida bajo la pasada administración para proteger el medio ambiente y contra el cambio climático, constituyéndose en un logro político importante del presidente Trump para mostrar a su base política su cmpromiso con ella, mientras continúa en Washingto su propio juicio de destitución.
El gobierno de Trump elimina hoy la regla ambiental, «Aguas de los Estados Unidos», que daba protección a grandes cuerpos de agua así como a ríos y arroyos más grandes que fluyen hacia ellos y humedales adyacentes, o a los mantos acuíferos bajo la tierra. Ahora elimina dichas protecciones y otras para algunas corrientes estacionales que fluyen sólo durante una parte del año.
Esta medida entrega una victoria a los agricultores, productores de combustibles fósiles y desarrolladores de bienes raíz opuestos a las reglas de la era de Obama, porque dicen que éstas “los habían encadenado con cargas onerosas e innecesarias”, por lo que rechazaron o marginaron la evidencia científica contenida en la regulación derogada, reporta hoy The New York Times.
La nueva regla que se implementará próximamente y que fue redactada por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos es el último paso de esta administración para derogar o debilitar casi 100 regulaciones y leyes ambientales, “aflojando o eliminando las reglas sobre el cambio climático, el aire limpio, la contaminación química, la minería del carbón, la perforación petrolera y la protección de especies en peligro de extinción”.
Entre los oponentes clave a la anterior regla de Obama y patrocinadores de la nueva regulación se hallan desarrolladores de campos de golf, entre los que se incluye a más de una docena que pertenecen a Trump, cuya administración “había completado en septiembre el primer paso para la revocación de esta regla de 2015 que, bajo la Ley de Agua Limpia de 1972 garantizaba protecciones a ciertos humedales y arroyos que corren de manera intermitente o se forman temporalmente bajo tierra”.
La medida además alivia a los propietarios de tierras de la necesidad de solicitar permisos a EPA, “que había estado considerando caso por caso antes de la regla de Obama”.
De tal suerte que más de la mitad de los humedales de la nación y cientos de miles de pequeñas vías fluviales serán afectadas con la nueva regla. “Eso permitiría por primera vez en décadas a los propietarios de tierras y desarrolladores de propiedades verter contaminantes como pesticidas y fertilizantes directamente en muchas de esas vías fluviales, y destruir o rellenar humedales para proyectos de construcción”, dice la fuente.
Blan Holman, abogada especializada en políticas federales de agua en el Centro de Derecho Ambiental del Sur dijo a la fuente que “Esto pone el agua potable para millones de estadunidenses en riesgo de contaminación no regulada. Esto no es sólo deshacer la regla de Obama. Esto está eliminando las protecciones que se implementaron en los años 70 y 80, en las que los estadunidenses han confiado para su salud… Esta será la mayor pérdida de protección de agua limpia que haya visto el país».
Una junta de científicos asesores del gobierno, muchos de los cuales fueron seleccionados cuidadosamente por la administración Trump, escribieron el mes pasado que la regla propuesta sobre el agua «descuida la ciencia establecida… al no reconocer los sistemas de cuencas hidrográficas». Y no obstante los agricultores y los grupos que promueven el consumo de combustibles fósiles apoyaron el cambio.
Karen Harbert, directora ejecutiva de la Asociación Estadunidense del Gas, dijo al Times que la nueva regla «restablecería el equilibrio adecuado entre la regulación federal y estatal de las aguas de nuestra nación y protegería nuestros ríos, arroyos y lagos sin sofocar la construcción de infraestructura importante».
Se espera que varios fiscales estatales se unan a grupos ambientalistas para demandar y revocar la regla del agua de Trump, y es probable que esos grupos citen hallazgos legales, como evidencia de que la regla no es legalmente sólida■