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De la redacción

Una perturbante noticia hizo titulares hoy la prensa estadunidense, a cerca de los nuevos ataques que el gobierno federal mexicano está dirigiendo hacia los periodistas, activistas y abogados anticorrupción de uno de las más relevantes y nobles esfuerzos por la justicia social: el de la defensa de los desaparecidos en México, entre quienes se hallan los 43 normalistas de Ayotzinapa, secuestrados por las autoridades municipales y estatales de Iguala y Guerrero, respectivamente, con la presunta participación del Ejército Mexicano.

Se trata de un avanzado software ‘espía’, enviado a través mensajes de texto, que fue vendido al gobierno mexicano con la condición de que se usara “sólo para investigar criminales y terroristas”, sostiene The New York Times.

Entre los blancos de este ataque se hallan un académico muy respetado que ayudó a redactar una legislación anticorrupción, dos de los periodistas más influyentes de México, y un estadunidense que representa a las víctimas de abusos sexuales por parte de la policía. El espionaje incluyó a miembros de la familia de los 43 y a un adolescente.

Desde 2011, por lo menos tres agencias federales mexicanas han comprado cerca de 80 millones de spyware (software espía), creado por un fabricante israelí de ciberarmas. El software, conocido como Pegasus, se infiltra en los teléfonos inteligentes para controlar cada detalle de la vida celular de una persona: llamadas, textos, correo electrónico, contactos y calendarios. Incluso puede utilizar el micrófono y la cámara en los teléfonos para la vigilancia, convirtiendo el smartphone de un objetivo en un error personal.

La compañía que fabrica el software, el Grupo NSO, dice que vende la herramienta exclusivamente a los gobiernos, con un acuerdo explícito de que se utilice sólo para combatir a los terroristas o los cárteles de la droga y los grupos delictivos que han raptado y matado a los mexicanos.

La nota completa puede halarla en inglés en el siguiente enlace:
Using Texts as Lures, Government Spyware Targets Mexican Journalists and Their Families