Gobernador republicano expandirá el Medicaid

Foto: SEIU

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De la Redacción

En un movimiento que sorprendió a propios y extraños, el ultra conservador gobernador republicano de Ohio, John R. Kasich desafió a su propio partido al declarar que defenderá la red de asistencia social al expandir el Medicaid en su estado, desarmado a algunos antiguos críticos con su defensa a los más desfavorecidos de Ohio, una toma de posición que él plantea como una cuestión de compasión cristiana, reporta The New York Times.

Esta postura de Kasich revela también las fisuras que se abren hacia el interior del Partido Republicano, más notablemente en el tema de la reforma de salud del presidente Obama, que ha sido el blanco de la furia de los miembros de dicho partido contra la actual administración en el Congreso, obstinado en desmantelar la Ley de Salud Asequible que busca dar cobertura médica a casi 50 millones de habitantes de este país que carecen de ella.

Uno de los más recientes ejemplos del referido malestar entre los republicanos son las críticas de Kasich, quien acusa al liderazgo de su propio partido de estar impulsando “una guerra contra los pobres”, por lo que anunció que expandirá el Medicaid a 275 mil personas pobres en su entidad, con los recursos que le brinda la Ley de Salud Asequible.

Desde su oficina ejecutiva Kasich dijo estar preocupado “por el hecho de que parece haber una guerra contra los pobres», y añadió que prevalece en sus correligionarios la percepción de «Que si uno es pobre, de alguna manera es perezoso y negligente». Y agregó: «¿Sabes qué?, las mismas personas que se quejan deberían preguntar a sus abuelos si trabajaron en el WPA». Es decir, la Works Progress Administration, que de todos los programas sociales dentro del Nuevo Contrato (New Deal) del Presidente Franklin D. Roosevelt era el más famoso, ya que afectó la vida de tantas personas al emplear a más de 8.5 millones de estadunidenses durante una etapa crítica para la economía de este país, empleados que construyeron puentes, carreteras, edificios y parques públicos, así como aeropuertos en 1939.

Pero Kasich no es el único republicano que se halla descontento con las políticas de su propio partido. Durante el pasado cierre parcial del gobierno durante 16 días, el gobernador también republicano de Wisconsin, Scott Walker publicó en una columna de opinión de The Washington Post una arenga contra el Partido Republicano, titulada “¿Qué puede enseñar Wisconsin a Washington?”, en alusión a la parálisis y poca o casi nula productividad del Congreso, y en velada alusión a la intransigencia de sus correligionarios.

Y otro gobernador, Chris Christie, este del estado de Nueva Jersey y quien ha trabajado incluso de cerca con el Presidente Obama cuando por ejemplo se trató de la recuperación de los daños causados por la super tormenta Sandy, y quien mantiene más o menos un récord de trabajo bipartidista, declaró al Times a su regreso de una visita a los senadores republicanos en el Capitolio: “Si yo estuviera en el Senado en este momento, me suicidaría”.

Más allá de las referidas fisuras entre conservadores e intransigentes del Tea Party, Kasich, quien ha atacado a sindicatos e impulsado leyes en contra del aborto, entre otras curiosidades, ha sabido encarar las prioridades fiscales de los republicanos tradicionales, tales como equilibrar el presupuesto mediante la reducción de la ayuda a los gobiernos locales y a la educación, pero desafiando a muchos conservadores al creer que el gobierno debe garantizar una fuerte red de seguridad social. En sus tres años como gobernador, dice el Times, Kasich ha ampliado programas para enfermos mentales, y combatido a grupos de cabildeo en el tema de los hogares para ancianos, con la idea de reducir los costos del Medicaid; y también ha respaldado al alcalde demócrata de Cleveland, Frank Jackson, en la recaudación de impuestos locales para mejorar las escuelas.

En la entrevista con el influyente rotativo neoyorquino, Kasich fustigo la antipatía de los republicanos hacia todo programa de asistencia social del gobierno con el eslogan de que mantiene una cultura de dependencia. En ocasiones, señala la fuente, “suena más como un heredero de Lyndon B. Johnson que a Ronald Reagan. En dicha plática Kasich pidió simpatía por «la chica que trabaja aquí en la tienda de donas, que no tiene ningún tipo de seguro de salud… Hay que ponerse en sus zapatos», dijo. Y aseguró que “no tiene sentido rechazar los dos mil 500 millones de dólares en fondos federales del Medicaid para los próximos dos años”, una posición respaldada por hospitales públicos de Ohio y por las empresas del ramo.

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