De la redacción
En muy apretadas pero históricamente masivas votaciones el electorado de Georgia eligió a sus representantes en el Senado: el reverendo Raphael Warnock, que venció a la titular del escaño, la republicana Kelly Loeffler, mientras que con el 95 por ciento de los votos contados el otro candidato demócrata, Jon Ossoff aventajaba a su oponente, el senador republicano David Perdue, por medio punto porcentual. Y aunque por el momento se siguen contando los votos tempraneros que siguen llegando por correo a la Junta Electoral, el secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger ha declarado que los resultados finales probablemente estarán disponibles hoy miércoles a la hora del almuerzo.
Cuando el nuevo Congreso se reúna hoy miércoles en una cuantas horas, para para formalizar los resultados del Colegio Electoral y certificar la victoria del entrante presidente Joe Biden, el triunfo de Warnok desactiva las pretensiones de su rival política, la ex senadora Kelly Loeffler, de sumarse al grupo de legisladores republicanos que objetarán el triunfo de Biden-Harris por lo menos en Arizona, Georgia y Pennsylvania, en un claro boicot a la ceremonia de confirmación.
Y el eventual triunfo de Ossoff daría el control del Senado a los demócratas. Con esto, se garantizaría el cumplimiento de la agenda de la nueva administración, que principalmente incluye la urgente ayuda federal por la pandemia para millones de estadunidenses al borde del hambre y la evicción de sus hogares, entre otros de los trastornos ocasionados por la saliente administración. Por cierto que el legado inmediato de Trump para los republicanos es haber perdido la Presidencia, el Congreso y eventualmente el Senado.
Entre tanto, la policía en Washington se dedica con enjundia a contener a las hordas de republicanos violentos azuzados por Trump, mayormente nacionalistas blancos y grupos ligados al KKK y a actividades de terrorismo doméstico, como los Proud Boys, que desde la noche de anoche protestan violentamente en la capital del país por un presunto fraude electoral, que ha sido desmentido científicamente y desmontado repetidas veces por analistas políticos.
Por otro lado, trascendió que el vicepresidente saliente, el republicano Mike Pence ha dicho que no tiene los poderes que le adjudica Trump para negar la formalización de Joe Biden y Kamala Harris como los nuevos titulares de la administración federal, por lo que se espera que Pence no intervenga hoy para sabotear el magno evento.
Vale señalar que hasta hoy ningún demócrata había ganado una elección estatal en Georgia desde 2006. Y no es para nada un secreto que la principal responsable del nuevo estatus de Georgia como estado demócrata descansa en las espaldas de una mujer: la afroestadunidense Stacey Abrams y su equipo, que incluye una extensa coalición de grupos de distinto procedencia étnica, de mujeres y de jóvenes.
Y mientras el voto en Georgia se desglosa por etnias, razas, géneros y edades, mencionamos aquí la participación los latinos en este proceso electoral. Comenzaron a llegar a Gerogia en la década de 1970 y ahora comprenden un millón de habitantes en ese estado. Es decir, el 8% de esa población, cuya mayoría habla español en casa. La primera oleada de inmigrantes latinos que llegó a Georgia fue de mexicanos,
La población latina de Georgia empezó a crecer en los años 70, cuando llegaron mexicanos y méxicoestadunidenses para cosechar cultivos, hacer alfombras y procesar carne de pollo. También empresas de construcción en Atlanta reclutaron a los mexicanos para ayudar a terminar sus proyectos para los Juegos Olímpicos de 1996, lo que aceleró el asentamiento de los latinos en Georgia. Y no se digan los restaurantes de comida mexicana, que hace tres décadas no se veían en el estado. Ciudades como Atlanta, Dalton, y también Houston, Texas y Chicago, Illinois se convirtieron en el destino de esta población del vecino del sur.
Entre el año 2000 y 2018 los latinos han jugado pues un papel cada vez más importante en las elecciones. En el plano nacional conforman el 39% del crecimiento del electorado, y este año se hicieron presentes en una elección presidencial; el número de votantes latinos aptos para votar fue mayor que el número de votantes afroestadunidenses aptos para sufragar, dice The New York Times.
De esta suerte, en estados como Arizona, La Florida, Nevada y Texas, los electores latinos pueden haber sufragado hasta en un 20%, y sus porcentajes, además, “se duplicaron al menos en Arkansas, Georgia, Carolina del Norte, Oklahoma, Pensilvania, Carolina del Sur, Virginia y Wisconsin (aunque en este grupo de estados, la proporción del electorado total que representan es todavía menor al 10 por ciento)”.
Hay que señalar que la capacidad para conectar y llevar a votar a los latinos se ha convertido en una ventaja enorme en elecciones disputadas, dice la fuente, tanto a nivel local como nacional, dado que «los ciudadanos latinos, en su conjunto, pueden suponer un margen decisivo».
Por el momento, los planes marchan como se esperaba: El Congreso certifica el triunfo de Biden y Harris; el grupo de legisladores republicanos apelará el triunfo demócrata en algunos estados; ambas cámaras legislativas se retiran a deliberar por algunas horas acerca de dicha apelación republicana, luego brindarán los resultados de la elección al vicepresidente Pence y éste procederá a certificar a los nuevos inquilinos de la Casa Blanca.
En la calle, sin embargo, sigue creciendo la violencia, pero Georgia celebra a los primeros senadores negro y de descendencia judía de su historia■