Marco Vinicio González
Noticiero Latino, Nueva York
Mientras la reforma migratoria se halla estancada en el Congreso y los representantes políticos republicanos que enfrentan una reelección o compiten por un escaño en distritos electorales con baja población de inmigrante latinos se desentienden del tema, o apelan a sus bases ultra reaccionarias con discursos de campaña en contra de la inmigración, las deportaciones continúan a todo vapor, aunque también los esfuerzos en su contra. Además, este año los demócratas necesitan ganar 17 asientos para recuperar la mayoría en la Cámara baja.
La situación de las deportaciones se ha hecho intolerable a tal grado que Janet Murguía, Presidenta de una de las agrupaciones civiles de perfil nacional más importantes en la defensa de los inmigrantes en el país, el Concejo Nacional de la Raza, endilgó recientemente el nada honroso título de ‘Deportador en Jefe’ al presidente Obama, aunque dirigió también sus baterías contra los representantes federales republicanos por reusarse a reformar las caducas y nocivas leyes de inmigración, y más concretamente a someter a votación un proyecto de ley sobre la materia, que duerme el sueño de los justos en el Congreso federal.
No obstante, es innegable que un movimiento en contra de las deportaciones recorre el país ganando tracción, y sumando paulatina pero consistentemente a distintos sectores de la sociedad en favor de su causa. Hoy tocó izar esta bandera al periódico La Opinión de Los Ángeles, el de mayor circulación en español en el país, en una editorial que titula: ‘Decreasing deportations’, escrita en inglés para que sea leída por quienes tienen que leerla, pues el universo latino ya conoce de esto y clama por por una solución inmediata.
«El presidente Barack Obama advirtió a los legisladores en el Congreso en enero que si no aprobaban sus medidas emitiría órdenes ejecutivas. Ahora es el momento de emitirlas por la inmigración”, dice La Opinión en su editorial, dirigiéndose claramente al Presidente.
Dos decenas de escaños en poder del Partido Republicano que representan distritos donde el asunto de inmigración podría ser un factor, están siendo analizadas por grupos independientes y por el Partido Demócrata, que tampoco la tienen nada fácil. Sin embargo los defensores de la inmigración admiten que su impacto sobre las contiendas para escaños en la Cámara de Representantes este año es limitado, de acuerdo con Prensa Asociada. Porque la mayoría de los republicanos tienen puestos seguros en distritos con una cantidad relativamente baja de inmigrantes, que sin embargo son mano de obra imprescindible no sólo para la agricultura, sino en las grandes ciudades para la industria de servicios, aun en el campo de la salud.
Hay por ejemplo en la política lo que elegantemente se llama ‘pragmatismo’, que la sabiduría popular prefiere llamar oportunismo, y que encarna peligros a observar; para que no le pasen a uno ‘gato por liebre’. Tal es el caso del representante por 6to Distrito de Colorado, Mike Coffman, que recuperó la curul que dejara el tristemente célebre y acérrimo antinmigrante, Tom Tancredo, dice la fuente. Coffman representa este distrito, que es uno de los que están cambiando rápidamente su fisonomía, volviéndola digamos, más morena; por esto, el futuro político de Coffman es uno de los más vulnerables en las justas que se avecinan, y el cambio del legislador sobre el tema ilustra las dificultades que podrían tener los demócratas y el electorado si no observa bien este recurrente comportamiento de los políticos incongruentes, por decir lo menos.
Coffman, dice AP, “apoyó a Tancredo en la contienda por el gobierno del estado en 2010, la cual perdió, y respaldó inicialmente medidas como prohibir otorgar la ciudadanía estadunidense a hijos cuyos padres estaban en el país sin permiso… También apoyó permitir boletas electorales sólo en inglés en distritos con grandes poblaciones de inmigrantes”. Y cuando su distrito fue reestructurado para incluir a Aurora, con enorme población de inmigrantes, “Después de ver que las rápidamente crecientes poblaciones de hispanos y asiáticos respaldaron abrumadoramente a los demócratas en 2012, Coffman apoyó el otorgamiento de ciudadanía a personas que fueron traídas ilegalmente al país siendo niños, los llamados dreamers, y anunció su nueva postura en español”. O sea, Coffman tiene una notable propiedad de camaleón.
Hay desde luego otros y variados esfuerzos para presionar a Obama y obligarlo a que use el poder que le otorga la Constitución y pare las deportaciones con un plumazo, extendiendo por ejemplo una protección o acción diferida para los familiares de los dreamers, como muchas organizaciones de perfil nacional y local le están pidiendo al mandatario.
Incluso en eventos que pertenecen al ámbito internacional, como es la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la OTAN, que se realiza hoy en Chicago, contingentes de las ciudades de Boston, Nueva York, y Washington, entre otras, nucleados al rededor del movimiento Occupy, se han dado cita en la ciudad de los Vientospara presionar a Obama a que emita una orden ejecutiva que detenga las deportaciones; que suman la escandalosa cifra de dos millones de deportados, con un número proporcional de familias con estatus mixto, rotas o hechas pedazos, y cancelando o perturbando el futuro de millones de niños incluso estadunidenses.
O el vigoroso y siempre inventivo movimiento de los soñadores, que se han hecho arrestar, apresar y hasta deportar para llamar la atención de la sociedad estadunidense, que poco a poco va tomando conciencia sobre el tema según encuestas que hablan del apoyo mayoritario de la sociedad al derecho de los inmigrantes a una reforma migratoria con ruta a la ciudadanía.
También está el movimiento sindical que en diciembre protagonizó una huelga de hambre frente al Capitolio y hoy se embarca en una gira por autobús a través del país para frenar las deportaciones el lema de #ni1más. O el movimiento de los grupos religiosos que rezan, ayunan y hasta son arrestados por actos de desobediencia civil como el realizado recién frente a la Casa Blanca, que también concluyó con más de 30 arrestos. O la movilización de los jornaleros en California, etcétera.
Vale recordar que todas estas acciones están vinculadas a campañas de movilización y registro del votante, con el claro propósito ya no de pedir nada más, sino sobre todo de castigar en las urnas el comportamiento de los políticos republicanos que defienden o se postulan a puestos de elección popular y que se oponen a la reforma migratoria, porque según ellos el presidente Obama no es lo suficientemente enérgico en aplicar las leyes de inmigración, pues sólo ha deportado a dos millones de indocumentados. Vale decir, quisieran deportar a todos los inmigrantes indocumentados, o como decía Romney, que todos accedan a autodeportarse.
Y no se diga en estados como Carolina del Norte con leyes migratorias de lo más severas en el país, que también están pidiendo al Presidente que detenga las deportaciones.
En fin, los ejemplos se extienden, y aunque sin renunciar a la exigencia de una reforma migratoria integral, con camino a la ciudadanía para los aproximadamente 11 millones de inmigrantes indocumentados, tal pareciera que el movimiento contra las deportaciones gana tracción, y está ocupando cada vez más mayores titulares en la prensa, con actos de desobediencia civil dispuestos a perseguir a Obama, a sol y sombra, sin darle tregua.