De la redacción
La llegada del Covid-19 ha golpeado todos los rincones de la economía global, y el sector de la industria de energía limpia en Estados Unidos no ha sido la excepción. En este sector de la economía se habían venido generando durante los últimos años muchos buenos empleos, bien pagados, que hallaron abundante mano de obra capacitada en el sector laboral latino; para la edificación, por ejemplo, de una gran infraestructura y la habilitación de nueva tecnología, como las turbina de viento, parecidas a los viejos molinos de viento; o los paneles solares de células voltaicas, y la generación de energía eléctrica. Pero, ¿qué pasará con esta pujante industria, con la creciente fuerza laboral latina capacitada y hoy desocupada, sin redes de apoyo o bienestar social frente una voraz pandemia? Escuche.
Como suele suceder, la severa pérdida de empleos en la industria de la energía limpia a causa del coronavirus vino a golpear a la clase trabajadora, pero no a todos por igual; sino con mayor fuerza a los trabajadores latinos. Sin embargo, desconociendo incluso cuántas olas pandémicas volverán a golpear y cuándo se podrá salir de laberinto, el curso de la energía limpia avanza inexorablemente hacia el futuro. Mientras, la energía fósil, responsable de la emisión de gases invernadero que propician el calentamiento terrestre va en claro declive, dice Enrique Rosero.
Rosero es un investigador científico que se desempeñó en el sector de Evaluación de Riesgos y Energía, de Exxon Mobil, y actualmente es un destacado promotor de tecnologías de energía limpia, particularmente en la industria de energía solar y de viento, en Houston, Texas, «por cierto una de las capitales mundiales de la industria petrolera», dice Samuel Orozco en Línea Abierta.
Director de Noticias de Radio Bilingüe, Samuel Orozco platicó con el investigador Rosero sobre la situación en que se halla la industria de energía limpia en medio del coronavirus, y sobre el futuro de los trabajadores latinos, hoy excluidos de su fuente de trabajo por efecto de la pandemia.
–Enrique, comience por contarnos sobre el efecto que ha tenido la crisis del coronavirus en la industria de la energía limpia –pide Orozco al invitado de Línea Abierta.
Escuche:
A inicios del 2020, dice el investigador, “había 3.4 millones de trabajadores en la industria de energía limpia en Estados Unidos. Tres veces más que los trabajadores en la industria petrolera, con un salario mayor del 8 al 20 por ciento. Y el perfil de la industria es muy diverso: 1 de cada 5 trabajadores (20%) se identifica como latino. Pero sin embargo 1 de cada 3, que ha perdido el empleo, es hispano… En la industria de la energía limpia se han perdido 600 mil empleos por el mal manejo de la administración federal acerca del Covid-19”.
Se trata de una nueva industria manufacturera en suelo nacional, a la que no se le puede hacer Outsourcing. Es decir, no se puede mandar a maquilar al extranjero para acortar costos. Tiene que ser un trabajo local. Y ese enfoque en lo local lo potencia también para tender a cortar la dependencia con el consumo del suministro de las grandes redes de energía nacionales, lo que le permite a las localidades mayor autonomía en el manejo de la energía, sobre todo por ejemplo en los cada vez más frecuentes apagones provocados por incendios y otras catástrofes naturales, dice Rosero.
Escuche
Pero, ¿qué pasará con esos empleos? Los latinos estaban activos en la industria en el área de la edificación en la construcción; representaban aproximadamente el 27% de la fuerza laboral, cuando en términos demográficos los latinos serían un 15% de la población general estadunidense.
«Pero cuando se habla de grandes proyectos de desarrollo de infraestructura con nuevas tecnologías, es lógico pensar que se recurra a mano de obra calificada, con experiencia… Entonces, cuando hay inversión del Estado y privada, por necesidad van a tener que contratar trabajadores calificados. Y la mano de obra de los hispanos es una de las que hay en mayor abundancia”.
Rosero denuncia tres ejes sobre los que la administración federal gira para intentar -sin éxito- transitar la pandemia, generando grandes daños a la nación:
«Para comenzar, su política de aranceles, que le ha costado al país 19 mil millones de dólares en nuevas inversiones; y 10.5 millones diarios por actividades económicas no realizadas». Además, la administración Trump «ha retenido la aprobación del primer proyecto eólico marino a gran escala. Y buscó eliminar el crédito fiscal a la energía eólica».
Escuche:
Así mismo, Trump «ha dictado repetidamente recortes profundos al financiamiento de la energía renovable, en su presupuesto para el año fiscal 2020-2021», afirma Rosero. «Ha cerrado los créditos a la energía limpia contenidos en la Ley CARES… tiene que ver con los fuertes vínculos de grandes ejecutivos de las mega empresas que han sido fuertes donantes de la campaña».
Recientemente, a raíz del Covid-19 el gobierno federal ha puesto en marcha dos o tres leyes, paquetes de estímulo económico para ayudar a las industrias más golpeadas por la crisis, dice Orozco.
–¿Qué tanto ha llegado esta ayuda, este rescate a las empresas de energía limpia? Compare este apoyo con el que está recibiendo la industria petrolera… ¿Qué tanto es parte de esa política de desincentivar la inversión en la industria de la energía limpia?
«Esa coexistencia con la industria privada hace que las políticas del gobierno sean sesgadas. En lugar de apoyar áreas de desarrollo, que son buenas para la gente y para los trabajadores, seguimos manteniendo con subsidios a los combustibles fósiles. A pesar de que son nocivos para todos”.
Escuche:
– ¿Qué pasará en los próximos cinco años..?
«Es la historia de dos ciudades, una que está en declive y otra que está en ascenso… Pero el avance de la energía renovable es imparable… la energía en base a fósiles está sucumbiendo… el precio del petróleo va a continuar siendo bajo, y eso va a descentivar algunas inversiones», concluye Enrique Rosero.