KVPR | Por Madi Bolanos
Es una cálida tarde de lunes en la ciudad de Madera. Los hijos menores de María Rubio juegan a un videojuego en la sala. Las ventanas están cerradas y las persianas bajas para mantener el calor fuera y la casa fresca.
Pero a Rubio le preocupa lo que no puede mantener afuera. Señala una parte de su dormitorio donde se han formado manchas de moho negro en las paredes.
«Esa de ahí, se hace cada vez más grande», dice.
Rubio y sus cinco hijos tienen asma desde hace años. A Rubio y a su hijo mayor se lo diagnosticaron primero, hace casi 20 años. Cuenta que los médicos le dijeron que había una serie de cosas que podían desencadenar el asma, como los ácaros del polvo, el moho, las cucarachas, los pesticidas y la contaminación del aire.
La familia Rubio es una de cerca de dos millones de californianos de bajos ingresos que tienen cobertura de salud a través de Medi-Cal y a los que se les ha diagnosticado asma. Alrededor de 220 mil de ellos tienen un asma mal controlada, según datos estatales.
A principios de este año, el Departamento de Servicios de Atención de Salud de California puso en marcha un nuevo programa para ayudar a los beneficiarios de Medi-Cal a mejorar su salud eliminando los factores desencadenantes del asma en sus hogares. El programa ofrecerá, a un número selecto de inscritos, servicios de saneamiento como la eliminación de moho, la instalación de purificadores de aire e incluso el cambio de alfombras, persianas y colchones.
Esta estrategia contra el asma forma parte de una iniciativa llamada CalAIM, un esfuerzo de 8 mil millones de dólares para transformar Medi-Cal e identificar a los pacientes más enfermos y más caros para el estado.
Pero cinco meses después del lanzamiento del programa contra el asma, a las familias del Valle de San Joaquín todavía les resulta difícil conseguir estos servicios.
«Lo que más me molesta es que resulta más complicado para el paciente», dice Kevin Hamiliton, director de la Central California Asthma Collaborative (CCAC), la organización que coordina con cinco planes de salud de Medi-Cal la prestación de estos servicios en el Valle de San Joaquín.
Por ejemplo, la familia Rubio necesitaría primero una orden para ver a un proveedor médico. A partir de ahí, su plan de salud de Medi-Cal tendría que aprobar la recomendación. Una vez aprobada, la organización comunitaria asociada —en este caso la CCAC— visitaría su casa para determinar qué servicios necesita. Luego, la organización devolvería la evaluación al plan de salud para una aprobación final antes de poder seguir adelante con los servicios.
Entonces, ¿cuántos residentes del Valle han remitido los planes de Medi-Cal a la CCAC para los servicios desde que el programa se puso en marcha el 1 de enero?
Según Hamilton, sólo uno.
Y hay miles de pacientes elegibles de Medi-Cal en los condados de Madera, Fresno, Tulare, Kings y Kern, según Jacey Cooper, directora de Medicaid de California, quien reconoce que el lento comienzo del programa era de esperar.
«Creo que la identificación de los individuos, la formación de los proveedores para que dirijan a los pacientes hacia los nuevos servicios, la educación y la comunicación con proveedores y beneficiarios, todo esto toma tiempo entre que se hacen ajustes y se implementa», explica Cooper.
En Madera, Rubio examina la madera bajo el fregadero de la cocina. Se está expandiendo debido a la humedad, que es otro desencadenante del asma.
«Le pedí al dueño que lo cambiara, pero se limitó a poner otro panel de madera y a pintar por encima», comenta.
Dice que ha intentado pedirle al propietario que arregle estos problemas, pero que lo normal es que no reciba respuestas o soluciones baratas. Y asegura que tiene miedo de seguir pidiendo.
«No quería pedir nada más porque ya nos echaron del alquiler una vez y nos quedamos en la calle», añade.
Cuenta que una trabajadora comunitaria de salud le habló de los nuevos servicios estatales para el asma y cree que podrían ser realmente útiles.
«Parece que nos van a ayudar a vivir un poco mejor en nuestra casa, para que no sigamos sufriendo estas enfermedades», comenta.
Su familia podría acogerse al programa, pero también necesitará una derivación médica. Rubio no se atreve a ir al médico por las malas experiencias que ha tenido en el pasado. Es un obstáculo más al que se enfrenta el estado para ayudar a las familias que más necesitan estos servicios.
Angela Hart de KHN contribuyó con esta historia.