De La Redacción
La educación pública elemental tanto en Estados Unidos como en México se halla amenazada entre otras cosas por la deserción. Por eso es relevante esta historia sobre una escuela muy pobre de Matamoros, México, donde una de sus alumnas ganó en 2011 el primer lugar de un examen nacional de matemáticas, y diez de esos estudiantes alcanzaron también primeros lugares en el certamen, gracias a la inventiva y dedicación de su maestro. Esta gema que a continuación exponemos en Radio Bilingüe forma parte del primer programa de la serie Diploma en Mano, en su segunda etapa, auspiciada por la Corporación para la Difusión Publica estadunidense.
La historia tiene dos protagonistas principales: Uno, Sergio Juárez Correa, a la sazón de 31 años de edad y profesor de quinto grado en la Escuela Primaria José Urbina López, ubicada en una muy pobre barriada de Matamoros, ciudad de casi medio millón de habitantes en la frontera con Texas, transida por la violencia del narcotráfico. Al precario plantel sus alumnos llegan todos los días por calles polvorientas que corren paralelas a un canal mal oliente.
La segunda protagonista es Paloma Noyola, entonces de 12 años de edad y de extracción humilde, quien al encontrar los medios y la ayuda adecuada logra sobreponerse a la pobreza económica y se revela con un prematuro genio, gracias a su tesón y a su maestro.
El comienzo
“El maestro siguió el plan de instrucción prescrito por el gobierno central -la Secretaría de Educación Pública de México-, como es costumbre” (y obligación), plantea el director ejecutivo de Noticiero Latino, Samuel Orozco al inicio del Programa de Línea Abierta que él mismo condujo. “Pero a la vuelta de tres o cuatro años se desencantó de esa forma de enseñar. Año tras año los resultados eran los mismos. Deprimentes. Alumnos desinteresados en el aprendizaje. Reprobados o pasando sus clases apenitas, de panzazo. Ese era el cuento al final de cada año escolar”.
Hastiado por la machacada rutina sin resultados positivos Sergio Juárez decidió entonces irse por la libre. “Hace falta algo más, y no sólo vaciar -el conocimiento- como en un recipiente; sino acercarse más al alumno, motivarlo para lograr un avance significativo, y ese fue el despertar de algo diferente y no sólo más de lo mismo”, se dijo y Juárez y metió manos a la obra. Cumplió con los requisitos obligatorios a todo maestro y escuela de enseñanza pública, el currículum oficial, pero al mismo tiempo apostó por pedagogías que entre otras importantes cosas lo llevaron a él y a Paloma Noyola en 2011 a ganar el campeonato nacional de matemáticas ese año en México, un país con más de cien millones de habitantes.
La historia fue recogida eventualmente por la prensa en general y en particular por Wired, una documentada publicación electrónica (http://www.wired.com/business/2013/10/free-thinkers/), luego de difundirse primero en las redes sociales de comunicación, dijo el maestro. ¿Presagiando?, en una reciente edición la revista tituló a la niña Paloma como “la próxima Steve Jobs”.
Inspirado en audaces pedagogías que proponen mayor autonomía del alumno para elegir el material de estudio de su interés, al tiempo que disminuye la omnipresencia del maestro en el proceso de aprendizaje del alumno, pero refina y hace más eficiente la asesoría y el apoyo, Sergio Juárez emprendió la monumental tarea.
“Esto fue uno de los puntos de partida, cambiando la forma de ver el trabajo del maestro”, explicó Juárez. Siempre es el profesor quien impone los temas a tratar y la forma de hacerlo, deploró. “Entonces quisimos darle un giro diferente -dijo-, ¿a ustedes qué les gustaría saber, cuál es el tema que quisieran tratar?”, preguntó a los alumnos. “Y yo en base a lo que ellos quieran saber…, manejé los contenidos por ese rumbo, hacia donde ellos quieran y no el maestro”.
Juárez quiso entonces rescatar la curiosidad del alumno.
“Por el hecho de ser niños, todos los alumnos tienen esa capacidad de aprender, de adquirir conocimientos a raíz de experimentar, de descubrir; esas herramientas, esa capacidad estaba bloqueada, porque no les permitíamos, no les dábamos la oportunidad para que ellos descubrieran su propio conocimiento sino que nosotros les damos todo”, señaló.
La fuente de inspiración pedagógica
Juárez comenzó una intensa búsqueda en el Internet, tratando de encontrar nuevas formas de enseñanza:
“Hubo tres palabras claves que yo creía eran las ideales que había que investigar en Internet, que son las que yo deseaba conseguir en mis alumnos. Una de ellas era inspirar, esa palabra que nos dice que para poder inspirar a nuestros alumnos tenemos que desarrollarles el gusto por lo que hacen, para que quiera regresar a la escuela al día siguiente y no se les haga aburrido. Que digan: ‘Otra vez la misma forma de trabajo…’, como ponerse a escribir por tres o cuatro horas cosas que no entienden”. Los otros dos ejes que orientaron su búsqueda fueron Motivar, que va ligada a la inspiración, “buscar estrategias, técnicas, nuevas formas de motivarlos para lograr que ellos se apropien del conocimiento”. Y la tercera fue Valorar. “que aquí, a veces nosotros como profesores nos mantenemos muy fuera de lo que es la parte social, la parte afectiva; vamos a la escuela y como el obrero, creemos que trabajamos con herramientas, con fierros…, y estamos trabajando con seres humanos; los cuales sienten, tienen problemas en su casa, tienen dificultadas a veces para socializar, entonces aquí tenemos que convertirnos en una persona que se acerca a ellos… para que ellos también se sientan protegidos por el maestro, sientan que los escucha, que es su amigo”.
Tras dicha búsqueda en el Internet Juárez se topó entonces con los experimentos del pedagogo de la India, Sugata Mitra, quien en 1999 era el jefe de un equipo de científicos de una compañía que desarrolla software en Nueva Deli, la capital de aquel país asiático, y en él se inspiró.
“Nos topamos con esta idea relevante en la cual él -Mitra- en la India, en un contexto social económicamente muy bajo, él les planta por ahí una computadora a los niños, y los deja que ellos mismos experimenten”.
En efecto, la oficina de Mitra se hallaba en las márgenes de un barrio muy pobre, y por una corazonada, un día decidió poner una computadora en un rincón de una pared que separaba el edificio de su oficina, de dicha barriada. Tenía curiosidad por ver lo que harían los niños, sobre todo si él no les decía nada. Simplemente encendió la computadora y se alejó hasta un punto desde donde observaba el comportamiento de los niños a distancia. Para su sorpresa, los niños rápidamente habían descubierto la manera de utilizar la máquina.
“En grupos, los niños se acercan, empiezan a interactuar con ella -la computadora-, y luego se da cuenta -Mitra- que los niños, por el hecho de descubrir, de practicar en equipo y de estar interactuando logran aprender por sí solos cómo acceder a la computadora, cómo entender su funcionamiento sin necesidad de hablar inglés, cómo mover el mouse, para accesar a páginas, para hacer juegos; y entonces quiere decir que por el hecho de que los niños interactúan, puede existir un aprendizaje en el cual el maestro no invade ese proceso, en el cual el alumno está descubriendo… y descubrimos que es una de las técnicas que sí funcionan, cuando hay la menor invasión del profesor, y darles la oportunidad de que ellos descubran, experimenten, interactúen y lleguen a la conclusión”, a veces con éxito y otras veces no, “pero también es donde el maestro tiene que servir como auxiliar”.
Otra fuente de inspiración para Juárez por ese entonces fue el caricaturista Eduardo Del Río, alias Rius: “Sí, vimos un libro que él había sacado por ahí, que se llama ‘El fracaso de la Educación en México’, y estuvimos viendo un extracto que nos parece interesante, donde también él coincide en que a los alumnos hay que darles la oportunidad de que descubran”. Aquí Rius maneja el concepto de la escuela nueva, contra “la escuela tradicional, en la que hay que tener 40 niños callados, no mover los bancos, o sea, que los bancos todo el año permanecen en el mismo lugar; el maestro es el que castiga, es el que da el conocimiento y el alumno es el que calla, obedece, no participa, solamente tiene que obtener los datos”
Juárez afirma que Riuz maneja en su libro que la escuela nueva es la que puede funcionar mejor en la sociedad actual, “en la que ahora la escuela dice, los bancos pueden moverse, los niños pueden interactuar; se trabaja en equipo, tenemos que tener pocos alumnos, se maneja por ahí entre 20, 25 alumnos, que es lo que tiene que tener un profesor, para dar la oportunidad de que haya ese trabajo, de darles atención individual porque no tenemos tantos alumnos… y el niño forma también una asamblea, forma también sus reglas dentro del aula junto con el maestro, y se logra un aprendizaje más significativo en el cual el alumno tiene también la oportunidad de participar en su proceso de aprendizaje”. Y agrega que con este método el maestro deja de ser el único que provee la información “y el alumno puede opinar sobre cuáles son las temáticas de su interés, y claro, uno tratando de llevar a cabo los contenidos, que son los importantes; como la reflexión sobre la lengua, comprensión de la lectura, y habilidades intelectuales específicas”.
Foto: Cortesía de Wired
Guía para prepararse para estimular la curiosidad de los niños en el hogar, la escuela o los programas extra escolares:
http://www.ted.com/pages/sole_toolkit
Cómo apoyar creativos proyectos de maestros de escuelas públicas en seria necesidad: