De La Redacción
Vivimos ya en una era de cámaras fotográficas y video en nuestro teléfono, y con acceso a una amplia red de plataformas sociales en el espacio virtual, que hacen sumamente difícil esconder con facilidad los atropellos de la policía. En este año que termina en menos de 48 horas hemos visto casi mil ataques fatales de la policía contra la sociedad civil, mayormente policías de la raza blanca disparando y matando a hombres de la raza negra o de las minorías que se hallaban desarmados a la hora de la muerte. Casi mil de estos ataques en 2015 tuvieron desenlaces fatales, dice una flamante investigación periodística de The Washington Post.
Ayer nos fuimos a dormir con el veredicto largamente esperado de un jurado en Cleveland, Ohio, que absolvió a dos policías blancos acusados de matar -asesinar sería la palabra-, a Tamir Rice, un niño de 12 años de edad que jugaba con una pistola que resultó ser de juguete y muy parecida a una real. Al niño le dispararon desde el auto de la policía aun en movimiento, tras una llamada telefónica avisando que andaba un niño en un parque con una pistola en la mano. Esto fue el 22 de noviembre de 2014.
“Una sola bala disparada en el ápice cargado de adrenalina de una persecución puede poner fin a una vida, estropear una carrera, provocar un motín, disparar las tensiones raciales y alterar la vida política de la nación”, dice la referida investigación periodística.
Un ejemplo de esta verdad periodística podría ser el movimiento Black Lives Matter, derivado de la muerte del joven negro, Michael Brown, que en el momento de su deceso huía del policía (Darren Wilson, absuelto del crimen). Otro caso muy sonado es también el de las revueltas en Nueva York provocadas por la muerte de Erick Garner, también negro y desarmado, o la muerte de tantos mexicanos en el valle central de California, que ocupa un lugar primoridial en la serie de cinco artículos investigativos publicados recientemente por el periódico inglés, The Guardian, que introdujimoss aquí en este espacio.
Paralelo a esto sale hoy el reporte investigativo de The Washington Post, que sostiene que en 2015 hubo 965 personas que perecieron en enfrentamientos mayormente de policias blancos contra individuos de la raza negra -o de las minorías-, que se hallaban desarmados.
Volviendo a Tamir Rice, los videos que hemos visto a lo largo del año y que se repitieron ayer noche casi sin cesar, muestran cómo los policías con las llantas de la patrulla aun rodando dispararon contra el niño Tamir, quien murió al día siguiente de los impactos de esos balazos de los policías.
“El resultado no va a animar a nadie, ni debe”, sostuvo el procurador del condado de Cuyahoga, Timothy McGinty en su veredicto, al informar ayer que el gran jurado declinó presentar cargos contra la policía por la muerte del menor.
La muerte del niño Tamir Rice ocurrió en condiciones de “una tormenta perfecta”, dice McGinty, en la que se combinaron el error humano y la falta de comunicación.
Tamir tenía tal vez la intención de mostrar a los agentes que su arma era de juguete, dice una nota de prensa, pero no había forma de que los agentes supieran que era una réplica, dijo McGinty al informar la decisión del gran jurado.
Timothy Loehmann, de 26 años de edad, y Frank Garmback, de 46, son los dos policías blancos implicados en la muerte del niño afroestadunidense, mismos que fueron exonerados de toda culpa ayer, y que hoy mantienen sus trabajos bajo reserva.
Faltan dos días para que finalice este 2015 y ya van casi mil muertos en enfrentamientos con individuos desarmados, y al parecer no hay todavía convincentes medidas disciplinarias para frenar a los perpetradores de tanta muerte, que supuestamente trabajan para protegernos■
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