Marco Vinicio González
La masacre de Uvalde, Texas, que cobró la vida de 19 niños y niñas, y dos maestras, es una herida abierta que está lejos de cerrar. Porque nada más este el año van 246 tiroteos, más de 300 muertos y muchos más heridos, de acuerdo la organización no lucrativa, The Gun Violence Archive, que sólo cuenta las ‘bajas’ en tiroteos masivos de 4 personas muertas en adelante.
Como se sabe, la actuación de la policía de Uvalde, que está bajo investigación, no sólo es cuestionable sino que raya en lo criminal. Sin embargo hay pocas expectativas de llegar a buen puerto, a pesar de que casi 7 de cada 10 personas apoyan un control de armas más riguroso.
Al parecer, los padres de Uvalde tendrán dificultades para convencer a los tribunales de que responsabilicen a la policía por no proteger a sus hijos, a pesar del llamado que hizo el presidente Biden al Congreso, para regular de forma más estricta la venta de armas de fuego cada vez más letales.
Al respecto, Línea Abierta transmitió este lunes un entrevista exclusiva con el Arzobispo de San Antonio, Gustavo García-Siller, realizada por el Director de Noticias de Radio Bilingüe, Samuel Orozco. De ésta, entresaco algunos segmentos, por venir de una persona como el arzobispo García-Siller, con una trayectoria de compromiso con las comunidades migrantes, que data de varias décadas.
A raíz de la tragedia en la escuela elemental Robb, el arzobispo ha viajado a Uvalde a oficiar homilías, y ha acompañado por días enteros a las familias dolientes, llevándoles expresiones de fe, solidaridad y esperanza” dice Orozco.
En una reciente visita a Uvalde García-Siller estuvo con las familias dolidas y se limitó, dice, a escucharlos platicar entre ellos, guardando absoluto silencio. Afirma que la necesidad de hablar es de ellos, yque no fue ahí para hablarles sobre la Biblia. “No, no, no. Es entrar, lo más posible al momento que ellos están viviendo. Y sigue uno quedando muy lejos, pero por lo menos facilitar el que ellos se encuentren”.
Y en la segunda ocasión que visitó Uvalde, por invitación del presidente Biden el clérigo afirma que el mandatario y su esposa “lo hicieron de una manera muy delicada y muy bella, saludando a cada una de las familias, tomándose fotos. Ahí duramos tres horas”. Y en la medida que se sigan dando los funerales, dice, habrá más oportunidad de entrar en contacto más profundo con las familias.
Y es que además de la pérdida de sus seres queridos “esas familias son empobrecidas, no tienen trabajo algunos, o lo van a perder, porque quieren atender a la familia primero; o no tienen los medicamentos adecuados, etcétera… hay mucho que hacer”. Por fortuna, dice el arzobispo, “la gente de Uvalde es muy unida”.
Las familias de Uvalde se hallan abrumadas, y se sintieron abandonadas a su suerte por quienes debieron estar ahí para ellos en estos momentos, afirma Orozco, quien platicó previamente con algunas familias.
-¿Tienen razón de sentirse así, es un sentimiento justo? –pregunta.
-Absolutamente, claro que sí.
“Estamos en un país, y especialmente Texas, en donde todos pueden traer armas, en el momento que quieran y como quieran… !Es una cultura de muerte! Hay que poner a las personas en el centro de la situación, en la dignidad que cada persona tiene, pobre, rica, alta, chaparra…”.
-Entonces, ¿qué hay que hacer? Usted ha dicho “estas masacres no deben ser la nueva normalidad. No debemos quedarnos sin hacer nada, mirando al cielo, pensando en regreso de Jesús… debemos asumir nuestra responsabilidad”.
El arzobispo opina que “el Congreso debe tomar responsabilidad… porque defender a los partidos y no defender a los seres humanos !no es aceptable!
Orozco menciona la carta de una abuela que perdió a su nieta y que le pasó al presidente Biden, que decía: “Borre la línea invisible que divide a nuestra nación; encuentre una solución y arregle lo que está roto. Haga los cambios que sean necesarios para evitar que esto vuelva a suceder”.
-Oiga monseñor, en una nación tan polarizada por la política y la propaganda sucia ¿cómo cree que el presidente puede avanzar en esto?
«Pues mira, la Constitución americana está llena de sabiduría. Pero las interpretaciones y su aplicación la han ido devaluando… su aplicación depende del Congreso. Pero está manipulado por fuerzas muy concretas que están tratando de impedir que se unan en una reforma… se necesitan a diez personas en el Senado para poder poner a las personas primero, las que han muerto y las que van a seguir muriendo si esta cultura de muerte no para. Y no se puede… ya no es la Constitución la que está dirigiendo, es el egoísmo, el orgullo, el quedar bien, el mantenerse en el poder”.
Texas es un estado dirigido por políticos que consideran el derecho a las armas, incluso a las armas de guerra, algo no sólo constitucional sino sagrado e intocable, señala Orozco.
-¿Cree que las cosas van a cambiar a partir de Uvalde?
-!No creo! Pero no pierdo la esperanza de que algo cambie… Es la política de esta región. Bueno, de todo el país en general, pero de esta región en particular.
-Es una región muy conservadora.
-Si es conservadora !vamos conservando las vidas! Ahorita se está usando mucho la bandera de pro vida. ¿Cómo se puede entender ser pro vida y defender a las armas que matan a las personas? Y no de manera hipotética, es una realidad. Nos falta consistencia ética.
El arzobispo va más lejos, al señalar que conceptos como el de la libertad, que le dieron origen a este país lo ha vuelto esclavo de un sistema anárquico, camuflado.
Y en cuanto a la disyuntiva que se ha elevado por estos días entre demoler el edificio de la escuela Robb para olvidar, o preservarlo para recordar por siempre esta atrocidad, García-Siller opina que “hay la idea, que parece tener fuerza, de que se destruya. Porque es muy difícil para niños de esa edad volver al mismo edificio de acuerdo a los sicólogos infantiles»
García-Siller dice no ser experto, «pero lo que sí puedo ver es que hay un manejo de la política que hace imposible dar pasos para el desarrollo humano de los individuos que configuran la sociedad americana. Los que son más favorecidos, porque tienen intereses o tienen economía… pero yo te puedo decir que aquí en San Antonio, cada vez es más clara la división entre ricos y pobres».
Concluye: «Y cada vez más la comunidad es más pobre; son menos los que tienen, y son mucho más los que no tienen. Y los pobres, ya no están encontrando lugar para vivir en el mundo. !Cómo va a ser eso!