Alumnos de la escuela preparatoria Savanna, en Anaheim (CA), ciudad vecina a Disneylandia, votaron para modificar el emblema escolar de «Johnny el Rebelde», que era como se llamaba a los soldados del Ejército Confederado de los esclavistas del sur estadunidense. El símbolo de los confederados fue adoptado hace 50 años, cuando esta región del sur de California era sede de numerosos grupos supremacistas blancos y el alumnado era de mayoría blanca. Hoy la inmensa mayoría de la población escolar de Savanna es latina. La decisión por cambiar el polémico símbolo de la esclavitud se dio en medio de una amplia discusión y votación, y fue avalada por el gobierno escolar. Rubén Tapia estuvo en la sesión. Este reporte es parte de la serie Hablando de la Raza.
Se escucha sonido de un debate…
Durante aproximadamente una hora, 28 estudiantes, ex alumnos y miembros de la comunidad, en una sesión especial de la mesa directiva del Distrito de escuelas preparatorias de Anaheim, Clifornia, argumentaron por qué deberían reemplazar, mantener o modificar la mascota “Johnny el Rebelde”.
Después, uno de los cinco directivos, Al Jabbar, presentó la moción:
“Dejar la palabra rebelde pero eliminaran toda referencia a Johnny el Rebelde, la bandera confederada o todo lo que tenga que ver con la confederación. Esa es mi moción”
La presidente de la mesa, Anna Piercy llamó a votar.
Sonido de votación…
Con cuatro votos a favor y una abstención, sin gritos, sin aplausos ni aspavientos la mesa directiva apoyó la decisión que habían tomado ya la mayoría de los estudiantes días atrás. La discusión se dio después de que una alumna afroamericana fue hostigada cuando cuestionó el origen racista de la mascota. Guiados por sus maestros, durante cinco días investigaron y analizaron a profundidad la controversia y sus orígenes.
Después, compartieron sus argumentos en el auditorio de la escuela, adornado aun con dos versiones gigantescas de la cuestionada mascota: una muestra de un soldado confederado con un rifle y en posición de combate. La otra es la caricatura de un soldado rubio, bigotón con botas, un amplio sombrero y el dedo índice izquierdo apuntando al cielo. No tiene arma pero viste el uniforme y los colores del Ejército Confederado.
Sonido de asamblea…
Al final y mediante voto anónimo el 56 por ciento votó porque se modificara la mascota, como Julio Osuna, de 16 años de edad y quien quiere ser maestro.
“Nuestra mascota no debería de molestar a otra gente. Debería ser algo que nos representa a todos”, dijo.
Durante el proceso, Andrea Martínez de 17 años y quien planea estudiar administración para ayudar a su padre en su negocio de refrigeración, aprendió mucho de la discusión.
“Es una guerra cultural, siento que si ganamos modificarla sería una ganancia para nosotros la gente de color”
El debate atrajo la atención de Bianca García, que se graduó de Savanna hace 8 años:
“Johnny Rebel hoy en día no representa a los estudiantes de Savanna. Fue un soldado que estuvo con el lado que escogió mantener esclavos. En realidad eso fue la causa de la guerra”
También se involucró Glenda Flora, una de las primeras graduadas de la escuela fundada hace más de medio siglo. Afirma que cuando seleccionaron la mascota tenían dos opciones: ser ‘rebeldes’ o ‘surfeadores’, que era la otra opción.
“La imagen –de Johnny- no fue parte de nuestra discusión, no sé de donde apareció”, dijo Flora.
Este debate y su resultado, que cierra casi dos décadas de intentos de la comunidad afroamericana por cambiar el símbolo de supremacía blanca fue posible porque Savanna es la única escuela de Anaheim que es parte de California Democracy School, un proyecto que incentiva la participación cívica de los alumnos, tan necesaria en estos tiempos de extrema polarización política, dice su director, Carlos Hernández:
“Podemos tener una conversación con respeto y con pasión. Entender los lados y cada lado. Tenemos que seguir hablando, no sólo aquí con los alumnos sino con los adultos. Esos alumnos son los ejemplos para los adultos aquí en la comunidad”
Con su director está muy de acuerdo el estudiante Russell Gutiérrez, de 16 años, quien quiere abrazar la carrera militar.
“Viendo lo que está pasando en nuestra escuela, yo creo que es bueno, porque así les podemos enseñar que nosotros podemos resolver este problema en una manera civilizada”■