Marco Vinicio González
Noticiero Latino, Nueva York
El fantasma de la indignación popular recorre el mundo. En Estados Unidos, Europa y América Latina se enciende centenares de protestas por el caso Ayotzinapa,
En México, DF, bajo la consigna: “Fue el Estado”, y con el lema: “Una Luz por Ayotzinapa”, 20 mil indignados de los diversos sectores sociales, gremios laborales y oficios, protestan en la capital del país por el asesinato de tres normalistas en Iguala, 20 heridos de gravedad y 43 de sus compañeros secuestrados y aun desaparecidos.
Las víctimas de este acto bárbaro cometido pr la policía municipal de Iguala y sicarios de la agrupación criminal, Guerreros Unidos en complicidad con las autoridades de esa localidad, son jóvenes estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, de Ayotzinapa, una región sistemáticamente empobrecida en el suroeste de México.
Miles de manifestantes en diversas partes piden la renuncia del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero y castigo al alcalde de Iguala mientras la rabia y la solidaridad dan vuelta al mundo, en tanto los habitantes de Iguala incendian el ayuntamiento.
Un editorial del influyente periódico, The New York Times consigna las declaraciones del Procurador General de México, Jesús Murillo Karam, quien vincula de manera oficial al alcalde de Iguala, José Luís Abarca y a su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa -prófugos- como responsables de dicho atropello a los derechos humanos que sacude hoy la conciencia social más allá de México.
En las redes sociales cunden imágenes relativas a las grandes marchas y corre un océano de tinta que destila indignación y repudio a la impunidad que prevalece en el México de la clase política y el poder económico, solapado por los principales medios de comunicación electrónicos.
En Argentina, por ejemplo, mesas de análisis convocan en la televisión a periodistas como Stella Calloni, Fernando Buen Abad, Julio Hernández López y otros, para charlar sobre barbarie que se vive en México, país al que miran como el espejo ahumado de la muerte, o la advertencia de un futuro que le espera a todos si no se frena ya esta violencia del narcotráfico; y responsabilizan en gran medida a Estados Unidos de este flagelo que lacera al hemisferio.
Por su parte, el Parlamento Europeo vota hoy una resolución en la que condena las desapariciones forzadas y los crímenes en Iguala, y pide al gobierno federal mexicano investigar todos los delitos pendientes de manera expedita y transparente, así como llevar ante la justicia a los responsables. Además, conmina a los Estados e instituciones de la Comunidad Europeas a redoblar el apoyo a la defensa de los derechos humanos por medio de programas de cooperación y recursos financieros y técnicos.
Los padres de los jóvenes normalistas que lloran la desaparición pero exigen el regreso de sus hijos vivos, como se los llevaron, sin duda reciben con todas estas muestras de solidaridad global un necesario halo de aliento para seguir adelante con su lucha, que hoy es causa común adentro y fuera de las fronteras de México, por lo que no están solos.
Con dolor por lo sucedido Omar García, joven normalista de Ayotzinapa sobreviviente de la tragedia de Iguala, pide a México aprovechar esta coyuntura. «Claro, eso lo venimos manejando con otras organizaciones. Queremos hacer algo diferente. Lograr, por vías pacíficas un consenso a nivel nacional para cambiar las cosas».
Añade: «A lo mejor no como lo hizo Zapata, Villa, Lucio Cabañas, Genaro Vázquez; y eso habría que consensarlo, como también las formas de ir ganando terreno e ir ensanchando nuestra lucha, a fin de que dejáramos el viejo principio de los revolucionarios del siglo pasado de que querían hacer la revolución como un acto de toma del poder y después de eso hacer los cambios. Nosotros no, nosotros somos más de la idea zapatista, de que debemos hacerlo desde ahorita, practicando eso que decimos que queremos ser, es decir… (tomar) decisiones democráticas.
Vaya todo por Ayotzinapa.
Entrevista con Omar García:
Enlaces de interés:
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Fotos (interior y portada) tomadas de usuarios de la red