En este último programa del año, presentamos un reportaje especial sobre los alabados, una forma musical cultivada durante siglos por los hermanos llamados penitentes que, a falta de clérigos y para aliviar el aislamiento se encargaron de mantener vivos los rituales católicos en los pueblos de la región. En este reportaje especial, parte de la serie «Raíces: Cantos y Cuentos de Río Arriba», músicos populares y estudiosos de las artes cuentan detalles de esta centenaria tradición de los pueblos del norte de Nuevo México y el sur de Colorado. Rubén Tapia preparó el reporte.
Aunque mejor conocidos por las ceremonias de Semana Santa, los Penitentes dan auxilio a los enfermos y a los necesitados, ofician en funerales y sirven en labores comunitarias de apoyo mutualista. Al prestar estos servicios sociales, los hermanos Penitentes interpretan tradicionales cantos de alabanza, con el fin de llevar mensajes de esperanza a los necesitados de ánimo. Y los alabados, una forma musical cultivada durante siglos.
«Despierten ya de su sueño
asómense a su ventana
llegamos al Año Nuevo
que alegre está la mañana»
Este es el canto que se oye en muchas casas de Nuevo México y Colorado la víspera y la madrugada del Año Nuevo. Es la costumbre conocida como «dando los días», celebrada por músicos que van de puerta en puerta en los pueblos hispanohablantes más antiguos de esta región del Río Grande del Norte.
Canto de alabado: Jesús el Nazareno…
Durante la Semana Santa, en los pueblos de las márgenes del Rio Grande en Nuevo México y Colorado se escucha este canto, melancólico y triste, que relata el viacrucis de Jesucristo antes de ser crucificado.
Jesús el Nazareno…
Estos Cantos de Alabanza, popularmente llamados simplemente los Alabados, son entonados por miembros de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, mejor conocidos como los Penitentes. Organizados en Cofradías, los Penitentes han profesado en secreto estos ritos y ceremonias realizadas en la privacidad de sus moradas, o capillas, durante más de dos siglos.
Roberto Mondragón, maestro y promotor de música folklórica, ex legislador estatal y ex vicegobernador de Nuevo México: “En la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno el propósito es de hacer el tipo de ejercicios en los cuales uno está tratando de pasar los mismos pasos que dio Jesucristo siguiendo La Pasión.
La razón por la que se establecieron era por falta de curas o padres en ese tiempo, con el propósito de mantener no sólo las oraciones, sino los himnos y canticos”.
Jesús el Nazareno…
El profesor Enrique Lamadrid, catedrático de español en la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, confirma que fue la escasez de sacerdotes católicos lo que impulsó el surgimiento de los Penitentes en la última década del siglo 18.
Los hermanos organizaban fiestas, servicios de la Cuaresma y Semana Santa, rosarios, velorios de santos y para difuntos, y bodas. Estas ceremonias las realizan en sus moradas o capillas privadas, dice Lamadrid.
“Hay alabados que se cantan en el camposanto cuando están enterrándote, enterrándonos. Hay uno muy bonito: “Adiós acompañamiento”, donde el difunto está despidiéndose de todos. Y es muy conmovedor”.
Adiós acompañamiento…
Roberto Martínez, destacado músico folklorista y también historiador oficial del estado de Nuevo México, nos habla del origen de estas tradiciones de la región:
“Esas tradiciones, vinieron de México, Durango, Zacatecas, la iglesia de la Santa Catarina de la Ciudad de México. Fueron tradiciones que trajeron. Tenemos esa música, los alabados, que tienen esa tristeza. ‘Adiós acompañamiento donde me estaban velando ya se llegó la hora y el tiempo ya se llegó, mi partida'».
El cronista Roberto Martínez comparte más detalle históricos.
“Cuando se fueron de Nuevo México los franciscanos y entraron los padres diocesanos, los diocesan priests, ya habia shortage (escases) de curas. Y entonces se fundaron los Hermanos Penitentes para ayudar espiritualmente a la gente. Para rezar. Para enterrar a los muertos. Ayudar a los enfermos. Durante Semana Santa tenían tradiciones sangrientas. Se flagelaban. Cantaban alabados”.
Adios acompañamiento…
“En 1850s, los Penitentes se fueron underground (porque al arzobispo no le gustaban los penitentes). Y tal como los indios Pueblo, fueron agentes de cultura, y se dispusieron a guardar santos y retablos”.
Una ave María Penitentes…
Pero aparte del religioso, los Penitentes también jugaron un importante papel social, destaca el profesor Enrique Lamadrid. Los «Hermanos», como prefieren ser llamados, participaban en la resolución de disputas civiles, la distribución del agua de las acequias y también el cuidado de las familias necesitadas.
Un Ave María…
De eso tiene memoria el maestro Cipriano Federico Vigil, uno de los más prominentes intérpretes y promotores de la música tradicional de Río Arriba.
“Los penitentes ayudaban a la gente a enjarrar casas o gente enferma. O en los cambalaches. Y siempre había música y bailes tradicionales. Mi papá le dio un terreno a los penitentes. Y allí cantaban los alabados. Y allí los oí y aprendí».
Adiós acompañamiento
ya se llegó la hora y tiempo
de que me vayan sacando”
“En mi familia ninguno fue penitente. Pero los respetaban”.
Un ave María Penitentes…
Los cantos de alabanza jugaron un papel muy importante para consolar a comunidades enteras en tiempos de adversidad, reflexiona el profesor Enrique Lamadrid. Este es uno de sus alabados favoritos:
Madre de Dolores
Madre de tormentos
Ay, dulce m adre
Que sentimiento.
“¿Quien es la madre del dolor? Cuál es la mother of pain? Los indios tienen la madre de los venados, la madre del maíz. Ahora entiendo que muchas culturas tienen también una madre del dolor, del sufrimiento. Todos tienen que enfrentarse con esa condición humana que es nuestra mortalidad. Y en nuestra cultura tiene nombre de mujer: la Lola, la Dolores, la madre de Dolores”.
Un Ave María Penitentes…
Si los Cantos de Alabanza suenan muy tristes, es porque ese es el temperamento que se ha enraizado en la cultura de la región de Río Arriba, dice el profesor Enrique Lamadrid.
“Yo lo llamo el sentimiento trágico de la vida… Yo lo aplico a Nuevo México. Si las tonadas suenan tan tristes casi todas es porque no usaron escalas, y en la música religiosa se usan los modos que suenan tristes, suenan muy antiguos porque eran las melodías populares. Como dice una oración mariana: “este mundo de Nuevo México es un valle de lágrimas”. En toda la época colonial lo fue”.
Viernes de la Luz…
Roberto Mondragón, veterano promotor de los cantos del Rio Grande del Norte, oriundo del pueblo de Antón Chico, dice que junto a las hermandades católicas florecieron también las hermandades obreras, las sociedades mutualistas, que cumplían con similares funciones de ayuda social y tenían sus propios rituales y celebraban sus propios cantos.
“La Sociedad de protección Mutua de Trabajadores Unidos. El que comenzó la organización se llama Celedonio Mondragón que en efecto era una unión para proteger a los trabajadores de las minas porque no les pagaban suficiente. Es la misma tarea que sigue ahora. Y también allí tenían sus cantos”.
Canto de alabado – sobre Jesús el Nazareno…
Pero al cambiar los tiempos han surgido también quienes aunque reconocen el espíritu comunitario de los Penitentes, cuestionan algunas de sus tradiciones. Por ejemplo, la de flagelarse, causarse dolor y daño, dentro de las cofradías, para practicar la penitencia.
A la profesora Brenda Romero, fundadora de etnomusicología en la Universidad de Colorado Boulder, le preocupa que siga practicándose la autoflagelación en su tierra de origen, en la región de Española, donde ahora vuelve a radicar.
“Algunas costumbres no nos ayudan como la mentalidad de Penitente. Son costumbres antiguas. Sé que son sagradas. Pero al mismo tiempo pueden ser opresivas. La gente tiene que salir de la mentalidad de ser pobre o ser triste. ¿Cómo salimos de esa mentalidad de ser triste? Eso es lo más difícil”.
Canto de alabado – sobre Jesús el Nazareno…
Junto a los Cantos de Alabanza de los Penitentes, están también los alabados de la iglesia católica tradicional.
El maestro músico Juan Ramón «Ray» Pérez, quien dirige el coro de la parroquia de San José en Albuquerque, es un veterano compositor de alabados.
“En veces se emociona uno mucho por ver que se hizo una cosa que honra al señor San José. Es una guía que podemos seguir su ejemplo. Yo creo que San José ha sido así, no nomás en el Señor, pero en el modo que a ha creado la parroquia de San José”.
Canto: Glorioso San José Patrón de los obreros…
Enséñalos a querer
Enséñalos a amar
San José el más justo
San José el más puro
San José el más obediente
Enséñalos a ser pacientes.
“No los hicimos con el intento de hacernos famosos ni creernos que somos mejor que nadie más. Se hizo en el espíritu de Dios”.
Señor ten piedad Ten piedad de nosotros…
«Ray» Pérez dice que con su música trata de inculcar en los miembros del coro un espíritu de servicio comunitario, desinteresado. Quien se suma al coro de alabados no busca la fama y el interés individual. El amor y el interés se fueron al campo un día: Pudo más el interés que el amor que te tenia (risitas).
“En veces vamos a un grupo, a un coro pensando que me voy a parar allá, todos van a cantar y me van a ver a mi sola cantando o solo cantando y no es así. Así te estas engañando, es el amor de Dios que tenemos, no el interés y en veces tenemos gente así. Al principio cuando empezamos, tal señor que tenía dos hijas, y como padre nosotros queremos que los hijos lo miren que les den golpe en el pecho y enseñar que pueden y tienen talento y se enojaban porque querían que cantaran solas y la iglesia no es para eso”
Un Ave María Penitente…
Con el tiempo y la labor organizativa, las hermandades de penitentes llegaron a convertirse en importante base de participación política y formar verdaderos bloques de votos en tiempos de elecciones, dice el profesor Enrique Lamadrid. Por eso se ganaron no sólo la exclusión de las jerarquías de la iglesia católica, sino a la condena de sus prácticas por parte de líderes políticos. Todo esto los obligó a operar en una semi clandestinidad.
Un Ave María Penitente…
Después de generaciones, de persecución y crítica, en 1948 la iglesia católica por fin se reconcilió con los Hermanos Penitentes y desde entonces ha reconocido formalmente las contribuciones y liderazgo de estas comunidades cristianas.
Según el profesor Lamadrid, al promover la unidad de la familia y el valor del sacrificio, estas fraternidades hicieron posible que en las épocas más difíciles los pueblos de la región supieran salir adelante.
“Hemos sobrevivido en Nuevo México, nuestra cultura, gracias a la fortaleza de nuestras familias… La gente no es que seamos tan tristes. El sufrimiento es también la solución. El dolor mismo es una especie de superación. El poder del lamento… El sentimiento trágico de los nuevos mexicanos se oye en la música”.
Espíritu Santo Penitentes…
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, Rubén Tapia.
Foto: Samuel Orozco.
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