Al cabo de dos semanas de crisis política y fiscal, el gobierno federal reabrió sus puertas y se elevó el tope de la deuda nacional. Muchos republicanos admitieron que fracasaron al no lograr anular o postergar la Ley de Atención Médica Costeable. Pero se trata de una tregua temporal, toda vez que demócratas y republicanos pusieron de inmediato en marcha una nueva batalla, no sólo por el déficit y el gasto público, sino por la agenda pendiente del presidente Barack Obama, incluida la reforma migratoria. José López Zamorano tiene mas detalles desde el Capitolio.
Se escucha la votación en la Cámara de Representantes…
Fue la crónica legislativa de un fracaso anunciado.
Se escuchan la lectura final del proyecto de ley…
Al cabo de un dramático juego de ping-pong político que se prolongó 16 días, el Senado y la Cámara de Representantes aprobaron reabrir el gobierno de inmediato, financiarlo hasta el 15 de enero y aumentar el tope de endeudamiento hasta el 7 de febrero.
John Boehner es el presidente de la Cámara de Representantes:
“Hicimos todo lo posible por llevarlos a la mesa a negociar pero ellos dijeron que no. Peleamos una buena batalla, simplemente no ganamos”, dijo el representante de Ohio.
La meta conservadora era prorrogar la nueva etapa de la ley de salud, pero sólo lograron un desplome de la popularidad de los republicanos, pérdidas por 24 mil millones de dólares e incertidumbre sobre la estabilidad del país. El presidente Obama dijo que no hay ganadores y emplazó a los conservadores a concentrarse en temas que unen a todos.
“Debemos arreglar el descompuesto sistema de migración. Si la Cámara Baja tiene ideas de cómo mejorar la iniciativa del Senado, escuchémoslas. Negociemos. Pero no dejemos que el problema se agrave, uno, dos o tres años. Se puede y debe hacer este año”, declaró en tono enérgico el mandatario.
La batalla presupuestal tuvo el efecto de profundizar las divisiones al interior del Partido Republicano, y desató una disputa entre los legisladores moderados y los ultra conservadores del Partido del Té. Devin Nunes es un republicano de California cercano a Boehner:
“Los conservadores saben cómo conservar. Cuando uno va y les dice a sus electores que va a deshacerse de Obamacare, eso es cosa de lunáticos”.
Su colega, el senador republicano de Arizona, John McCain coincidió con Nunes.
“Estamos viendo el fin de esta odisea agonizante a que sometimos al Congreso y al pueblo estadunidense. Es uno de los capítulos más vergonzosos que he visto durante mi tiempo en el Senado”, deploró McCain.
Sin embargo, para conservadores más duros como el senador de Texas, Ted Cruz, el desenlace no fue una derrota, sino un modelo para gobernar provocando crisis.
“Confío que con el tiempo el Senado seguirá el liderazgo de la Cámara de Representantes y escuchará al público… Ese es nuestro trabajo, esa responsabilidad. Este acuerdo es terrible para el pueblo de Estados Unidos”, declaró Cruz.
Casi medio millón de empleados federales regresaron el jueves a sus trabajos y se emitieron cheques de nómina a los 1.3 millones que laboraron sin salario. Los parques nacionales, museos, monumentos fueron reabiertos y la normalidad empezó a regresar a las calles y a los negocios de Washington, DC.
Nancy Pelosi, la líder de la minoría demócrata en la Cámara baja apeló públicamente a los conservadores a buscar un consenso:
“Puede que a los republicanos no les guste el gobierno, pero están aquí para gobernar y legislar, lo que significa hacer concesiones en lugar de ir de una crisis manufacturada a otra”
A puertas cerradas en el Capitolio, los negociadores demócratas y republicanos del Senado y de la Cámara de Representantes reanudaron las negociaciones para un pacto económico. La gran interrogante es saber si el clima de polarización política resultante de la crisis es el más apropiado para lidiar con temas divisivos como la reforma migratoria.
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, reportó José López Zamorano.