De La Redacción
Las primarias en Nueva York concluyeron ayer sin muchas sorpresas, aunque con algunas decepciones e irregularidades. Los candidatos punteros de ambos partidos en la contienda se llevaron la victoria con facilidad, como se esperaba.
Por el lado republicano, Donald Trump, que era el favorito en las encuestas en esta ciudad, a pesar de las recientes derrotas y el repunte que venía experimentando su oponente y correligionario, Ted Cruz (14.5%), ganó a éste con un margen de unos 50 puntos (60.4 %), dejando a Joh Kasich en segundo lugar (25.1%).
Los demócratas por su parte le dieron el triunfo a la ex Secretaria de Estado, Hillary Clinton (58%), con una ventaja de casi 30 puntos sobre su único oponente, Bernie Sanders (42%), quién había movilizado enormes contingentes de simpatizantes. Pero la victoria de Clinton era de esperarse, pues los neoyorquinos le habían dado ya el triunfo en dos ocasiones como senadora de Nueva York. The New York Times, menciona por ejemplo que esta victoria de Clinton desnuda las limitaciones de Sanders, que apela a los jóvenes y blancos mayormente.
Sin embargo, el proceso no estuvo exento de irregularidades y de reglas que terminaron limitando la participación de muchos electores, que presumiblemente habrían votado por Sanders, lo cual provoc´alguna frustración en el precandidato. Y es que las reglas del Partido Demócrata establecen que para votar en sus primarias los electores afiliados a otros partidos deben afiliarse al Partido Demócrata con meses de anticipación, a diferencia de los republicanos, cuyos electores ajenos pueden afiliarse a ese partido el mismo día de la elección.
De esta suerte, a muchos jóvenes del Partido Independiente que habían sido atraídos por el discurso populista de Sanders y sobre la revolución democrática y otras ideas, se les negó la posibilidad de votar por él porque no se afiliaron a tiempo al Partido Demócrata. Y también se reportó que unos 125 mil electores fueron borrados del padrón electoral en el distrito que abarca a Brooklyn, el condado que vio nacer a Bernie Sanders.
Analistas políticos coinciden sin embargo en que estos electores que no pudieron sufragar por Sanders no habrían evitado el triunfo arrollador de Hillary Clinton, quién aventaja a Sanders en el número de votos directos y de delegados. Clinton lleva mil 424, a los que se le añaden 469 de los llamados superdelegados, que pueden no obstante cambiar de opinión y de candidato. Y Sanders, con mil 149 delegados y 31 superdelegados, de los 2 mil 383 necesarios para alcanzar la nominación de este partido.
No obstante, la victoria de Clinton no asegura todavía su nominación, pues faltan todavía varias elecciones primarias, principalmente California, el premio mayor, con 546 delegados en juego, y Pensilvania con 210, entre otras elecciones importantes. Lo cierto es que a estas alturas del proceso electoral los candidatos suelen tener amarada ya la nominación de su partido, cosa que no sucedió aun en esta primaria, aunque los ganadores se aproximaron bastante al objetivo.
En cuanto a los republicanos, Trump necesitaba una gran victoria para revertir casi un mes de retrocesos en la carrera de delegados y para calmar las historias sobre el trastorno en su campaña. Él ha denunciado un manejo desaseado y corrupto en la cúpula de su partido, que intenta descarrilar su nominación.
Se sabe que Trump ha contratado a expertos y reorganizado parcialmente su equipo de campaña, provocando la especulación del público sobre conflictos internos que pudieran conducir a una ruptura del Partido Republicano. Pero Nueva York le entregó a Trump su margen de victoria más grande de la campaña, y alejó más al senador Ted Cruz, su rival más cercano en la carrera por los delegados, dejando a su vez en un distante tercer lugar a John Kasich. En términos de delegados Trump lleva en su cuenta 845 delegados, contra 559 de Cruz, y 147 de Kasich.
La Convención Nacional Republicana se celebrará del 18 al 21 de julio en Cleveland, Ohio, mientras que la Convención Nacional Demócrata tendrá lugar del 25 al 28 de julio en Filadelfia, Pensilvania.
Así quedaron las cosas tras la primaria de Nueva York■