Una caravana de más de 9 mil hondureños que marchaban al norte buscando refugio en Estados Unidos fue dispersada violentamente por fuerzas de seguridad a su paso por Guatemala. El uso de la fuerza policial contra la multitud que incluía mujeres y niños generó la condena de grupos derecho humanistas y roces diplomáticos entre ambos países centroamericanos. Aunque la caravana fue disuelta, algunos migrantes siguieron su camino hacia la frontera de México. Desde la ciudad de Guatemala reporta María Martin.
Eran como nueve mil hondureños. Muchos de ellos hombres, mujeres, y familias enteras con niños pequeños. Algunas mujeres empujando carruajes con infantes. Pero también había ancianos en sillas de ruedas. Salieron de la ciudad de San Pedro Sula, en Honduras, la semana pasada, para buscar refugio en Estados Unidos.
Una mujer llevaba un rótulo donde escribió estas palabras: “No busco el sueño americano, quiero salir de la pesadilla que es Honduras”. Esto dijo cuándo un puñado de policías los intentó detener a su paso por Guatemala.
“Que se pongan la mano en la consciencia, que nosotros lo que vamos es a luchar, y no queremos quedarnos aquí en Guatemala. Queremos pasar para la frontera de Estados Unidos”
Sin embargo, la caravana logró entrar a territorio guatemalteco porque eran demasiados para ser contenidos por los guardias fronterizos.
Pero millas más adelante, en la comunidad de Vado Hondo, provincia de Chiquimula, los esperaban cientos de policías y militares con equipos antimotines. En varias ocasiones atacaron a los migrantes con escudos, bombas lacrimógenas y palos.
Hubo varias confrontaciones dejando heridos en ambas partes. El lunes, el gobierno de
Guatemala anunció que habían detenido a los migrantes, y que la mayoría habían sido regresados a Honduras. Varios de ellos fueron puestos en cuarentena porque dieron positivo al Covid-19. Sin embargo, algunos siguieron camino a la frontera sur de México, a pesar de que el gobierno mexicano declaró que no los dejara entrar a su territorio.
Algunos analistas acusan al crimen organizado y provocadores de estar detrás de la organización de la caravana. El sacerdote católico hondureño, Ismael Moreno, popularmente conocido como Padre Melo, tiene otra opinión:
“No tiene nada que ver con organización ni organización criminal o de gente interesada en extorsión o en manejar la situación o desestabilizar gobiernos. La razón fundamental es el hambre, con los huracanes, pero también con la pandemia la situación de la población ha empeorado. Miles de personas se han quedado sin empleo y sin vivienda, y sin ninguna oportunidad de salir adelante”
Es por eso que estas familias hondureñas buscan llegar a Estados Unidos, a pesar de que funcionarios del nuevo gobierno, advirtieron no ser elegibles para una reforma migratoria, y que los cambios al asilo político no serían rápidos. Además, tienen una propuesta para invertir recursos en Centroamérica. Pero mientras esto se concreta o son sólo palabras, los obstáculos para huir al norte son cada vez más complicados para estas familias pobres, dice el padre Melo.
“El muro ya dejó de estar en el territorio mexicano. El muro se estableció a unos pocos kilómetros del territorio guatemalteco en la frontera con Honduras”
A raíz de la represión, los gobiernos de Honduras y Guatemala intercambiaron acusaciones diplomáticas aunque ambos, involucrados en escándalos de violencia y corrupción, poco hacen para ayudar a sus representados.
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, desde Guatemala, María Martin.
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