De la redacción
Parece que la pandemia de Covid-19 vino a ser una providencial coartada para que el presidente Trump continúe su interminable campaña electoral con ataques a la inmigración. Como es su costumbre, a través de un tuit la noche del lunes anunció que cerraría la frontera a los inmigrantes e inmediatamente después se lanzó a detener la emisión de tarjetas de residencia, o Green Cards, lo que dificultaría a muchos inmigrantes reunirse con sus seres queridos o trabajar en Estados Unidos.
Luego de que grupos empresariales explotaran con ira la amenaza del presidente Trump de cerrar la frontera y suspender las ‘tarjetas verdes’ para inmigrantes, con temor también a perder el acceso a mano de obra extranjera, buena y barata, Trump dio marcha atrás y retiró sus planes de suspender los programas de trabajadores huésped.
(Un artículo de último momento en Los Angeles Times, fechado hoy miércoles a las 5 pm, tiempo del Pacífico, despues de publicada nuestra nota, reporta que Trump firmó hoy una orden para cerrar la frontera a la migración, pero que no incluirá restricciones a los nuevos poseedores de tarjetas verdes, o Green Cards).
El presidente había anunciado que hoy miércoles entraría en vigencia una suspensión temporal de dos meses para las green cards, a fin de proteger el trabajo de millones de estadunidenses, dijo, que vienen a quitárselo los inmigrantes, sobre todo ahora que la pandemia del coronavirus ha enviado a tantos a las filas del desempleo. Esto resulta falso, porque dicho mantra de campaña oculta la realidad de los bajos salarios y el trabajo duro que «los estadunidenses» no quieren hacer, en legítimo derecho a negarse a ser explotados económicamente.
Y como dijimos ayer en este mismo espacio, Trump además oculta la vital aportación no sólo de la mano de obra de los inmigrantes sino la económica también; al seguro social, que agotará sus recurso en 2034 y no sobreviviría sin las decenas de miles de millones de dólares anuales de dichos inmigrantes, y al Medicare, entre otras de las instituciones vitales de este país. Eso, sin contar las aportaciones en el terreno de la cultura, el arte, la ciencia y la educación, entre otros rubros.
Además, como hemos reportado en otras oportunidades en estas páginas, los buenos salarios de los estadunidenses se han mantenido gracias a la explotación económica que históricamente se ha ejercido contra los inmigrantes, manteniéndolos en una subcategoría de residentes permanentes pero no ciudadanos, o de plano de “ilegales”; para negarles sus derechos civiles, como el de votar, laborales y en no pocas ocasiones hasta humanos.
Escuche una interesante entrevista con la autora de “¡Nos quitan nuestros trabajos!”, Aviva Chomsky, realizada por María Eraña en 2019 en nuestra red nacional de emisoras de radio pública latina, Radio Bilingüe. En en este incisivo análisis la prestigiada académica desmonta 20 de los más recurrentes mitos sobre la inmigración, y sobre todo acerca de los inmigrantes indocumentados.
Por eso, para las familias que han esperado tantos años y gastado tantos miles de dólares en ayuda legal para reunirse con sus seres queridos, o empresas que dependen de los trabajadores inmigrantes, y universidades que reclutan estudiantes de otros países con la promesa de empleos bien pagados, etcétera, todos se pusieron nerviosos con el tuit de Trump, dice la prensa.
La medida es falsa o busca distraer, o como dijo esta mañana a la televisión la líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, la californiana Nancy Pelosi. Porque el otro argumento que esgrimió Trump para cerrar la frontera a los inmigrantes fue el de proteger a los estadunidenses de las infecciones de coronavirus que vienen del extranjero. Como si hiciera falta que el virus viniera de afuera, cuando este es el país con el mayor número de infecciones de Covid-19 en el mundo. Quizás los que se estarían protegiendo de ser infectados con la medida serían más bien lo migrantes.
Hoy The New York Times reporta que “Si bien numerosos estudios han concluido que la inmigración tiene un efecto general positivo en la fuerza laboral y los salarios de los trabajadores estadunidenses, Trump ignoró esa investigación el martes e insistió en que los ciudadanos estadunidenses que habían perdido sus empleos en las últimas semanas no deberían tener que competir con los extranjeros cuando se reabra la economía.
Por cierto que William Barr, quien dejó de ser muy pronto abogado y el Fiscal General de Estados Unidos para convertirse en el reparador de daños, el fixer de Trump, acaba de anunciar una sombría amenaza de demandar a los estados que se nieguen a reabrir la economía. Es decir, que no cumplan con los caprichos de Trump para volver a abrir los negocios, las escuelas, los estadios deportivos, los salones de belleza y los negocios de tatuajes, así como los espacios para conciertos masivos, etcétera.
“Sería incorrecto e injusto que los estadunidenses despedidos por el virus –como si el virus despidiera empleados- sean reemplazados por nuevos trabajadores inmigrantes que llegan desde el extranjero. Primero debemos cuidar al trabajador estadunidense”, tuitio Trump. “Ayudaremos a que los estadunidenses desempleados sean los primeros en la fila de empleos a medida que Estados Unidos se reabre”, reportó el Times.
Los abogados del Departamento de Justicia, dijo la fuente, aún estaban estudiando si el presidente tenía “la autoridad legal para suspender unilateralmente la emisión de tarjetas de residencia, una orden que sorprendió a los funcionarios del Departamento de Defensa y del Departamento de Seguridad Nacional, según personas con conocimiento del anuncio”.
La decisión de no bloquear los programas de trabajadores invitados, que proporcionan visas específicas para trabajadores de tecnología, trabajadores agrícolas y otros, “es una concesión a los grupos empresariales, que asaltaron la Casa Blanca el martes”. Jason Oxman, presidente del Consejo de la Industria de la Tecnología de la Información, un grupo comercial, dijo en una declaración anterior que «Estados Unidos no se beneficiará con el cierre de la inmigración legal»■