Marco Vinicio González
Mientras la Organización Mundial de la Salud (MOS) anunciaba el 23 de julio una «emergencia de salud pública» internacional, por la presencia de 25 mil casos de viruela del mono, Estados Unidos, con unos 6 mil casos desde principios de mayo a la fecha, planea declarar una “emergencia sanitaria”. Esta designación liberaría fondos de emergencia y eliminaría algunos obstáculos burocráticos, pero muchos expertos temen que la contención ya no sea posible.
Hasta el jueves se habían registrado estos casos en casi todos estados del país (44), excepto en dos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Hace casi una semana eran sólo 14 estados y Washington, D.C., con nuevos casos informados que aumentaron a 154 el 20 de julio, a un promedio de 279 por semana hasta el 3 de agosto.
En este contexto, la escasez de vacunas para combatir un brote de viruela del mono, de rápido crecimiento, se debió en parte a que el Departamento de Salud y Servicios Humanos “no habría solicitado las vacunas», desde la aparición de los primeros casos, ni “que se embotellara la existencias que ya poseía para su distribución”, según dijeron a The New York Times varios funcionarios de la administración familiarizados con este asunto.
La administración Biden ha estado bajo una intensa presión de activistas y expertos en salud pública para actuar de manera más agresiva en el combate al brote de viruela del mono. Pero los altos funcionarios federales de salud hasta ahora se han resistido a declarar una emergencia. Según la fuente, el secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS), Xavier Becerra ha dicho repetidamente estarlo considerando.
No obstante, trascendió que cuando el gobierno federal hizo sus pedidos, el fabricante de la vacuna con sede en Dinamarca, Bavarian Nordic había reservado entregas para otros clientes y por tanto no pudo hacer el trabajo durante meses, dijeron las autoridades, a pesar de que el gobierno federal habría invertido más de mil millones de dólares en el desarrollo de vacunas.
En tanto, California declaró estado de emergencia a medida que se propaga la viruela del mono, convirtiéndose en el tercer estado, junto con Illinois y Nueva York que han emitido declaraciones de emergencia en la última semana, al igual que las ciudades de San Francisco y Nueva York.
El gobierno ahora está distribuyendo alrededor de 1 millón 100 mil dosis, o menos de un tercio de los 3.5 millones que los funcionarios de salud ahora estiman que se necesitan para combatir el brote. Y “no esperan la próxima entrega, de medio millón de dosis, hasta octubre”. La mayoría de los otros 5.5 millones de dosis que Estados Unidos ordenó no se entregarán hasta el próximo año, según dijo HHS•