Maribel Hastings
America’s Voice, Washington, DC
El extremismo volvió a prevalecer tras el triunfo de Donald Trump. La interrogante es si los votantes creen que tiene madera y liderazgo para enfrentar al nominado o la nominada demócrata el 8 de noviembre. Por el bando demócrata, el senador de Vermont, Bernie Sanders también ganó ante Hillary Clinton, pero la duda es si él es presidenciable, si apela a los sectores electorales que requiere para ganar una elección general, sobre todo las minorías.
El ex gobernador de New Hampshire, John Sununu, alguna vez dijo que Iowa pizca maíz y New Hampshire presidentes, aunque los resultados de esta primaria no suponen necesariamente que Trump y Sanders vayan a ser los nominados.
Mientras los bofetones al establishment de los dos partidos continuaron en New Hampshire, los «casi ganadores» republicanos narran una batalla a muerte entre los extremistas y los precandidatos tradicionales que buscan ser la alternativa al extremismo de Trump o Cruz y la posibilidad real de competir efectivamente por la Casa Blanca en noviembre.
El gobernador de Ohio y miembro de la élite del Partido Republicano, John Kasich se alzó en el segundo lugar con un mensaje más centrista y conciliador. Pero otro extremista, el senador texano, Ted Cruz, ocupó el tercer lugar.
La sorpresa de la noche fue el ex gobernador de La Florida, Jeb Bush, a quien muchos daban por descontado.
Su hasta ahora cuarto puesto, así como sus arcas lo mantienen en la contienda camino a primarias y asambleas que pueden favorecerle, un tanto difícil Carolina del Sur, quizá mejor en Nevada.
El senador de La Florida, Marco Rubio, casi empatado con Bush en el cuarto lugar, no tuvo su mejor noche.
La prueba de fuego para Sanders se aproxima en Carolina del Sur, donde la composición demográfica es diferente a Iowa y New Hampshire, y donde los electores afroamericanos, tradicionalmente fieles a los Clinton, serán cruciales. Y en la próxima escala en Nevada, que celebra su asamblea electoral demócrata el 20 de febrero, los votantes latinos jugarán un papel importante. ¿Podrá competir Sanders contra Clinton por el voto de las minorías?
Por otra parte, la asamblea electoral republicana de Nevada es el 23 de febrero y el factor latino promete jugar un papel importante.
Trump se reivindicó en New Hampshire, pero su extremismo, su retórica incendiaria y su falta de propuestas no lo hacen un candidato viable para apelar a todos los sectores electorales que ha ofendido.
Kasich y Bush, segundo y cuarto lugar (hasta ahora), respectivamente, se presentan como las alternativas viables para atraer votos de los sectores requeridos para recuperar la Casa Blanca.
Bush tendría mejores posibilidades aunque Rubio se recupere en el camino.
Bush es el precandidato «hispano» por asociación y sería más efectivo que Rubio en pelear por el voto latino contra el nominado o la nominada demócrata.
Fue gobernador de La Florida, estado vital en la elección de noviembre; está casado con una mexicana y conoce al sector electoral mexicoamericano, que es el mayor porcentaje entre los votantes hispanos; tiene una buena relación con los puertorriqueños que constituyen un sector electoral de peso en La Florida. Su hermano, George W. Bush fue un presidente popular entre los votantes hispanos; y en materia migratoria, aunque ahora habla de una vía a la legalización y no necesariamente a la ciudadanía, Bush ha sido el único republicano en no dar reversazos drásticos. Tampoco aboga por muros, deportaciones masivas, ni ha recurrido a una retórica divisiva.
Un sector republicano cree que Rubio, por ser de origen cubano, competiría efectivamente por el voto latino a nivel nacional. Yo no estaría tan segura.
Sí, Rubio representa un estado oscilante como La Florida, que Barack Obama ganó en 2008 y en 2012, y que podría inclinarse hacia su senador, aunque el escenario no toma en cuenta el efecto que tendrá en La Florida el voto puertorriqueño concentrado en el corredor I-4, al centro del estado. Mientras más arriban a La Florida central procedentes de Puerto Rico, más optan por registrarse como no afiliados a ningún partido, convirtiéndose en un voto oscilante en un estado competitivo.
La pregunta obligada es si Rubio puede apelar a votantes hispanos a través del país, considerando que son mayormente mexicoamericanos y que Rubio no se ha hecho un favor a sí mismo, renegando de la reforma migratoria amplia que alguna vez apoyó. Rubio aboga ahora por la trillada seguridad fronteriza primero y luego por una reforma migratoria por partes.
¿Cómo votarían los hispanos en estados cruciales para la general como Nevada, Colorado, Nuevo México si Rubio es el nominado republicano? No creo que vayan a preferir al republicano Rubio especialmente si Clinton es la nominada demócrata.
Bush sería otra historia y también colocaría a La Florida en juego obligando a los demócratas a buscar triunfos en el Oeste del país para compensar por el estado del Sol.
New Hampshire deja claroscuros. Perpetúa la incertidumbre en el bando republicano. Lo único claro es que rumbo a noviembre y ante un electorado desafecto, los demócratas tienen que invertir en el registro y la movilización de los votantes, sobre todo latinos. Cuando no lo han hecho, las lecciones han sido amargas. Y en guerra avisada no muere gente.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice