Los votante latinos son el problema de Joe Biden, aunque quizás también su solución. Foto: https://www.california-mexicocenter.org.

De la redacción

Los demócratas no pueden dar por hecho que para noviembre tienen a los votantes latinos en el bolsillo, pues como se sabe, en el pasado un 40 por ciento apoyó, primero a Reagan y más tarde a George W. Bush. Y a pesar de la retórica de odio antinmigrante de Trump hacia los latinos, éstos lo apoyaron en 2016 con un 28%.

El voto latino juega un papel importante en estas elecciones 2020, ‘existenciales’ para Estados Unidos, y opacadas ya con la abierta amenaza de Trump para desconocerlas si él no las gana; pues se ha desenmascarado al declarar que necesita nombrar un juez conservador en la Suprema Corte de Justicia para llenar el enorme hueco que dejó con su muerte la jueza Ruth D. Ginsburg, y que una mayoría conservadora en ese máximo tribunal le permita gobernar indefinidamente.

Los demócratas dicen contar con los latinos para ganar la Casa Blanca el 3 de noviembre, pero es posible que se lleven una sorpresa, luego de que a 40 días de la elección presidencial de 2020 un gran porcentaje de latinos se quejan de no haber sido contactados todavía por las campañas demócratas en los estados.

“La campaña de Trump comenzó a publicar anuncios en español en La Florida tres semanas antes que la del Sr. Biden y tiene una campaña agresiva con 16 oficinas que se enfocan en atraer a los votantes hispanos en La Florida, Arizona, Texas y Nevada. Si el señor Biden no dedica más tiempo, dinero y organización a ganar al menos tantos votantes hispanos como lo hicieron Hillary Clinton y Barack Obama, puede ver frustradas sus esperanzas de convertirse en presidente», dijo Linda Chávez en un artículo de opinión en The New York Times.

Chávez es actualmente directora de la Iniciativa Becoming American, y una de las principales asesoras del Centro Niskanen, que promueve la participación directa en el proceso de formulación de políticas públicas. “Aunque he sido conservadora la mayor parte de mi vida, no voté por Donald Trump en 2016 y tampoco lo haré este año. Pero entiendo por qué su tipo de populismo y atractivo para los votantes religiosos ha tocado la fibra sensible no sólo entre los votantes blancos y los evangélicos, sino también entre los hispanos, que probablemente constituirán el 13% de los votantes en noviembre”.

Si bien la mayoría de los latinos vota habitualmente por los demócratas, durante casi cinco décadas una minoría considerable ha votado sistemáticamente por el candidato republicano en las elecciones presidenciales. En 1972, un tercio de los mexicano-estadunidenses votaron por Nixon. En 1984, el 40% votó por Reagan y por George W. Bush en la misma proporción. Y en 2016 el 28% lo hizo por Trump, a pesar de su lenguaje abiertamente racista y antimexicano. Las encuestas ahora sugieren que no sólo ha mantenido en gran medida su apoyo entre los latinos en todo el país, sino que ha aumentado en estados clave.

Una encuesta de NBC News / Marist, muestra que en La Florida Trump lidera a Joe Biden entre los votantes latinos con un margen de 50% a 46%; en Texas este apoyo alcanza casi el 38% y en Arizona el 29%. Y según el Centro de Investigación Pew, basado en datos del Censo, la mayoría de los votantes (55%) son blancos no hispanos, mientras un respetable 22% son latinos.

Por eso, como dijimos aquí hace un par de días, existe preocupación en el liderazgo latino por el escaso acercamiento de la campaña demócrata a este creciente bloque de electores, que se ha posicionado hoy por hoy como la segunda fuerza electoral del país, demográficamente hablando.

Cabe señalar que de acuerdo con Pew, entre los diversos grupos demográficos “los hombres hispanos son más propensos que las mujeres a apoyar a Trump, como lo ha venido haciendo casi el 46% de estos en Texas, y el 42% en Arizona.

Respecto al primero, véase el siguiente estudio sobre los votantes texanos y los votantes latinos de Texas, realizado el 17 de agosto de 2020.

Los republicanos saben que cuando más personas votan, pierden. Es por eso que prefieren evitar que la gente vote por completo. Ahí están las tácticas de supresión del voto de las minorías que Trump y los republicanos se han encargado de “refinar”, con ayuda de cortes conservadoras.

Como se sabe, a principios de este mes la Corte de Apelaciones del Undécimo Circuito de Estados Unidos dictaminó que La Florida puede exigir a las personas con condenas por delitos graves que paguen multas y tarifas antes de que se restablezcan sus derechos de voto, a pesar que la Enmienda 4 reformó la leye del ramo en 2018 para permitir el voto a los expresos condenados por faltas graves, con excepción de asesinatos y crímenes sexuales. Algunos han llamado a esta forma de supresión del voto “un impuesto de capitación moderno”.

Por otro lado, el sistema de correos ha persistido en hacer más lenta la entrega de la correspondencia hasta estos últimos días de septiembre, a pesar de que el Director General, Louis DeJoy declaró bajo juramento que evitaría estas tácticas. Según datos de The Upshot, alrededor de 54 mil envíos diarios de correo de primera clase muestran retrasos inusuales.

Y es que la entrega del correo comenzó a ralentizarse en julio, con el inicio de nuevas políticas destinadas presuntamente a hacer “más eficiente” el Servicio Postal. Pero después de aparentes mejoras a fines de agosto, “la proporción de correo de primera clase, como cartas y postales, que llega tarde, volvió a aumentar en las dos primeras semanas de septiembre”.

Y por último, están también las muchas formas de supresión del voto de los republicanos, incluido el Gerrymandering, que hemos documentado oportunamente en este espacio informativo.

Así que el liderazgo latino exige una mayor atención de los demócratas hacia el electorado latino, si quieren que esta creciente fuerza electoral les ayude a ganar la Casa Blanca■