De la redacción
Los partidos políticos, pero sobre todo los republicanos han venido practicando en las últimas décadas diversos métodos de supresión del voto, como la manipulación de líneas de distrito, o Gerrymandering, la purga del padrón electoral, la reducción de días para votar por adelantado, la eliminación de casillas, el requisito de una identificación oficial con fotografía, entre los más comunes.
El poder político de los estadunidenses podría determinarlo las elecciones del 2020, pero no tanto las presidenciales, sino los miles de escaños legislativos ganados en los estados de todo el país, apoyados en el conteo del censo 2020.
Por eso es que vale la pena señalar algunos esfuerzos que se han anunciado para enfrentar estas calamidades, que golpean principalmente a las minorías étnicas y raciales en Estados Unidos. Léase: latinos, negros y pobres.
Uno de dichos esfuerzos lo encabezan por ejemplo el exalcalde de Los Ángeles, California, Antonio Villaraigosa, y el empresario Fernando Espuelas, quienes a principios de semana anunciaron el lanzamiento de un Comité de Acción Política para impulsar el voto latino y poder derrotar al presidente Trump en las presidenciales de noviembre.
Como se ha reportado ampliamente en este espacio informativo, desde por lo menos la reelección de Obama, y con mayor claridad estadística en las elecciones de medio término, los jóvenes latinos han venido jugando un papel crucial en las elecciones.
En estos tiempos en que el país enfrenta serios peligros que emanan de la Casa Blanca, y en medio del juicio de destitución de su inquilino, el referido comité de acción política, conocido también como “American Latinos United” (Latinos Estadunidenses Unidos, o ALU), se ha dado a la tarea estratégica de recuperar el voto de los latinos que sufragaron en 2016 por Trump. Quieren disminuir una tercera parte de los votantes latinos que se inclinaron por el actual presidente.
Un estudio reciente del Centro de Investigación Pew sostiene que del universo de electores latinos habilitados para votar en 2016, los estados que contaron con la mayor proporción de electores latinos fueron Nuevo México (40.4%); Texas (28.1%); California (28%); Arizona (21.5%); Nevada (17.2%); Colorado (14.5%) y Nueva York (38%).
Y hay desde luego otros estados donde esta proporción es mucho menor, pero sin olvidar que su voto puede ser decisivo cuando las contiendas locales son muy reñidas; y también hay que tener en cuenta que las elecciones presidenciales las decide un “obsoleto” Colegio Electoral y no el voto del elector, como se esperaría que ocurriera en una democracia representativa.
Así que las elecciones legislativas tendrán un papel crucial en la creación de nuevos distritos electorales para determinar el número de representantes que los estados envíen al Congreso federal; y el conteo del censo 2020 tendrá también un papel muy importante. Por ejemplo, “si un partido político puede ganar el control de esas cámaras legislativas estatales ahora, podría atraer distritos electorales para aumentar sus posibilidades en futuras elecciones”, dice Los Angeles Times:
“La contienda del 2020 es la elección principal cuando se trata de redistribuir distritos, porque es la elección que establecerá a los protagonistas que harán la redistribución de distritos en 2021″, dijo a la fuente Wendy Underhill, directora de elecciones y redistritación para la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales.
Vale señalar que los votantes elegirán a más de 5 mil legisladores estatales en 35 estados que desempeñarán un papel importante en la elaboración o aprobación de nuevos mapas para los distritos del Congreso o de las cámaras y los Senados estatales, así como a 8 gobernadores que podrían promulgar o vetar esos mapas.
Por lo pronto, el periódico La Opinión de Los Angeles afirma por su parte que ALU, “enfocará buena parte de sus esfuerzos en Arizona, La Florida, Carolina del Norte, Michigan, Pensilvania y Wisconsin, cuyas delegaciones al Colegio Electoral pueden resultar cruciales en noviembre”.
Y en un comunicado, ALU señala que “Trump captó alrededor del 30% del voto hispano en 2016”. Pero que si queda por debajo de ese umbral en 2020, “los estados en disputas clave estarán fuera de su alcance”.
Hay sin embargo estados para los que en 2020 no tendrá tanta importancia la redistribución de los distritos. Tal es el caso de California, con el mayor número de electores latinos, que “utilizará una comisión de 14 ciudadanos… así como otros empleados federales y estatales, funcionarios de partidos políticos, miembros del personal de campaña, cabilderos y grandes donantes políticos para dibujar sus distritos legislativos estatales y para el Congreso federal después del censo de 2020”, sostiene Los Angeles Times.
Se esperaba que Michigan sea “un gran campo de batalla” para la redistribución de distritos en las elecciones legislativas de 2020. Pero, agrega, “una medida de votación aprobada en 2018 por los votantes creó una comisión independiente para manejar la tarea que anteriormente había sido dominio de la legislatura y del gobernador. El proceso de Michigan ahora es similar al de California”.
Otros estados con comisiones de redistribución de distritos independientes incluyen Arizona, Colorado, Hawái, Idaho, Montana, Nueva Jersey y Washington.
Missouri y Pensilvania utilizan comisiones independientes sólo para los distritos legislativos estatales, no los del Congreso, por lo que las elecciones de 2020 aún pueden tener un impacto en la redistribución de distritos en esos estados.
“Y aunque no es probable que los republicanos pierdan su control sobre la legislatura de Missouri, los demócratas están montando un desafío para el actual gobernador republicano este año”, concluye la fuente■