Un peligroso fenómeno antidemocrático recorre el país y está empujándolo al borde del precipicio, con de catastróficas consecuencias que podría durar la próxima década. Todos lo conocen como gerrymandering, o la manipulación de distritos electorales con fines partidistas. Y aunque existen remedios, cada vez más escasos, por cierto, la Corte Suprema de Justicia ha venido jugando un papel que facilita a los republicanos la defensa de mapas de distritos electorales racialmente discriminatorios.
De la redacción
Los mapas del Congreso sirven principalmente, y quizás hoy más que nunca, para calcular qué partido controlará la Cámara de Representantes, donde los demócratas ahora tienen 221 escaños frente 213 de los republicanos. En los 12 estados que completaron recientemente su nuevo mapeo, o rediseño de líneas distritales, aberraciones como perder escaños en estados donde su población y el registro de votantes crecieron, dieron ventaja a los republicanos en Iowa, Carolina del Norte, Texas y Montana, y los demócratas la perdieron en distritos de Carolina del Norte y Iowa.
A estados con historial racista o de discriminación de votantes la Corte Suprema los obligó una vez a pedir permiso antes de intentar un nuevo mapeo, pero luego en una decisión de 2013 el máximo tribunal levantó este requisito para dichos estados republicanos, la mayoría de ellos en el sur, en el caso del condado de ‘Shelby contra Holder’. Más tarde, en 2019, en el caso ‘Rucho v. Causa Común’ también dictaminó que «todos los casos de gerrymandering puramente partidistas se decidieran en los tribunales estatales, dice el Centro por la Justicia Brennan
En un nueva investigación, reveló que entre el 1 de enero y el 14 de julio de 2021 se habían introducido más de 400 proyectos de ley, “que incluyen disposiciones que restringen el acceso al voto en 49 estados”. Durante ese mismo tiempo, agrega, 18 estados han promulgado 30 leyes que dificultan el voto de las personas de las inorías. “Las leyes dificultan la votación por correo y la votación anticipada, imponen estrictos requisitos de identificación de votantes y hacen más probable la purga de electores elegibles del padrón electoral estadunidense.
En cuanto a los latinos, éstos han sido una de las poblaciones más afectadas por el gerrymander republicano. Por ejemplo, en 2020 los latinos ocuparon tan sólo el 1 por ciento de todos los cargos de elección popular a nivel local y federal, a pesar de ser uno de cada cinco habitantes (18%) de la población del país según el Censo 2021. Además, esta comunidad contribuyó en más de la mitad del crecimiento poblacional del país entre 2010 y 2020; o sea, un aumento de 11.6 millones de personas en sus poblaciones: muchísimo más que cualquier otro grupo étnico en términos absolutos.
Actualmente los latinos son pues el grupo minoritario más grande en 21 estados y, en California y Nuevo México, ya superaron a la población blanca no latina y se convirtieron en el grupo demográfico más grande del estado. Se prevé que muy pronto pasará lo mismo en Texas, dice la fuente. Por tanto, el crecimiento de la comunidad latina y la mayor diversidad étnica del electorado impulsarán varias batallas legales y políticas en torno al proceso de distribución de distritos para el cicolo 2021-22.
Desde la última vez que se trazaron distritos hace una década la población estadunidense creció casi 20 millones y el electorado se fue haciendo cada vez más diverso, transformado el panorama político de la nación; y desde 2011 a la fecha la cantidad de votantes elegibles en las comunidades negras, latinas y asiático estadunidenses se han incrementado a un ritmo extraordinario. Por ejemplo, actualmente los ciudadanos latinos son responsables del 40 por ciento de aumento de los votantes elegibles en el país.
Ahora bien, por primera vez en 50 años el proceso de distribución de distritos se llevará a cabo sin algunas protecciones clave de la Ley de Derecho al Voto, que gracias a lso republicanos duerme el sueno de los justos atorada en el Senado, y como un mal presagio, un fallo de 2019 de la Corte Suprema ha abierto la puerta a una manipulación de distritos partidista aún más agresiva para los ciclos electorales de 2022 y 2024.
En un esfuerzo que podría distorsionar nuestra democracia durante la próxima década, al igual que los mapas dibujados con sesgo partidista después del censo de 2010, apoyados por la Suprema Corte las legislaturas estatales republicanas sesgaron las elecciones en 2012, 2014, 2016, 2018 y en 2020.
¿Qué pasará en California, Carolina del Norte, Georgia, Ohio, Texas y eventualmente otros estados?
Noticiero Latino pondrá foco a este asunto crucial para la democracia de Estados Unidos, al que irá observado y analizado en sus distintas plataformas en los días por venir.
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