De la redacción
La administración Trump podría revocar formalmente hoy miércoles la autoridad de California para establecer reglas de emisiones de automóviles más estrictas que las normas federales para combatir el cambio climático, lo que refleja el escepticismo de Trump ante el consenso científico acerca del calentamiento global causado por el hombre.
El gobierno de Trump planea debilitar los estándares de emisiones de automóviles en todo el país, y como hemos dicho oportunamente aquí, ya ha revertido las reglas que rigen las plantas de energía que queman carbón, y desmantelado las restricciones a las compañías de energía que generan las fugas de metano, un poderoso gas de efecto invernadero.
Como se sabe, la lucha contra la contaminación provocada por las emisiones a través del tubo de escape de los transportes motorizados, que es la mayor fuente de emisiones de los referidos gases de efecto invernadero en Estados Unidos, ha sido el distintivo de California para intentar frenar el calentamiento global. Pero este miércoles la Agencia federal de Protección al Ambiente (E.P.A.) anunciará por la tarde la abolición de los estándares californianos, desde su sede en Washington, DC., justo cuando el presidente llegue a California para asistir a una serie de recaudaciones de fondos de campaña en Los Ángeles y en en Silicon Valley, dice por su parte The New York Times.
No es novedad que California ha sido blanco de los ataques del gobierno federal por desafiar las políticas de Trump en este y en otros rubros, pero en esta ocasión la agresiva medida que tomaría el gobierno federal conducirá a “un territorio legal inexplorado”, dicen los abogados que defienden a california en este pleito legal.
Richard L. Revesz, profesor de derecho ambiental en la Universidad de Nueva York señaló que con seguridad este pleito llegará hasta la Corte Suprema, y que ninguna administración ha revocado la autoridad de un estado para regular su propia calidad del aire en el pasado, pues Estados Unidos es un país regido por el federalismo; por lo que la medida del gobierno «no tiene precedentes y es un gran problema», advirtió.
Y en una rueda de prensa Andrew Wheeler, actual jefe de la E.P.A. dijo ayer martes que «Aceptamos el federalismo y el papel de los estados, pero el federalismo no significa que un estado pueda dictar estándares para la nación», lo que no ha hecho California.
Por su parte Trump ha expresado reiteradamente escepticismo sobre el consenso científico que señala a la mano del hombre como la causa del calentamiento global. Por lo que las autoridades de California temen que en efecto revoque la exención de las reglas para las emisiones de contaminantes de los automóviles, pues eso tendrá un impacto nacional. Otros trece estados siguen los estándares más estrictos de California, y “juntos representan aproximadamente un tercio del mercado nacional de automóviles”, sostiene la fuente.
En tanto, la medida de Trump podría dividir el mercado automotriz de Estados Unidos, lo que sería «una pesadilla para los fabricantes de automóviles», en caso de que algunos estados se adhieran a estándares de contaminación más estrictos que otros, dicen expertos.
El fiscal general de California, Xavier Becerra escribió en un correo electrónico que el estado tiene la intención de contrademandar: «Mientras la Casa Blanca se aferra al pasado, los fabricantes de automóviles y las familias estadunidenses adoptan autos más limpios». Bsados en el consenso científico, piensa que los estándares más estrictos “son alcanzables… una bendición para las familias estadunidenses trabajadoras y para la salud pública».
Como parte de una estrategia más amplia, la Casa Blanca decidió continuar sólo con una parte de su plan para desmantelar las medidas protectoras del ambiente, que es despojar a California de su autoridad para establecer estándares más estrictos, afirma el Times.
Pero los planes de la administración se han complicado aún más porque los principales fabricantes de automóviles le han dicho a la Casa Blanca que no quieren una reversión tan agresiva. En julio, cuatro fabricantes de automóviles formalizaron su oposición a los planes de Trump al firmar un acuerdo con California para cumplir con los estándares de emisiones más estrictos si la reversión más amplia continúa■