De la redacción
El estado de Georgia se ha convertido en este ciclo electoral en foco de la atención pública por diversas razones. Una de ellas es porque la contendiente demócrata a la gubernatura, Stacey Abrams, por primera vez en la historia del estado una mujer afroestadunidense es candidata, y de ganar la elección se convertiría en la primer mujer negra que gobierna un estado en la historia de Estados Unidos. Otra razón estriba en que ese estado, el actual secretario de Estado, Brian Kemp, es al mismo tiempo candidato republicano a gobernador, y ambos tienen una larga historia de supresión del voto. Este reporte forma parte de nuestra serie Hacia el Voto 2018.
Georgia ha sido uno de un grupo de estados que han sido sancionados y eran hasta hace poco obligados a pedir permiso al Congreso antes de hacer algún cambió en las reglas de sus elecciones, como el gerrymandering. Pero recientemente la Corte Suprema lo eximió, junto con otros estados, y en esta elección ha decretado una regla llamada de “concordancia exacta”, que somete a un doble escrutinio algunas boletas para comparar nombres y apellidos con los registrados en la base de datos del estado, y primero suspendió o dejó “pendientes” solicitudes de boletas que muestran alguna discrepancia, alguna letra diferente en los nombres o las firmas de las boletas del voto temprano.
Tras haber puesto en calidad de “pendientes” unas 5 mil 300 boletas con alguna discrepancia, que luego se convirtieron en 3 mil boletas suspendidas gracias a la orden de una corte para que liberara todos estos votos por adelantado que se hallan retenidos y que corren el riesgo de no ser contados al finalizar este día de elección, un nuevo “problema” ha surgido. Se trata de una falla de seguridad en el sistema que almacena la información del elector, y que Kemp ha aprovechado para acusar a su oponente demócrata de estar intentado piratear (hackear) el sistema de registro de votantes.
Stacey Abrams, la oponente demócrata de kemp declaró a Prensa Asociada, AP, que el secretario de Estado está haciendo una acusación infundada para desviar la atención de una falla de seguridad aparentemente grave en el sistema que él es responsable de supervisar.
Kemp le pidió este domingo al FBI que investigue al Partido Demócrata, acusándolo de intentar piratear el sistema que él mismo controla como secretario de Estado. No ofreció evidencia en apoyo de su solicitud de una investigación a la oposición.
“Kemp planteó la acusación después de que un abogado de defensores de la seguridad electoral notificó al FBI y a la oficina de Kemp el sábado que un ciudadano privado lo alertó sobre lo que parecía ser una falla importante en la base de datos utilizada para controlar a los votantes en las urnas”.
Científicos informáticos independientes dijeron a The Associated Press (AP) que la falla permitiría a cualquier persona con acceso a la información personal de un votante individual iniciar una sesión en el portal de registro MyVoter de Georgia, y alterar o eliminar cualquier registro de votante, lo que podría causar estragos.
Esta experiencia está debidamente analizada a partir del caso de la intromisión de los rusos en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. De tal manera que el FBI seguramente analiza este caso de Georgia con cautela. Pero el FBI declinó hacer comentarios a AP.
Con todo, ayer lunes Abrams llamó públicamente a Kemp un «mentiroso» que inventó la acusación de “desviar la atención de su historial de incompetencia» como secretario de Estado, que “preside un sistema de elecciones anticuado y vulnerable”.
Nunca hubo un hackeo, dijo Abrams: «Lo que estaba mal es que él no hizo su trabajo. Él está abusando de su poder».
Señalar con el dedo es el último giro en una zaga de campaña que en las últimas semanas ha estado dominada por el intento del fraude electoral, señala la fuente.
En una encuesta realizada por AP, se sugiere que Kemp y Abrams “están atrapados en esta cerrada contienda que ha adquirido un significado histórico porque Abrams podría convertirse en la primera gobernadora negra de la nación”. Pero también están virtualmente empatados en cuanto a la intensión del votante, en un estado históricamente rojo, lo que le da un plus a la elección en favor de los demócratas, independientemente de quién gane.
Abrams acusa a Kemp de usar su puesto como secretario de Estado para hacer más difícil que ciertos votantes puedan votar. Kemp ha respondido que él está cumpliendo con la ley y que Abrams y los grupos de defensa del votante están tratando de ayudar a los no ciudadanos y otros a emitir sus votos de manera ilegal. Desde luego Kemp no ofrece ni una sola evidencia que sustente su acusación, porque a decir de Abram y de expertos en el tema se trata de una acusación falsa.
El mes pasado, un juez federal respaldó los argumentos de los demandantes de que Kemp ha sido negligente en su gestión del sistema electoral del estado y que la configuración de dicho sistema carece de fiabilidad■