El Dr. David Hayes Bautista analiza los sucesos de hace un cuarto de siglo

Saqueo de almacenes durante la revuelta de Los Ángeles, California. Foto: www.wedurewe.parknhost.com

Saqueo de almacenes durante la revuelta de Los Ángeles, California. Foto: www.wedurewe.parknhost.com

La chispa que detonó la violencia civil de hace 25 años en Los Ángeles fue un caso de brutalidad policiaca contra el afroestadunidense, Rodney King. Y fueron afroamericanas también las figuras más visibles  la violencia callejera. Sin embargo, aunque la explosión civil del Sur Centro angelino sea vista como una revuelta negra, quien terminó pagando el peor precio del desastre fueron los latinos. Eso dice el destacado intelectual David Hayes-Bautista, catedrático y director del Centro para el Estudio de la Salud y la Cultura Latina de la Facultad de Medicina en la Universidad de California Los Ángeles, quien narra la historia de una muy poco contada injusticia social.


“Lo peor de los disturbios fue el surgimiento de la famosa ley 187. Se le echó la culpa toda a los indocumentados y  ese nativismo todavía lo vivimos hasta hoy en día con el actual presidente en la Casa Blanca. Hay línea directa. ¿Cómo fue eso? Hay una historia antes de los disturbios y es la siguiente: En California, la vivienda estaba altamente segregada. Inglewood -en los años 50- fue una ciudad solamente para las personas blancas. Un afroamericano, un latino, un chino, no podía encontrarse dentro de los limites después de ponerse el sol, lo llaman en inglés, Sundown Town. Había pocas zonas donde dejaban vivir a los afroamericanos y a los mexicanos.  Entonces hubo -como 30 años antes- otros disturbios, en Watts. La Insurrección de Watts (1965). y al mismo tiempo se prohibió la discriminación y la segregación racial en la vivienda. Entonces hubo una fuga de gente blanca, de las zonas interiores de Los Ángeles, Inglewood, Huntington Park. Lo mismo pasó en Detroit, Chicago, y en Nueva York, en casi todas las ciudades grandes de la nación hubo una temporada de casi tres, cuatro años en que se incendiaron varias ciudades, sobre todo las zonas interiores de las ciudades. Luego, hubo una fuga de la clase media afroamericana de las mismas zonas porque había poca industria, casas abandonadas y con la fuga de la clase media blanca y luego la clase media afroamericana. En muchas ciudades dejaron manzana tras manzana; milla cuadrada tras milla cuadrada de casas y edificios abandonados, incendiados, quemados. Pero aquí en Los Ángeles había otro elemento poblacional que son los inmigrantes latinos”.

is“En los años 70’s y 80’s al principio paulatinamente, casas en Watts, Sur Central, Lynwood, Huntington Park, etc. y las renovaron porque compraron las casas con su ahorros, con su propio dinero. No era dinero del gobierno; las renovaron, pusieron sus rejas y volvieron a la vida manzana tras manzana, tras manzana, del Sur Centro… Ya para el noventa, aunque la imagen popular era que el Sur Central era el 100 por ciento de afroamericanos, ya el 60% de la población era Latina. No solamente lograron su pedazo del sueño americano; se compraron su casa; pusieron negocios, pagaron sus contribuciones a la ciudad de Los Ángeles, al condado, y de hecho rescataron -los inmigrantes latinos- cantidades de terrenos, de  viviendas en el Sur Centro. Entonces al estallar el disturbio, los primeros que sufrieron  de hecho eran los Latinos. Más o menos la mitad de los muertos eran latinos; más de la mitad de los negocios incendiados era de dueños latinos y casi dos tercios de los arrestados eran latinos…Después de los disturbios, los latinos continuaban comprándose casas por esa zona, pero ya el gobernador, Pete Wilson había hecho de los inmigrantes, llamados ‘ilegales’, el ‘chivo expiatorio’ de todo lo que había sucedido; y a dos años el premio de los inmigrantes que habían renovado, rescatado el Sur Central de Los Ángeles, vino la ley 187. ¡Qué injustica! Los que más ayudaban a pacificar la ciudad eran los más castigados”.

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