De la redacción
Hoy que internacionalmente se conmemora una vez más un nuevo día de la mujer, para hacer honor a esta gran fecha y de parte de Radio Bilingüe el director de Noticias Samuel Orozco rememora un incidente “ocurrido justo el año que comenzaron las celebraciones del Día Internacional de la Mujer, hace poco más de cien años, día que sin duda ha quedado como imborrable página en los anales de la historia obrera y de la mujer”. Va pues un modesto reconocimiento a la necesidad de honrar a la mujer con políticas permanentes que la beneficien socialmente todos los días.
Por Samuel Orozco
Director de Noticias
Radio Bilingüe
Una compañía de nombre Triangle Waist, que fabricaba blusas de mujer, tenía en su planta de Nueva York a cientos de mujeres inmigrantes trabajando en condiciones insalubres y de abierta explotación; trabajando largas jornadas y a sueldos miserables, bajo la vigilancia de subcontratistas.
En 1909, la mayoría de las trabajadoras de Triangle Waist cesaron sus labores en protesta por sus condiciones, sin lograr acuerdos con los dueños, Isaac Harris y Max Blanck. Un par de años después, en 1911 se celebra oficialmente el primer Día Internacional de la Mujer en algunos países europeos.
Un día, de repente, las peores pesadillas se hicieron realidad. El sábado 25 de marzo de ese mismo año de la mujer, estalló un incendio en los pisos superiores del edificio de la fábrica Triangle Waist, en el cual estaba ubicada la maquila. Las mujeres, muchas de ellas adolescentes e inmigrantes que no hablaban inglés, quedaron atrapadas en los tres pisos superiores del edificio de diez pisos.
El fuego cundió rápido y algunas mujeres intentaron abrir la puerta de emergencia. No pudieron, ya que la salida había sido cerrada. Se sospecha que fueron los dueños quienes bloquearon esta vía de escape. Había cuatro elevadores pero sólo uno funcionaba. Había dos escaleras, pero la salida estaba bajo candado (para que no se robaran las cosas de la maquiladora a la hora de escapar del incendio). Aquellas que lograron salir por una escalera de emergencia no corrieron mejor suerte, ya que colapsó por el exceso de peso.
Muchas mujeres se quedaron a la espera de los servicios de emergencia, pero cuando la ayuda finalmente llegó, los bomberos no pudieron llegar a ellas ya que las escaleras no alcanzaban hasta los pisos incendiados ni las mangueras tenían presión para arrojar agua hasta arriba.
Desesperadas, las sobrevivientes se vieron obligadas a saltar de las ventanas en vez de quedarse a morir quemadas. De las 600 empleadas, 146 perdieron la vida.
En diciembre de 1911, los socios dueños, Isaac Harris y Max Blanck fueron enjuiciados por el incendio. Al final, un jurado declaró a los empresarios inocentes, pese a las protestas del público.
Después del veredicto, algunos de los familiares de las fallecidas y sobrevivientes presentaron demandas contra los dos socios. En marzo de 1914, los empresarios llegaron a un acuerdo con los afectados y pagaron la cantidad de 75 dólares por cada vida perdida en el incendio. Después se supo que los mismos dueños cobraron a la aseguradora 400 dólares por cada trabajadora muerta, quedándose con el saldo.
Es más, los empresarios volvieron a abrir operaciones en una nueva ubicación que tampoco tenía medidas de seguridad ni salidas de emergencia. Ante la negligencia e impunidad patronal, las demandas se repitieron, continuaron los juicios y finalmente, en 1918, la compañía Triangle Waist cerró para siempre sus puertas.
Este incidente sacudió la conciencia nacional e internacional. El desastre dio origen a una serie de reformas laborales y códigos municipales de seguridad, e impulsó a muchas trabajadoras de la costura a pasar a convertirse en líderes sindicales. Además, la muerte de las 146 obreras contribuyó a darle impulso mundial al recién promulgado Día Internacional de la Mujer■
En el enlace de abajo escuche la narración en la voz de su autor (este segmento de audio ha sido tomado del programa de Línea Abierta de hoy).
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Y aquí en una nota relacionada, en primicia un obsequio de la Misa Negra a la mujer, a través de una canción compuesta y cantada por otras mujeres, que reclaman autonomía sobre su propio cuerpo y sus mismísimas decisiones.