De la redacción
Existe un consenso cada vez mayor en el mundo y en Estados Unidos acerca de que el confinamiento solitario de personas encarceladas es, en el mejor de los casos, “una práctica ineficaz e inhumana con poco o ningún beneficio carcelario’, y en el peor de los casos, una tortura absoluta”, dice un comunicado del Centro Legal para la Pobreza del Sur (SPLC).
Aunque numerosos estudios demuestran que el confinamiento solitario, entendido comúnmente como el aislamiento físico de las personas recluidas en una celda de 22 a 24 horas al día y rara vez en contacto con otra persona, perjudica la salud mental y física de la persona, así como a la comunidad a la que finalmente regresa cuando obtienen su libertad.
Aproximadamente 10 mil presos, o el 10 por ciento de la población carcelaria se halla en confinamiento solitario, dice el Departamento de Correcciones de La Florida (FDC). Vale anotar que el promedio nacional de presos en confinamiento es del 4.5%. De hecho, a fines de la década de los ‘90, el FDC recibió una demanda colectiva de personas encarceladas en todo el estado, debido a las prácticas de aislamiento solitario, “peligrosas e inhumanas”.
El caso legal ‘Osterback v. Moore’, que a finales de los ’90 y a través de una demanda colectiva sometida por un grupo de presos del sistema carcelario de La Florida, dio lugar a reformas limitadas. Sin embargo, desafortunadamente después del arreglo al que se llegó en ese momento, el confinamiento solitario en las prisiones de La Florida no terminó, sino que esta práctica inhumana “simplemente evolucionó”.
La FDC argumenta que la causa del mantenimiento de dicha práctica carcelaria obedece a la sobrepoblación de reos en esas prisiones, que mantienen una de las tasa más altas en Estados Unidos. Es decir, la tercera mayor población de prisiones estatales en todo Estados Unidos, con más de 96 mil presos en los que el estado gasta más de 2 millones 400 mil dólares al año, dice la fuente.
Y aunque la admisión de personas en las cárceles de La Florida ha tendido a la baja durante la última década, la población carcelaria en general se ha mantenido igual, o por lo menos no muestra una disminución a un ritmo proporcional, “debido a los aumentos en la duración de las sentencias y las normas que restringen la libertad anticipada”. Además, dice el SPLC, “el estado redujo los programas de abuso de sustancias y salud mental para las personas encarceladas en 2018”.
Así mismo, el sistema penitenciario también ha experimentado una escasez crónica de personal. Este entorno sólo aumenta la posibilidad de que una persona encarcelada sea puesta en aislamiento, debido a que “el sistema está tenso, y los funcionarios de la prisión recurren demasiado fácilmente al aislamiento para disciplinar a los reos, o en el caso de las instalaciones superpobladas, para posibilitar su estadía”.
Sin embargo, el aislamiento no mejora la seguridad pública. Estudios muestran que cuando las personas que han estado en confinamiento regresan a sus comunidades, tienen más probabilidades de cometer delitos que aquellos que no fueron sometidos a ello. Otros estados han reconocido la naturaleza derrochadora y destructiva del aislamiento, y han adoptado alternativas más humanas y menos costosas.
Es hora de que La Florida reconozca que “el aislamiento no es la respuesta”, sino que más bien “es parte del problema”.
Un reporte de la Organización de Naciones Unidas, ONU, citado por el SPLC afirma que el confinamiento solitario de una persona por más de 15 días consecutivos “periodo que a menudo es excedido en las prisiones de La Florida, es considerado como tortura, una práctica prohibida en este país.
Otro de los hallazgos del reporte de SPLC señala que “las personas colocadas en régimen de aislamiento tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades mentales debido a su aislamiento, y la práctica puede empeorar la salud mental de aquellas personas que ya están luchando contra estos problemas”.
En una demanda reciente del SPLC contra el Departamento de Correccionales de Alabama (ADOC), el tribunal señaló en una sentencia de junio de 2017 que «el aislamiento a largo plazo resultante de la segregación o el aislamiento, tiene consecuencias devastadoras para la salud mental» y reconoció que, en aislamiento, «Incluso los presos mentalmente sanos pueden desarrollar enfermedades mentales como depresión, psicosis y ansiedad».
A veces las personas enviadas a confinamiento son aquellas que no obedecen las reglas de la prisión, en ocasiones por padecer problemas mentales que con el aislamiento escalan y con frecuencia conducen al suicidio. Otra situación dramática para jóvenes, mujeres y miembros de la comunidad LGBT agudizan el problema del confinamiento solitario.
Para quienes están interesados en el tema del confinamiento solitario y en general en la defensa de los derechos humanos, es recomendable leer el extenso reporte del Centro Legal para la Pobreza del Sur, rico en ejemplos o histrias personales, en el enlace de abajo (inglés):
Solitary Confinement: Inhumane, Ineffective, and Wasteful
Recomendaciones para La Florida para detener el daño causado por esta práctica.
- Prohibir el confinamiento solitario en cualquier forma y con cualquier nombre.
- Restringir el confinamiento durante 20 o más horas al día a circunstancias específicas y definidas de manera limitada y por una duración limitada.
- Prohibir el confinamiento durante 20 horas o más al día para las poblaciones vulnerables: personas con enfermedades mentales graves; con discapacidades mentales o físicas; menores de 21 años y personas LGBT.
- Promulgar reformas de sentencia que reduzcan las poblaciones carcelarias en general; tener suficiente personal de FDC para la supervisión de los presos.
- Proporcionar el tiempo adecuado, el tratamiento de la salud mental y la programación para las personas en confinamiento.
- Emplear una variedad de alternativas efectivas al aislamiento que se pueden usar para mantener el orden en las prisiones.