De la redacción
Desde hace ya algún tiempo el agua se convirtió en una mercancía muy cotizada, pero últimamente su posesión se ubica en el centro de una guerra moderna, como lo ha sido el petróleo. Hoy, en California, una gran disputa tiene lugar ente el estado los agricultores, los ambientalistas y la administración Trump. Y en días recientes, el gobernador Gavin Newsom ha buscado alcanzar un tratado de paz en esta guerra del agua del Delta, aunque algunos temen que cederá ante las presiones de Trumpm, que no ceja en su guerra contra California.
La sequía histórica de California ha puesto los problemas de agua del estado en primer plano este año y es probable que esos problemas no se resuelvan cuando las nubes se abran nuevamente. En ninguna parte es eso más evidente que en el centro del sistema de agua.
En tanto, el gobernador de California, Gavin Newsom enfrenta intereses eternamente en guerra, entre la agricultura del Valle de San Joaquín y el Distrito Metropolitano de Agua del Sur de California, por un lado, y los agricultores del Delta, la industria pesquera costera y los ambientalistas por el otro.
De esta suerte, “Ningún pozo de agua de California se ha peleado más que el Delta del río Sacramento-San Joaquín… a la altura del Valle de Owens y la parte del estado del Río Colorado”, dice Los Ángeles Times.
Y es que el Delta suministra agua a 27 millones de personas y riega 3 millones de acres, por lo que la economía de California depende en gran parte de su salud. Las necesidades de la benéfica agricultura, sin embargo, están alterando el equilibrio de la ecología del Delta. Principalmente porque “el agua de los ríos se ha desviado para la agricultura antes de llegar al estuario más grande de la costa oeste… bombeada en exceso a través de monstruosos acueductos hacia el sur”.
La fuente afirma además que esto ha devastado a los peces nativos, “como el salmón, el steelhead y el olía”, una situación que ha llevado a los habitantes y gobernantes a disputar el uso de este preciado líquido en tribunales, a fin de «regular el agua bombeada a las granjas del Valle de San Joaquín y a las ciudades del sur de California», cuyo uso doméstico es también vital para millones de personas que habitan por ejemplo enormes metrópolis como Los Ángeles y otras de menor tamaño.
Y por si fuera poco, Trump y Newsom pelean sobre el agua por primera vez en la historia moderna. El gobernador tiene un plan de rescate del Delta que básicamente implica que todas las partes que dependen del agua se lleven bien, aunque eso normalmente no ha funcionado en el pasado.
La fuente agrega que desde que California se convirtió en estado ha permanecido luchando por el agua. Como se sabrá tal vez, en 2009 con Arnold Schwarzenegger como gobernador, que presentó un proyecto de ley a través de la Legislatura y que fue anunciado como «una maravilla que restablecería el Delta y estabilizaría las entregas de agua»; luego vino Jerry Brown y propuso la construcción de “dos túneles monstruosos para extraer agua fresca del río Sacramento desde el Delta norte, directamente a los acueductos hacia el sur, reduciendo el uso de las bombas para matar peces”. Pero ambos planes “se desplomaron”.
Las comunidades del Delta y “los ambientalistas protestaron en voz alta por la pérdida de agua dulce. Y el costo de un nuevo proyecto, de 17 mil millones de dólares, «fue demasiado para muchos distritos de agua”. Luego Newsom redujo la propuesta a un túnel, que aún se está planificando, pero “nada de eso es seguro”, sostiene el Times.
Doug Obegi, abogado principal del Consejo de Defensa de Recursos Naturales comentó a la fuente que Newsom «Parece estar tratando de adaptarse más a los retrocesos de Trump”, en la protección del medio ambiente, “en lugar de obligar a la administración federal a adaptarse a los valores de California». El gobernador, desde luego, niega estas opiniones.
En noviembre la administración Trump anunció planes para revertir las protecciones de especies en peligro de extinción y exportar más agua del Delta a los clientes del Proyecto del Valle Central. “El estado amenazó con demandar, pero nunca lo hizo, a pesar de la fuerte presión de los ambientalistas hasta la semana pasada. Fue entonces cuando Trump voló a California y firmó una orden extravagante para implementar el plan”.
Newsom demandó entonces, pero expresó la esperanza de que el estado, los federales y las partes beligerantes pudieran comprometerse. Sin embarrgo, “Si Newsom puede lograr esto, realmente sería un logro notable. Pero, ¿pueden los agricultores de riego y los ambientalistas caber en el mismo bote salvavidas? Nunca lo han hecho”, concluye la fuente■