Lázaro Cárdenas, la historia secreta de la expropiación petrolera. Foto: YouTube.
De la redacción
Agobiado por la explotación y la rapiña de la industria petrolera extranjera sobre el petróleo mexicano, en un día como este pero de 1938 el General Lázaro Cárdenas del Río, entonces presidente de México, realizó la expropiación de la infraestructura, los inmuebles y el equipo de dicha industria, entonces en manos de empresas extranjeras dedicadas a sustraer el petróleo del subsuelo nacional. En ese entonces, México soportaba mal la presión de una deuda exterior de más de 105 mil millones de dólares. Es decir, sus pasivos superaban a sus activos.
Así como ahora, ya en 1938 México se encontraba bajo la presión constante y el escrutinio de las agencias calificadoras crediticias, que entonces dudaban de la capacidad del Estado Mexicano para salvar a esa industria petrolera tras el proceso de la nacionalización llevada a cabo ese año.
Se trató de un proceso social profundo, que rebasó al ámbito cupular o de las élites políticas. Desde las masas más paupérrimas hasta familias mexicanas acomodadas se desprendieron de bienes materiales, empeñaron joyas y objetos de valor, o hasta cooperaron con cerdos, gallinas y ganado para ayudar a formar el fondo con que se indemnizó a la industria extranjera para que se retirara del territorio nacional, como cuenta en su libro sobre el petróleo mexicano el desaparecido escritor, Carlos Montemayor.
Ese gran acto soberano realizado por el General Lázaro Cárdenas del Río, entonces presidente de México, no sólo devolvió la industria a manos de los mexicanos sino que también puso en su lugar a quienes inmoral y rapazmente se robaban el petróleo del país.
En esa fecha Cárdenas promulgó que la actividad energética fuera reservada de manera exclusiva al Estado Mexicano. Entonces creó Petróleos Mexicanos, Pemex. Sin embargo hoy las compañías trasnacionales han recapturando lo expropiado por el General en aquella gesta histórica nacionalista y progresista, y con ayuda precisamente de la clase política, desde entonces poco a poco la industria petrolera extranjera fue ganando terreno hasta recobrar casi en su totalidad lo expropiado.
En tanto, en 2008 el gobierno mexicano comenzó a permitir de manera limitada la participación de empresas privadas en la exploración de yacimientos y en algunos casos en la explotación de los hidrocarburos. Pero la estocada vino en julio de 2014, durante la presidencia de Enrique Peña Nieto, cuando el Senado, avalado por los partidos políticos mexicanos, cuyos miembros han padecido históricamente de una vulgar falta de identidad y de excesiva voracidad, aprobó un paquete de leyes secundarias para implementar la Reforma Energética que devolvió al capital privado la participación en el mercado de hidrocarburos.
La producción nacional de petróleo ha caído a su nivel más bajo en México, con refinerías operando a menos del 40 por ciento de su capacidad, teniéndose que defender de la corrupción y el robo de combustibles; desde los ductos que salen directamente de las refinerías de Pemex a los depósitos donde los carteles del mercado del ‘oro negro’ con conocimiento de las autoridades mexicanas, hasta el robo mediano y pequeño en remotos o desolados puntos de los ductos que transportan el combustible a través del territorio mexicano. Una modalidad de robo actualmente conocida como Huachicol; palabra de origen maya que en ese idioma quiere decir “Ladrón”, o que coloquialmente entre algunos mexicanos se refiere a bebidas alcohólicas baratas, adulteradas, peligrosas para la salud.
Hoy hay un nuevo gobierno en México que se propone, dice, una 4ta Transformación del sistema político y hasta de la cultura mexicana. Con eje en el combate a la corrupción. En cuanto a Pemex, proyecta rehabilitar las seis refinerías del país, algunas seriamente deterioradas, y construir una refinería más en Tabasco, con el triple de capacidad de producción, y con un costo de entre 6 mil y 8 mil millones de dólares.
Al efecto, el Presupuesto de Egresos de la Federación mexicana fijó este año 50 mil millones de pesos para la obra. En una comparecencia en febrero, en la Cámara de Diputados, la nueva Secretaria de Energía, Rocío Nahle declaró: “Encontramos al país con una severa dependencia de combustibles, con ausencia de programas integrales para restablecer los procesos de refinación y caminar hacia una ruta de autoabastecimiento sustentable y sostenible”.
En la actualidad Pemex produce en promedio 1.6 millones de barriles diarios, la cifra más baja desde los años 90, tras llegar a producir 3.4 millones de barriles diarios según datos disponibles de Pemex en su portal electrónico. De esa cantidad, casi 486 mil barriles al día son destinados a las refinerías mexicanas para su distribución en el país. México depende de gas natural para la generación de electricidad y de gasolina refinada para el consumo interno, que compra a Estados Unidos.
Pemex es la única empresa petrolera de México que compite ahora en desventaja con las empresas transnacionales, en los trabajos de exploración, explotación, refinación y comercialización del petróleo en el propio territorio mexicano■