De la redacción
Hoy como todos los años desde hace medio siglo, 51 años para ser precisos, el 2 de Octubre México recuerda un traumático episodio de su historia que marcó un parteaguas en la vida política del país. Desde el 2 de octubre de 1968 México fue otro, social y políticamente distinto al del día previo. Una serie de movimientos protagonizados por los jóvenes estudiantes, que desencadenarían en un movimiento estudiantil de alcance nacional, fue masacrado por el Ejército Mexicano ese día de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Y hoy simplemente recordamos, a vuelo de pájaro, esa efeméride que marcó un parteaguas en la vida nacional de los mexicanos.
El contexto político de la época era muy volátil. En el plano nacional e internacional. En el plano doméstico, México arrastraba una cauda de urgentes conflictos sociales sin resolver, los más recientes en esa época se referían a los años 50, y a esos se sumarían los conflictos de la década siguiente, cuando el país registra una serie de movimientos de protesta de médicos, ferrocarrileros, electricistas, campesinos y estudiantes. Luego también se unirían a la causa de los estudiantes las amas de casa, un eufemismo muy socorrido para no llamar por su nombre al verdadero oficio de esas mujeres trabajadoras sin descanso ni salario.
En el plano internacional, en 1968 muchas partes del mundo se hallaban convulsionadas por distintas causas. Por citar un par de ellas, ocurría por ejemplo el movimiento del ‘Mayo del 68’ en París, que derivó en una huelga general en Francia; y hubo grandes movilizaciones de protesta social en las plazas públicas de Estados Unidos, como en Union Square, en Nueva York, donde millones de jóvenes principalmente protestaron enérgicamente durant ese año y los siguientes hasta 1975, contra la guerra en Vietnam; fueron reprimidos y arrestados por la policía. Además, había fuertes luchas por los derechos civiles de algunas minorías, negras y latinas, por ejemplo, así como un creciente proceso de liberalización sexual y un vigoroso movimiento feminista además del consumo y combate de la marihuana y otras drogas sicodélicas que causaban enfrentamientos con las fuerzas policiales de la época.
En el plano doméstico algunos piensan que todo comenzó más o menos cuando el 27 de julio del ‘68 estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) organizaron una marcha contra la violencia policial. Como puede apreciarse, el autoritarismo en México ha estado desde tiempo atrás en el foco de las confrontaciones violentas con la sociedad. Al pasar de los meses la asistencia a los mítines estudiantiles aumentó aceleradamente su número. Y el 13 de septiembre del ’68 hubo la llamada Marcha del Silencio, en la que se dice que participaron más de 150 mil personas.
Una de las hipótesis que se manejan para explicar la represión de esa época se centra en el hecho de que como en octubre de 1968 se realizarían en la Ciudad de México los XIX Juegos Olímpicos, los primeros que se transmitirían por satélite a todo el mundo, anticipándose la era de la globalidad, y que por eso el gobierno del presidente en turno, Gustavo Díaz Ordaz necesitaba asegurarle al mundo que el evento se realizaría sin contratiempos. Esto, de acuerdo a documentos de la Agencia Central de Inteligencia estadunidense, la CIA, que han sido desclasificados entre otros investigadores por Kate Doyle, directora de análisis de la política de Estados Unidos en América Latina, del Archivo de Seguridad Nacional.
Dichos documentos afirman que Gustavo Díaz Ordaz creía en la existencia de un complot comunista que las potencias internacionales propagaban, léase Cuba y la entonces Unión Soviética, principalmente, y que manipulaban al movimiento estudiantil. Y en la medida que el movimiento estudiantil mexicano se expandía, Díaz Ordaz mandó reprimir a los estudiantes en distintas ocasiones, y esto no es especulación, allanando universidades con soldados, tanques y armamento del ejército, y todo esto culminó con el duro golpe de la matanza estudiantil conocida como la masacre de Tlatelolco. Un conflicto orquestado por el Estado Mexicano en el que perdieron la vida cientos de estudiantes (no se sabe aún cuántos, a pesar de que han pasado 51 años), y de algunas familias que acudieron a la plaza de Tlatelolco con sus niños porque para entonces ya simpatizaban con el movimiento de los jóvenes estudiantes, según han dado cuenta dichos documentos desclasificado y análisis de expertos en el tema.
El movimiento estudiantil creció entonces en muy poco tiempo y el 2 de octubre convocó a una marcha pacífica que saldría de la plaza de Tlatelolco al Zócalo. Pero el Consejo Nacional de Huelga, que lideraba el movimiento estudiantil de la UNAM, decidió cancelar la marcha; y cuando le comunicó el cambio de planes y en su lugar la retirada, a la multitud ahí reunida, unas 8 mil personas en la Plaza de la Tres Culturas en Tlatelolco, cuenta la historia que uno de miembros del Batallón Olimpia disparó contra la gente y contra otros soldados apostados en el otro extremo de la plaza, y se armó una balacera que no estaba planeada. Y fue ahí que las cosas se le salieron de control al gobierno. Según documentos secretos del gobierno Estados Unidos, que han ido siendo desclasificados en los últimos años, la CIA tuvo una fuerte influencia en las decisiones Gustavo Díaz Ordaz, hostiles hacia las protestas estudiantiles.
De hecho esta teoría de la conspiración comunista afirma que tanto Díaz Ordaz como el Secretario de Gobernación entonces, Luís Echeverría, quien sería el siguiente presidente de México, ambos trabajaban paralelamente para la CIA.
La historia de esta efeméride es rica en interpretaciones e hipótesis acerca de la verdad y el trasfondo de este hecho crucial, que es necesario comprender para entender el desarrollo de la democracia en México, o de la falta de ella, quizás, y que todavía se sigue investigando. Hoy sólo hemos querido recordar esta fecha a fin de honrar la memoria de aquellos que han dado la vida para permitir que México transite hacia una democracia plena, y para que se le haga justicia a los millones y millones de personas que se han quedado rezagados siempre respecto al llamado desarrollo.
Recordar el 2 de Octubre es parte ya de la cultura mexicana, y por eso recordamos hoy esa efeméride, con la esperanza de que quienes quieran conocer más de este hecho y esta oscura parte de la historia de México acudan a las innumerables fuentes que existen en la actualidad sobre este hecho traumático. Por eso decimos: ¡2 de Octubre no se Olvida!