Donald Trump contra la ciencia

Rociando pesticidas con Cloropirifos en un huerto frutal del Valle Central de California. Foto: www.digitalimage.com

Rociando pesticidas con Cloropirifos en un huerto frutal del Valle Central de California. Foto: www.digitalimage.com

De la redacción

El rechazo de la administración Trump a los llamados de la ciencia sobre el peligro que encarna el uso de la sustancia química tóxica, Cloropirifos (chlorpyrifos), ampliamente utilizada en pesticidas en el Valle Central de California, significa que su uso continuará. Y los residentes latinos están preocupados de que los problemas de salud de sus hijos empeoren junto con dicho uso. Esta amenaza no se restringe sólo al uso de pesticidas compuestos con Cloropirifos en los grandes cultivos de esa fértil región geográfica conocida también como ‘la ensaladera’ del país, sino que ha llegado al jardín de las residencias en las zonas urbanas o semiurbanas, traído por cortesía del viento hasta la (in) comodidad del hogar, donde sus hijos se columpian y juegan. Pero la administración Trump ha revertido una prohibición de la Agencia de Protección al Ambiente, EPA, emitida por la paada administración, reporta la publicación británica, The Guardian.

La preocupación por el uso de pesticidas y su efecto en la salud de los pobladores del Valle Central de California es un tema polémico que ha cobrado mayor relevancia en esta administración de Trump. Y es que los árboles de cítricos, por ejemplo, que rodean una casa en el Valle Central son fumigados con pulverizadores que esparcen dicha sustancia tóxica en el aire, como parte del mantenimiento que las ciudades o condados prodigan cotidianamente para combatir algunas plagas.

Fidelia Morales, una mujer de 40 años de edad que reside en el Valle Central, al ser entrevistada por The Guardian declaró:

«Sabemos que esto es peligroso para los niños, pero ¿qué se supone que debemos hacer?». Esta madre, hablando en español a través de un traductor al inglés dijo a la fuente temer que la exposición a este tipo de pesticidas o de una variedad de productos químicos en el aire, en el largo plazo, es lo que han dañado a sus hijos, que van de los 9 a los 20 años de edad; y que “han luchado para concentrarse en la escuela y han sufrido de bronquitis, asma y otras enfermedades crónicas”.

Como publicamos en este mismo espacio recientemente, otro de estos productos de amplio uso es el Glisofato, que documentos internos de Monsanto y de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) revelaron que es peligroso para la salud porque produce cáncer. Aun así su uso continúa. O como se ventiló más ampliamente aquí también, durante la transmisión del programa estelar de noticias de Radio Bilingüe, Línea Abierta, la EPA bajo la actual administración se negó a tomar en cuenta los análisis científicos que prohíben el uso del pesticida tóxico, Cloropirifos, de amplio uso en los huertos frutales y en unos 80 cultivos más del Vale Central de California, afirmó en dicho programa el director de Noticias de Radio Bilingüe, Samuel Orozco:

Escuche:


The Guardian señala que bajo la administración de Barack Obama la EPA había propuesto una prohibición agrícola del Cloropirifos, este plaguicida ampliamente utilizado en los cultivos del Valle Central. La prohibición de este tóxico se basó en un “creciente cuerpo de investigación que documenta los riesgos para los trabajadores agrícolas y las comunidades”.

Sin embargo, la administración Trump ha rechazado la ciencia, sostiene la fuente, “anunciando una reversión de la prohibición. Eso significa que a pesar de las recientes victorias para familias y ambientalistas que han luchado por más de una década por las protecciones contra el insecticida, el uso generalizado del Cloropirifos continuará en California”.

Y agrega que más de una docena de residentes latinos en el condado de Tulare, una comunidad agrícola rural tres horas al norte de Los Ángeles, compartieron historias con The Guardian sobre intoxicaciones directas por plaguicidas derivadas de los desastres y los desafíos a largo plazo para la salud, que se cree están relacionados con la exposición crónica al Cloropirifos. “Describieron niños vomitando, sufriendo dolorosas irritaciones de la piel, dolores de cabeza debilitantes y mareos, así como desarrollo de autismo, problemas de aprendizaje, trastornos de déficit de atención y enfermedades respiratorias”.

No obstante la fuente afirma que “es difícil determinar de manera concluyente cómo los cloropirifos pueden haber contribuido a las condiciones individuales de los niños, pero los estudios epidemiológicos han encontrado vínculos entre el plaguicida y una serie de condiciones de salud”. Y aunque la investigación que llevó a cabo la EPA para recomendar su prohibición en 2015 fue amplia divulgada, “los fabricantes y cultivadores continúan afirmando que el producto químico es seguro y dicen que los estudios son defectuosos”.

Otras de las víctimas de estos efectos nocivos para la salud son las mujeres embarazadas. Por ejemplo, “las que vivían cerca de campos y granjas que usaban Cloropirifos experimentaron un mayor riesgo de tener un niño con autismo, según un estudio de la Universidad de California en Davis”, dice The Guardian.

Y sostiene que “los niveles bajos a moderados de la exposición del Cloropirifos durante el embarazo también fueron ligados a CI (coeficiente intelectual) más bajos y a problemas de memoria”, según investigadores de la universidad de Columbia en Nueva York, y de la Universidad de California (UC) en Berkeley. Además, “Los estudios han aumentado la preocupación por la disminución de la función pulmonar y la reducción de la fertilidad”.

Muchos otros hallazgos, que podrían llegar a ser escalofriantes ante la indiferencia de las autoridades federales del ramo, pueden encontrarse en este artículo de The Guardian. Pero para concluir, Ángel García, organizador de la comunidad de El Quinto Sol y fundador de la Coalición para la Defensa de la Seguridad de los Plaguicidas, dijo a la fuente que la organización contra los poderosos intereses agrícolas era difícil en California, y particularmente en el Condado de Tulare:

«El dinero es la ley aquí”, dijo. “Él y otros activistas están presionando al gobierno de California para que sea un líder nacional en la resistencia a Trump, y por la prohibición de los cloropirifos”, ante la inacción de la EPA■

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