Dinero del 1er paquete de estímulo se fue a grandes cadenas de hoteles y restaurantes

Foto: www.ruthschris.com.

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De la redacción

Un acuerdo bipartidista se abre camino en el Congreso para aliviar la situación de los pequeños negocios y sus empleados, suspendidos parcial o permanentemente a causa de la pandemia global de Covid-19. Porque del primer paquete de alivio al coronavirus aprobado por el Congreso en marzo, que permite a la mayoría de los estadunidenses recibir un pago único de mil 200 dólares y que destinaría unos 350 mil millones de dólares aproximadamente para los pequeños negocios, se acabó como siempre sirviendo primero a las corporaciones y en última instancia a las grandes cadenas de restaurantes.

Potbelly Corp., el operador nacional de sándwiches, y Ruth’s Hospitality Group, que dirige una cadena de restaurantes de cortes finos de carne, se encuentran entre las grandes compañías que han revelado recibir los préstamos respaldados por el gobierno. Y esto no estaría mal, ya que también emplean a miles de trabajadores, sólo que agotaron la partida destinada a este tipo de negocios, dejando a los más pequeños al borde del colapso. Muchos de éstos incluso han cerrado sus puertas permanentemente.

Y como se supo en su momento, aunque el dinero de dicho paquete no podía ser incautado para las deudas públicas, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin permitió que los bancos y otros acreedores privados confiscaran dicho cheque de estímulo.

Por eso los legisladores de ambos partidos hasta la medianoche de ayer domingo discutían sobre un nuevo paquete de gastos de coronavirus que entregará miles de millones más en fondos de emergencia a las pequeñas empresas, hospitales y gobiernos para usar este dinero en las pruebas de coronavirus, que muchos estados están imponiendo como una de las condiciones para reabrir sus economías y no poner en peligro a sus respectivos habitantes, de sufrir un rebrote de la pandemia antes de tenerla controlada.

En esta ocasión se esperaba que el nuevo proyecto de ley incluya al menos 350 mil millones más para el Programa de Protección de Cheques de Pago (PPP), que sin embargo se halla atorado porque los republicanos del Congreso no querían aprobar más de 250 mil millones.

Trascendió que cuando el Congreso creó el referido Programa de Protección de Cheques de Pago, de 350 mil millones de dólares, dirigió los préstamos a empresas con menos de 500 empleados, porque son particularmente vulnerables a las crisis económicas. Pero los legisladores republicanos exigieron flexibilidad para que los operadores de hoteles y restaurantes más grandes lo solicitaran.

La revista Político sostiene que “La evidencia emergente de que las grandes empresas usaron la ley para aprovechar la primera ola de préstamos está provocando una nueva reacción contra la implementación del programa, que ha estado plagado de problemas operativos desde su lanzamiento el 3 de abril”.

Afirma que las cadenas de restaurantes respaldadas por Wall Street, que “pagan bonificaciones de gran tamaño a sus ejecutivos” no deberían ser los primeros préstamos de la Administración de Pequeños Negocios (SBA).

«Qué bofetada a los miles de pequeñas empresas legítimas que no sobrevivirán a esta crisis, muchas porque no pudieron obtener la ayuda lo suficientemente pronto que les prometió el presidente”, dijo a la fuente Derek Martin, portavoz del grupo de vigilancia, Accountable.US.

Otras fuentes afirman que a medida que los bancos se esfuerzan por procesar los préstamos antes de que se agote el dinero de este nuevo programa, el Congreso está en un punto muerto.

La SBA dijo el miércoles que se habían aprobado 1.3 millones de préstamos del Programa de Protección de Cheques de Pago por un total de más de 296 mil millones. Pero hasta hoy lunes, sólo se habían aprobado 22.7 mil millones para empresas en el sector de «servicios de alojamiento y alimentos». Y el miércoles pasado los cabilderos del banco le suplicaron al Congreso que extendiera los fondos para el programa.

La Casa Blanca también acordó incluir algunas de las demandas de los demócratas, incluidos 75 mil millones para hospitales, 50 mil millones para el programa de préstamos por desastre o lesiones económicas, y 25 mil millones para ampliar las pruebas de coronavirus. Pero como dijo el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, el dinero simplemente no llega.

Además, los demócratas también están solicitando otros 150 mil millones de dólares para los gobiernos estatales y locales, pero durante una conferencia telefónica con el presidente Trump y con el secretario Mnuchin ayer domingo, el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell dijo a los republicanos del Senado que ese dinero no estaría en el paquete.

Como se sabe, algunos funcionarios de la administración Trump advierten que muchos estados deberían reabrir sus gobiernos pronto y que un financiamiento adicional “podría disuadirlos de hacerlo”.

También hay detalles “más pequeños” dentro del proyecto de ley “que aún deben ser elaborados”, dijeron dos asesores demócratas de alto rango, que incluyen detalles sobre “cómo se gastará el dinero y quién tiene acceso a la financiación”, dice por su parte Axios.

De acuerdo con CNN, Mnuchin dice que cree que el proyecto de ley final podría promulgarse este miércoles: «Tengo la esperanza de que podamos llegar a un acuerdo, que el Senado pueda aprobar esto mañana –hoy- y que la Cámara pueda retomarlo el martes».

Los demócratas involucrados en las negociaciones son más escépticos, dicen que esperan que se llegue a un acuerdo hoy lunes, pero los demócratas de la Cámara de Representantes no esperan votar hasta el miércoles como muy pronto, insiste Axios.

Detrás de escena, concluye Político, “Mnuchin y su personal han estado en intensas negociaciones con asistentes del líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi durante todo el fin de semana; y esas conversaciones continuarán hasta altas horas de la noche -de hoy-, según tres fuentes involucradas en las negociaciones”.

Hasta ahora, los republicanos de la Cámara y el Senado han desempeñado un papel más externo en las conversaciones, en lugar de transmitir a Mnuchin y su equipo lo que apoyarán y lo que no■

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