De la Redacción
Esta tarde el presidente Biden develará en Pittsburg el más costoso proyecto de ley de los últimos tiempos, un paquete de medidas contenidas en el “Plan de Trabajos Estadunidenses”, con un costo billonario para reconstruir la infraestructura que facilita la actividad económica, como la reparación de 10 mil puentes y 20 mil millas de carreteras, y busca promover también las medidas necesarias para corregir la inequidad económica con las mujeres y poblaciones de color.
La primera fase del paquete «Reconstruir Mejor» que se dará a conocer hoy, tentativamente costaría 2 billones (millones de millones) de dólares repartidos en cuatro categorías principales de infraestructura: transporte; sistemas públicos de agua, salud y banda ancha; atención comunitaria para personas mayores; e investigación y desarrollo de innovación.
Además, el plan incluye un aumento de impuestos para aquellos que ganan más de 400 mil dólares por año, y el cierre de lagunas fiscales que permiten a las empresas evadir “legalmente” los impuestos. Kate Berner, subdirectora de comunicaciones de la Casa Blanca declaró a la televisión que la inversión billonaria en fabricación, trabajos e investigación científica valdrá la pena para crear infraestructura sostenible y oportunidades de empleo, además que abordrá la crisis climática y la justicia ambiental.
Con un agregado que eleva el paquete a 3 o 4 billones de dólares, dice Prensa Asociada, Biden propone una inversión masiva que “transforma las viejas ideas de inversión en infraestructura en un concepto del siglo XXI”, lo que incluye el desarrollo de capital humano en la población estadunidense.
El equipo de la Casa Blanca, dirigido por el director del Consejo Económico Nacional, Brian Deese, explicó que los 2 billones en gastos de la primera fase se desarrollarían durante ocho años, pagados por los aumentos de impuestos corporativos durante 15 años.
Dichos aumentos y una variedad de medidas para gravar a las multinacionales sobre el dinero que ganan y reservan en el extranjero, tomarían 15 años para compensar por completo el costo de los programas de gastos.
El plan de infraestructura puede consultarse a detalle aquí
La idea, dicen funcionarios de la administración es cerrar las brechas raciales en la economía, a veces como resultado de esfuerzos de gasto federal anteriores; como desarrollos de carreteras interestatales que dividen a las comunidades de color o la contaminación del aire que afecta a las comunidades negras y latinas asentadas cerca de los puertos, la carreteras o plantas energéticas.
Se considera un gasto de 400 mil millones de dólares en atención de salud domiciliaria, una suerte de ungüento para los trabajadores mal pagados y subvalorados en esa industria, que son desproporcionadamente miembros de las minorías y mujeres de color, dice The New York Times.
“El compromiso de Biden de abordar el cambio climático está integrado en todo el plan. Las carreteras, puentes y aeropuertos serían más resistentes a los efectos de tormentas, inundaciones e incendios más extremos provocados por el calentamiento del planeta”.
De esta suerte, el gasto en investigación y desarrollo podría ayudar a impulsar avances en tecnología limpia de vanguardia, mientras que “los planes para modernizar y climatizar millones de edificios los harían más eficientes energéticamente”. Pero el principal enfoque del presidente está puesto en el cambio climático y se centra en modernizar y transformar las dos fuentes más grandes de contaminación por gases de efecto invernadero en Estados Unidos, que calientan el planeta: los automóviles y las plantas de energía eléctrica.
Y aunque esperan que los republicanos colaboren, líderes demócratas del Congreso también están preparando una estrategia independiente, como se hizo en el paquete de ayuda contra el Covid-19, en caso de previsible oposición republicana.
Algo que daría confianza al presidente Biden para sacar adelante este plan es que sus dos predecesores, Barack Obama y Donald Trump hicieron grandes promesas sobre este rubro de la infraestructura que nunca se materializaron. Sin embargo, los demócratas tienen poco margen de error con su propio partido y algunos progresistas ya están presionando por más, mientras que los demócratas moderados se quejan del tamaño y el alcance.
Por ejemplo, el Senador independiente de Vermont y presidente del Comité de Finanzas de la cámara alta, Bernie Sanders quiere que el presidente reduzca la edad de elegibilidad para Medicare, de 65 a 60 años de edad, y que amplíe los beneficios para las personas mayores a fin de incluir atención dental, de la vista y audífonos. Dijo que los nuevos beneficios podrían pagarse permitiendo que el gobierno federal negocie por medicamentos recetados de menor precio.
El representante centrista de Nueva Jersey, Josh Gottheimer y dos colegas demócratas de la Cámara de Representantes dijeron el martes que votarían en contra de cualquier cambio fiscal que no incluya una derogación del límite de las deducciones fiscales estatales y locales de la ley fiscal republicana de 2017, que afecta a sus representados.
Y la representante demócrata de Washington, presidenta del Caucus Progresista del Congreso, de casi 100 miembros, Pramila Jayapal sugirió que podría ser necesaria una propuesta incluso del doble del tamaño de lo que el equipo de Biden está discutiendo, para invertir adecuadamente en la nación. «Nos gustaría ver un plan que sea grande», dijo la congresista a la fuente■