El estado más poblado de la nación y de mayoría electoral demócrata decidirá en menos de un mes su destino político, cuando el 14 de septiembre los californianos vote por la revocación de mandato del gobernador Gavin Newsom. Y es que a pesar de que éste goza de una gran popularidad, California es un estado que facilita quizás más que otros la realización de estos procesos revocatorios requiriendo sólo las firmas de suficientes votantes que igualen el 12 por ciento del padrón electoral de la contienda previa por la gubernatura. La desinformación y un candidato extremista son parte de la ecuación.
De la redacción
California es el estado que mayor autonomía ha ejercido quizás respecto a las políticas del gobierno federal que atentan contra los intereses de los californianos, impulsando políticas progresistas en el campo de la economía, el medio ambiente, la salud, la migración, etcétera. Principalmente fue ‘la piedra en el zapato’ de la pasada y fallida administración Trump.
En cuanto a la inmigración, con Newsom California se convirtió en el primer estado en ampliar el acceso a Medi-Cal para personas indocumentadas y en permitir que los residentes indocumentados reclamen el crédito tributario por ingreso del trabajo y por os hijos menores. También proporcionó 25 millones de dólares en ayuda humanitaria de emergencia para los migrantes y refugiados en la frontera sur de California, y además declaró a California como estado Santuario.
Algunos dicen que todo esto despertó la ira de los republicanos, sobre todo cuando para hacerle frente a la pandemia de Covid-19 Newsom ordenó el uso del cubreboca y otras medidas sanitarias, el cierre de escuelas y comercios o de lugares donde hubiera concentraciones mayores de personas en espacios interiores y cerrados, y posteriormente las vacunas, y se opone a la pena de muerte, por citar algunas medidas incómodas para dicho sector social que niega la existencia del coronavirus y de la ciencia, y aspira a un gobierno sin regulaciones.
De esta suerte, aprovechando la frustración de dicho sector republicano, un grupo minoritario pero vociferante, lanzaron una campaña para la remoción del gobernador, que logró reunir 1.7 millones de votantes para respaldar dicha elección revocatoria.
Esta semana unos 22 millones de boletas estarán llegando a los buzones de los votantes registrados activos. Mientras la plana mayor de los demócratas en el gobierno nacional está haciendo un urgente llamado a los californianos para que voten en contra de la revocación y mantengan en su puesto de trabajo al gobernador Newsom.
Por citar sólo un par ejemplos, ayer el presidente Joe Biden envió un mensaje urgente a los californianos para que rechacen la revocación. Y la progresista senadora de Massachusetts, Elizabeth Warren apareció en programas televisivos y de la radio con un mensaje similar advirtiendo repetidamente que los «republicanos de Trump», los mismos quizás que asaltaron el Capitolio el 6 de enero, están «llegando a tomar el poder en California». Además, medio millón de mensajes de texto al día están llegando a los teléfonos móviles de los californianos, dice la prensa.
Se espera que la votación se reduzca a si los demócratas pueden movilizar lo suficiente a su enorme base electoral en California para contrarrestar el entusiasmo republicano por la destitución de Newsom. Encuestas recientes de posibles votantes muestran un empate, a pesar de que menos de una cuarta parte del electorado es republicano.
Los latinos por ejemplo conforman el 39% de la población, por encima del 36% de los blancos y cuentan con el 28% de ese electorado; pero aun así está por verse si defenderán lo que han ganado con esta administración de Newsom. Y es que uno de los principales problemas que se han observado en esta elección revocatoria es la gran desinformación. Al parecer, muchos ni siquiera se han enterado de ella.
De acuerdo con CalMatters, una empresa periodística no partidista y sin fines de lucro, la profesora de la facultad de Ciencias Políticas de Fresno City College, Esmeralda Soria preguntó a sus alumnos si sabían que los californianos pronto votarán para ver si deben expulsar al gobernador Gavin Newsom de su cargo.
“La mayoría de mis estudiantes ni siquiera sabían que estaban a punto de recibir las boletas por correo”, dijo Soria. “Algunas personas ni siquiera saben qué es una destitución”. La mayoría de los estudiantes de Soria, así como la mayoría de los electores que están representados en el Concejo Municipal de Fresno son latinos, un grupo que podría ayudar a decidir el resultado de dicha elección si se moviliza.
Otro de los problemas que se vislumbran es que el rival más serio del gobernador Newsom es el locutor de radio Larry Elder, quien ha calificado el calentamiento global como «una tontería»; dice que el salario mínimo debería ser «cero punto cero-cero», y le dio a Stephen Miller, el principal asesor de línea dura en inmigración de Trump, su primera gran plataforma pública.
Con todo, si más del 50% de los votantes responden “Sí” a la primera pregunta, Newsom será expulsado de su cargo. Ahí es cuando entra en juego la segunda pregunta: los votantes pueden elegir entre 46 candidatos que han sido certificados para aparecer en la boleta, compitiendo por reemplazar a Newsom por el resto de su mandato, que termina en enero de 2023.
Así las cosas, si la revocatoria tiene éxito, el candidato sustituto sólo tendrá que ganar una pluralidad de apoyo, más que sus oponentes, no la mayoría de todos los votantes para ser el próximo gobernador de California. Pero si los votantes rechazan la primera pregunta votando «No» a la revocatoria, Newsom seguirá siendo gobernador. Ya varios de los principales candidatos a la revocatoria han señalado que se presentarán en su contra en las elecciones para gobernador en 2022■