America’s Voice, Denver, Colorado
Leonardo Torréss, naturalizado y de origen chileno votó por primera vez en su vida en Colorado hace unos días. Lleva 13 años en Estados Unidos, obtuvo la ciudadanía este año, y sufragó tras registrarse, cuenta, como independiente.
«Estoy muy emocionado y digo que he tenido que esperar 44 años, mi edad, para poder votar. Nunca lo hice en Chile ni en Brasil, donde viví antes de llegar a Estados Unidos en 2001», explicó.
La inmigración es uno de sus temas de interés aunque no compartió por quién votó. Reconoce que hay mucha desilusión por los reveses de la reforma, «pero no hay que perder la esperanza porque no es un tema sencillo y no deben sentirse desalentados con salir a votar. Al contrario. El voto cuenta», indicó.
Los partidos políticos, pero especialmente los demócratas que enfrentan una lucha cuesta arriba en sus intentos de mantener el control del Senado, esperan que más hispanos como Torréss ejerzan su derecho con la esperanza de que voten por ellos.
Colorado es uno de los estados que puede definir el control del Senado, y la contienda entre el titular demócrata, Mark Udall, y el aspirante republicano, Cory Gardner, es quizá la que mejor refleja cómo el voto latino puede ser la diferencia entre el triunfo o la derrota de Udall.
Tradicionalmente los demócratas tienen más problemas que los republicanos en movilizar a su base en elecciones intermedias. La agencia de noticias Prensa Asociada reportó que la votación por correo en Colorado estaría beneficiando mayormente al Partido Republicano, que busca recuperar el Senado y, por ende, controlar el Congreso a partir de enero. Esto, si se concretan los diversos sondeos que apuntan a que los republicanos parecen encaminados a ganar los seis escaños que requieren como mínimo para controlar el Senado, o quizá más.
La firma encuestadora Latino Decisions advirtió, empero, que muchos sondeos, especialmente en el caso de Colorado no encuestan adecuadamente a los latinos; y se pregunta incluso si aquí se repetirá lo ocurrido en Nevada en 2010, cuando las encuestas aseguraban que la republicana del Tea Party, Sharron Angle, le arrebataría el escaño al líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid. Angle recurrió a publicidad antinmigrante que Reid condenó y se sostuvo en su apoyo a la reforma migratoria y al DREAM Act. Reid ganó. Incluso en Colorado en 2010, el designado senador demócrata, Michael Bennet, era casi dado por perdedor, según sondeos, ante su opositor republicano, Ken Buck, y Bennet ganó por sólo 15 mil votos con 81% del sufragio latino.
Este año, sin embargo, los demócratas no sólo están luchando, en general, contra la sombra del presidente Barack Obama, cuyos bajos índices de popularidad salpican las diversas contiendas, pero Colorado en particular es laboratorio de la decepción que la falta de reforma migratoria legislativa y el retraso de las acciones ejecutivas migratorias para ofrecer alivio de la deportación a ciertos indocumentados ha generado entre muchos electores hispanos.
Para votantes como Ana Temu, sin embargo, ha sido más fuerte el temor a que gane el republicano Gardner. Su esposo y su padrastro son indocumentados. Ana ya votó y lo hizo por Udall, dijo, con la esperanza de que los demócratas mantengan el Senado y en consecuencia el presidente Obama gire órdenes ejecutivas que, de ser amplias, podrían ayudar a sus familiares.
Obama anunciaría las órdenes después de las elecciones, aunque ya hay ansiedad por el alcance de las medidas y, al igual que Ana, algunos temen que si los demócratas pierden el Senado, no habrá mucho incentivo para girar medidas de gran alcance.
«Todavía estamos decepcionados con Obama por lo que prometió y no ha hecho, pero vemos como que no hay otra opción. Es obvio que los republicanos no nos van a dar nada, pero también es obvio que los demócratas no nos toman en cuenta como familias y ahora tenemos que elegir entre el menos malo», dijo la joven estudiante.
Con todo y decepción, Ana ha formado parte de los esfuerzos de movilización de votantes latinos casa por casa. La esperanza, dijo, es que las acciones ejecutivas sean amplias y se anuncien aunque los demócratas pierdan el Senado. De lo contrario, recordó, la frustración de los latinos afectaría a los demócratas en el 2016.
Alvina Vásquez, directora de comunicaciones de Campaign for a Strong Colorado, espera que la facilidad de votar en ese estado, incluso registrándose y votando el mismo martes, sea un factor para un incremento del voto hispano. Vásquez asegura que los votantes abordados mediante los programas de participación cívica demuestran entusiasmo de votar, muchos por vez primera, y de hacerlo por candidatos que apoyan la reforma migratoria.
«Si Udall gana y el voto latino es un factor, definitivamente tiene que empujar al presidente Obama a girar las órdenes ejecutivas. Si Udall pierde, el mensaje a la administración sería que no pueden dar el apoyo del voto latino por sentado. Tiene que ser una conversación constante y no puede ocurrir uno o dos meses antes de las elecciones», señaló Vásquez.
Agregó que tiene que haber un balance: «Del mismo modo que queremos que los legisladores se involucren en la defensa de los asuntos que nos interesan, la comunidad también tiene que involucrarse», afirmó.
De ahí que votantes como Torréss consideren que el derecho al voto es un privilegio que no hay que dar por sentado, así haya decepción.
«Todo el que sea elegible para votar debe hacerlo, primero porque es muy sencillo hacerlo; segundo, porque es un derecho que tiene que ejercerse, porque de lo contrario los derechos algunas veces te los quitan; y tercero, es una satisfacción personal saber no sólo que estás votando por ti y por tus intereses, sino por la comunidad», concluyó Torréss.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice