Noticiero Latino
El tiroteo mortal en las instalaciones administrativas del Astillero Naval en Washington, ubicado en las cercanías del vecindario de la Casa Blanca y el Capitolio, que dejó 13 muertos, incluido Aarón Alexis, el texano de 34 años de edad que perpetró la masacre y murió tras enfrentarse con la policía, ha revivido una vez más el debate sobre la pertinencia de regular la compra y posesión de las armas de fuego, y en particular las de alto poder destructivo y de uso que debiera ser exclusivo al Ejército, con cargadores de gran capacidad para portar municiones.
Sin embargo, de acuerdo con analistas y actores en el debate sobre las armas de fuego, esta discusión difícilmente aterrizaría en una legislación, por lo menos en un futuro cercano, por la fuerte oposición del grupo de legisladores que cabildean bajo el auspicio de la Asociación Nacional del Rifle en el Congreso, reportan agencias.
Hay que recordar que a pesar de que en las pasadas elecciones intermedias casi ninguno de los candidatos republicanos apoyados por la referida asociación del rifle ganó un asiento en la legislatura, sin embargo está fresca aun en la memoria la destitución de los senadores demócratas del estado de Colorado, John Morse y Ángela Girón, que la semana pasada fuero revocados con apenas el 13 por ciento del electorado en esa entidad por haber contribuido a la aprobación de medidas más duras para regular las armas de fuego, como ampliar los controles de antecedentes y limitar el número de municiones, luego del tiroteo masivo de Aurora el año pasado. Morse y Girón son los primeros políticos de Colorado en ser revocados en la historia del estado. No obstante dicha revocación, la nueva ley que regula las armas de fuego en Colorado quedó vigente, y el Senado estatal de Colorado se mantiene bajo el control de los demócratas.
En este peliagudo debate, una de las propulsoras más decidida quizás en la enorme y urgente tarea de regular las armas de fuego es la senadora demócrata por California, Dianne Feinstein, quien luego de esta nueva masacre se preguntaba ayer, “¿Cuántas muertes más hacen falta para que el Congreso legisle a nivel federal y deje de eludir sus responsabilidades?”, al tiempo que exaltaba a los legisladores de ambos partidos a poner fin a esta carnicería.
Según agencias informativas la matanza de ayer en la capital del país, perpetrada justo al lado de los asientos del poder federal puede ser el tiroteo más mortífero desde que el mayor Nidal Hasan matara a 13 personas e hiriera a 30 en 2009 en el Fuerte Hood, en Texas, cuyo agresor fue condenado a muerte el mes pasado. Y la de ayer es también la séptima matanza, en lo que va del mandato de Obma, con armas de fuego compradas por individuos o bien con problemas mentales o con antecedentes penales, como es el caso de Aarón Alexis, que en el pasado cercano había sido arrestado varias veces en ofensas legales relacionadas al uso de armas de fuego.
En tanto, desde la Casa Blanca el Presidente Obama lamentó la tragedia de ésta, la séptima balacera con armas de fuego en lo que va de su mandato, se condolió con las familias de las víctimas y conminó a la ciudadanía a orar.
«Estamos enfrentando otra balacera masiva, y hoy sucedió en una instalación militar en la capital de nuestro país», declaró el mandatario en un sentido e improvisado discurso a la nación. Agregó: «Es una balacera que tuvo como objetivo nuestro personal civil y militar. Ellos son hombres y mujeres que van a trabajar, que hacen el trabajo de protegernos. Son patriotas y conocen los peligros de servir en el extranjero, pero hoy ellos enfrentan violencia inimaginable que no hubieran esperado en casa», reporta Prensa Asociada.
En una de las habituales conferencias de prensa de la Casa Blanca, respondió a una pregunta sobre si este lamentable incidente en el Astillero de la Naval en Washington reactivaría el llamado a un mayor control de armas de fuego, Jay Carney, el vocero presidencial respondió que Obama estaba poniendo en marcha medidas ejecutivas, para las que desde luego no dio detalles; pero añadió que el Presidente reiteró su compromiso para reforzar las leyes relacionadas con las armas. Entre otras cosas, dijo Carney, se trata ampliar las revisiones de los antecedentes de los compradores a través del Internet, o en las ferias de armas, que son tan polares en este país. Según repetidas encuestas de opinión sobre el tema, una abrumadora mayoría de los estadunidenses aprueba la instauración de medidas simplemente de sentido común, para reducir la violencia derivada de las armas de fuego, al igual que lo hace el presidente, señaló su vocero.
Por el momento, la Asociación Nacional del Rifle no ha emitido una sola palabra al respecto. Pero se sabe que celebró la revocación de Morse y Girón lanzando una velada advertencia contra los defensores de un mayor control de las armas de fuego, sobre lo que puede pasar a quienes se opongan a esta industria que busca abolir dichas regulaciones.
Colorado pasó a ser sin embargo el segundo estado, después de Nueva York, que ha aprobado en Estados Unidos una ley más estricta para el control de armas, gracias al valor civil de legisladores como Morse y Girón, empeñados en acotar el poder destructivo de este flagelo de las armas de fuego sin regulación.
“En un momento dado dije que si me costaba la carrera política, que así fuera. Eso no significa nada en comparación con lo que las familias de las víctimas de violencia derivada de las armas padecen cada día”, declaró en su oportunidad el destituido senador de Colorado, John Morse.