Cuando parecía que algunos republicanos actuaban “bien”, sacan la HR 3030 y la Ley Kate en la Cámara

Un manifestante decide resistir para llegar al triunfo. Foto: Rolling Stone

Un manifestante decide resistir para llegar al triunfo. Foto: Rolling Stone

De la redacción

Apenas y tomábamos un poco de aire con la estrepitosa derrota de una camarilla de senadores republicanos -todos hombres blancos-, que intentaron asaltar a la nación al buscar sin éxito derogar la Ley de Cuidados de Salud Costeable (ACA), y sin tener un opción viable para reemplazarla, con una nueva escalada de groseros ataques antinmigrantes que emanan de cortes y del fuero interno de la actual administración.

Suspendiendo por un momento entre paréntesis la prohibición de entrada a ciudadanos de seis países con mayoría poblacional musulmana, que sufrió una ligera modificación recién, cuando creíamos que por fin los enjundiosos senadores se retirarían estos días festivos a celebrar un año más de independencia nacional el próximo 4 y hasta el 11 de julio, los legisladores de la Cámara de Representantes aterrizaron la discusión de dos proyectos de ley y los sometieron a voto. Se trata de las proposiciones, HR 3003 y la HR 3004. El anuncio de estas medidas fue nuevamente sorpresivo.

La primera, la HR 3003 también es conocida como el “Acta de Cero Santuario a Criminales”, y fue aprobada ayer con 228 votos contra 195. “En su núcleo castiga con la privación de ciertos fondos federales a ciudades y jurisdicciones ‘Santuario’, o aquellas que se nieguen a colaborar con los agentes de las diversas corporaciones de Inmigración, dice el periódico de Los Ángeles, La Opinión. Además obligaría a los cuerpos policiales y a las cárceles de ciudades y condados a cumplir con las peticiones de ICE para mantener a inmigrantes detenidos, aunque no haya una orden judicial en su contra.

La otra es la H.R. 3004, conocida también como la Ley Kate, que pasó ayer en la cámara baja con una votación de 257 contra 167 que se opusieron a ella. El sobrenombre de esta propuesta alude al nombre de Kate Steinle, la mujer asesinada en 2015 en la ciudad de San Francisco, California, por un inmigrante que se hallaba indocumentado y había sido deportado cinco veces dice la prensa. Esta propuesta legislativa contempla que cualquier deportado que reingrese a Estados Unidos puede ser encarcelado por hasta dos años.

Vale anotar sin embargo que, los índices nacionales de asesinato más altos no recaen precisamente en los miembros de la comunidad inmigrante, sino mayormente en la población blanca ciudadana, que “curiosamente” es la menor población carcelaria en Estados Unidos.

Por la HR 3004, dice la fuente, “24 demócratas cruzaron filas y votaron a favor de la medida, que impone fuertes penas carcelarias a inmigrantes indocumentados condenados por diversos delitos”, incluyendo por supuesto conducir bajo la influencia de alcohol o de drogas, y a quienes reingresen ilegalmente o sin documentos migratorios legales, mejor dicho, a este país.

Como es de suponer, porque habrán escuchado ya proferir estas promesas y amenazas contra los inmigrantes durante su campaña presidencial, el presidente Trump las promulgará en ley apenas lleguen a sus manos, o a su escritorio, tras ser aprobada también en el Senado; “donde afrontan un futuro incierto y una gran oposición demócrata».

Por si fuera poco, ayer viernes la administración Trump dia a conocer una nueva medida antinmigrante, con la que las autoridades federales de Estados Unidos “usarán a menores en busca de refugio para proceder judicialmente contra sus padres, acusándolos de contrabando humano”, dice la publicacion, Sin Fronteras, del periódico mexicano La Jornada.

Es decir que si afligidos por la suerte que corren sus hijos menores o adolecentes ante los grupos delictivos que los amenazan y reclutan en sus países de origen, como por citar ejemplos geográficamente cercanos en Guatemala, El Salvador, Honduras (el ‘Triángulo Norte’, centroamericano) y México, si un padre o una madre decide encargar a alguien que le traiga a sus hijos a Estados Unidos, o un coyote, en ese momento los padres se convierten en traficantes de seres humanos.

Por otro lado, en días pasados trascendió que el presidente busca ya las maquetas prototipo que competirán para la construcción de su muro, según dice él mismo.

Pero con los acontecimientos de hace apenas un par de días en el Senado, o el estrepitoso fracaso que frustrara la propuesta para repeler ACA,  estas medidas tienen que ser sometidas a voto en la cámara alta; y ahí todavía está por verse, sobre todo luego de volver de sus distritos con los oídos saturados de las necesidades que habrán escuchado de su electorado en las distintas asambleas populares (town hall) que seguro tendrán que atender en sus respectivos estados y localidadess. Ahí escucharán quizás sobre la reforma a la ley de salud, y sobre las conveniencias e inconveniencias de las leyes Katy y la propuesta anti-santuario.

En tanto, muchos se rascan la cabeza tratando de comprender las implicación de la orden ejecutiva de Trump, que prohíbe la entrada de musulmanes al país, quienes con esta ley prácticamente perdieron a los abuelitos; porque la ley de marras establece que no son ya parte de la familia, o ya no establecen un vínculo confiable con el resto de la familia  a la hora de tramitar un permiso para venir a visitar a sus parientes y nietos.

El legislador demócrata por Illinois, Luis Gutiérrez, acusó a los republicanos de avanzar una campaña de engaños con medidas que convierten a los inmigrantes en “criminales de carrera”, cuando la realidad es que la mayoría de los extranjeros busca cómo sobrevivir en este país.

Durante los últimos 30 años, dicen expertos, el país ha vivido una sostenida tendencia, ciertamente hoy mayor, de medidas restrictivas y ha venido aceitando la maquinaria de la deportación; satanizando o por lo menos estigmatizando a los inmigrantes con campañas de odio y miedo, y mucho sufrimiento para esta comunidad, al tiempo que entorpecen el avance de la economía y la cultura.

La Opinión sostiene que Ley Kate, es una prueba de fuego para los demócratas, porque en un ambiente de polarización política los republicanos podrían explotar su oposición a la medida, acusarlos de ser ‘blandos’ contra el crimen, y sumar votos en las urnas el próximo año y en los subsiguientes ciclos electorales.

La moneda está en el aire, y esta puede ser una buena oportunidad para los demócratas que quieran consolidad posiciones y amarrar alianza duraderas con los inmigrantes, mientras redefinen una nueva fisonomía que los conecte mejor con la clase trabajadora y el electorado general. Hace falta ponerse de una vez por todas a la altura de las circunstancia. La defensa de los inmigrantes, así como la del derecho a la salud y a vivir sin miedo es la defensa del alma de este pueblo, venido de todas partes del mundo.

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