Crece la deforestación en la Amazonía a la par que la voracidad económico-política

De la redacción

Una furiosa conflagración que destruye grandes tramos de la selva tropical más grande del mundo, en la Amazonía, es percibida ahora en inmensas columnas de humo negro que se elevan hacia el cielo; «como si esa extensión de bosque cerca de la frontera noroeste de Brasil con Bolivia hubiera sido objeto de una feroz campaña de bombardeos», dice el periódico, The Guardian.

Un equipo de el semanario inglés realiza una extensa investigación acerca del origen del pavoroso desastre, para lo cual viajó casi 2 mil kilómetros por carreteras y ríos y a través de dos de los estados amazónicos más afectados por los incendios de este año, Rondônia y Amazonas.

En una de sus visitas a la región devastada por el fuego encontró en una granja cercana al incendio «dos barriles de gasolina vacíos y un grupo de botes de plástico arrojados a la entrada de una casa», lo que insinuaba a un posible culpable: «un ganadero incendiando otra franja de la selva brasileña para expandir su dominio amazónico”.

Y no fue sino hasta tres semanas después de iniciados los incendios en Brasil que una tormenta internacional se desatara contra el gobierno de extrema derecha del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, cuando éste lanzara una campaña global de relaciones públicas «diseñada para convencer al mundo de que la situación está bajo control: El Amazonas no está ardiendo, no está ardiendo en absoluto», insistió el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Ernesto Araújo, en una entrevista con CNN.

Otros políticos aliados de Bolsnaro, como Marcos Rocha, coronel retirado de la policía que ahora es gobernador de Rondônia y quien desestimó el «alboroto» por los incendios como una “artimaña extranjera para bloquear la economía de Brasil”, apoyó su consuelo en los incendios que ocurren en otras partes del mundo: “Si observamos la situación en otros países, sus bosques se están quemando mucho más que aquí”, en Brasil.

Sin embargo, de acuerdo a “un creciente cuerpo de evidencias”, sostiene el Guardian, “Brasil está entrando en una nueva era de devastación amazónica… Una carretera de 2 mil kilómetros y una odisea fluvial en Brasil revelan el consenso de todo mundo: Bolsonaro ha dado paso a una nueva era de deforestación”.

Líderes indígenas, mineros de oro, activistas ambientales y funcionarios del gobierno afirman por igual que Jair Bolsonaro ha derogado protecciones ambientales, y que “su retórica anti-ambiental ha contribuido a la escala de los incendios de este año… donde más de 30 mil fuegos se registraron tan sólo en agosto”, dice la fuente, “poniendo en marcha una nueva era de demolición”.

“Es un caos. Caos, caos, caos «, se lamentó por su parte un alto funcionario de Ibama, la agencia ambiental de Brasil. Bajo condición de anonimato dijo a la funete: «Si seguimos así, las cosas empeorarán cada vez más», señalando el aumento de la deforestación de la Amazonía durante los primeros ocho meses de poder de Bolsonaro en Brasil.

La vida nunca ha sido fácil para los activistas y los agentes del gobierno que buscan frenar la destrucción de la selva tropical en una vasta región, “a menudo sin ley”, que muchos todavía llaman el «lejano oeste» de Brasil.

El Guardian afirma que estadísticas producidas por el propio instituto espacial de Brasil, «cuyo director fue despedido el mes pasado después de enfrentarse con Bolsonaro», muestran que la deforestación ha aumentado en los últimos meses, «perdiendo diariamente un área del tamaño de Manhattan… por lo menos durante el mes de julio”.

Ahora, a medida que el desmantelamiento del sistema de protección ambiental de Brasil se acelera, «tres oficinas regionales están en proceso de desactivación», dejando sólo un puesto de comando central, en la capital, «para combatir el crimen ambiental en un estado tres veces más grande que España”.

Un líder indígena de una reserva dijo a la fuente temer que “la afluencia de productores de soya, ganaderos y compañías mineras se acelere a medida que el presidente de Brasil presione para que se permitan tales actividades de deforestación en áreas previamente protegidas”. Tal «desarrollo», predijo, traería «nada más que miseria» para su pueblo.

Un gambusino buscador de oro dijo que “él y prácticamente todos sus colegas respaldaron a Bolsonaro creyendo en sus promesas de que abrir el Amazonas los ayudaría a alimentar a sus familias”. Y otro propietario de una tienda de servicio en la costa de Humaitá, que vende a llos gambusinos dijo que “también estaba optimista de que el presidente eliminaría las reservas ambientales e indígenas para que pudieran ser explotadas comercialmente”.

Durante su campaña, Bolsonaro “prometió dividir las tierras indígenas. Por eso los rancheros votaron por él”. En tanto, otro líder indígena dijo a la fuente que cuando ganó Bolsonaro, «Nos sentimos tristes. Pero ahora tenemos que luchar, ¿no?».

Como siempre, es imposible saber quién había iniciado el fuego o por qué. Pero los bomberos que luchaban por sofocar el incendio «sospechan intención criminal». Y adviertieron al Guardián que “tal vez el iniciador de los incendios aún acecha en las sombras”.

Un sargento de bomberos que yacía “exhausto y consternado”, deploró la situación: «Todos los años hacemos campañas contra el inicio de incendios, pero es como si cuantas más campañas hagas, peor… Nos deja con poca fe en que los humanos entenderán que necesitan proteger el medio ambiente”■

Para un análisis más amplio y profundo sobre este tema, escuche Línea Abierta:


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