Laura Zúñiga sostiene el micrófono en una conferencia de prensa en Honduras. Foto: mujer.com

De la Redacción

Laura Zúñiga Cáceres, hija de Berta Cáceres, la activista hondureña coordinadora y fundadora del Consejo de Pueblos Indígenas de Honduras (Copinh), ultimada a balazos el 3 de marzo pasado y sin que hasta la fecha las autoridades hayan esclarecido el crimen, denunció en Washington, DC estar siendo hostigada junto con sus familiares, reporta Prensa Asociada (Ap).

En la conferencia que dio en el Congreso de la capital estadunidense, Laura Zúñiga dijo que varios sujetos desconocidos y armados la han seguido a ella y a sus hermanas, y que otras personas también ajenas han estado fotografiando la casa de su abuela, donde vive gran parte de su familia, así como la vivienda que ocupó la referida activista asesinada, presuntamente por sicarios de la empresa que intenta construir una hidroeléctrica en territorio del pueblo indígena lenca.

Como se sabe, Berta Cáceres había sido galardonada en 2015 con el prestigioso Premio Ambiental Goldman para el Sur y Centroamérica por su contribución a la lucha persistente en contra de la polémica construcción de una represa hidroeléctrica, financiada por el Banco Mundial, que amenazaba con desplazar a cientos de indígenas de Honduras pertenecientes a la etnia Lenca. La activista había sido amenazada de muerte en 33 ocasiones y se hallaba bajo una más que deficiente protección cautelar por tal motivo, misma que no alcanzó para proteger su vida.

En su gira por Estados Unidos para denunciar el clima de muerte que vive el activismo en su natal Honduras, Laura Zúñiga planeaba visitar ayer el Departamento de Estado para solicitar que la entidad ejerza presión al gobierno de Honduras para que permita crear un grupo de expertos independientes, como el que trabaja en México para resolver el caso de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, tres asesinados y el resto desaparecidos desde el 26 de septiembre de 2014.

«Vivimos un cerco que nos hace el gobierno. No dicen qué investigan. Nos han ignorado de manera bestial», declaró Zúñiga a Ap.

La idea es que el gobierno hondureño se apoye en dicho grupo de investigación independiente para que investigue el homicidio de su madre y de otros activistas ultimados, como es el caso también de Nelson García, otro ambientalista indígena que fue asesinado también a balazos a manos de desconocidos dos semanas después del asesinato de Berta Cáceres.

En las reuniones que ha venido sosteniendo con legisladores de ambos partidos políticos en Washington la joven activista de 23 años de edad, Laura Zúñiga ha insistido en que las autoridades hondureñas compartan con la familia detalles de la investigación. También que Estados Unidos condicione o suspenda la ayuda militar y económica a Honduras para frenar la cacería contra los activistas. Como se recordará, el gobierno de Estados Unidos estableció el actual régimen hondureño tras de un golpe de estado que depuso al ahora ex presidente democráticamente electo, Manuel Celaya, el 28 de junio de 2009.

Las recientes actividades de denuncia contra la persecución que están sufriendo los activistas en Honduras ha forzado a Zúñiga a suspender un viaje a Argentina donde planeaba iniciar sus estudios universitarios en el campo de la obstetricia. Y deploró que las autoridades hondureñas estén manejando la versión de que la muerte de Berta Cáceres se debió a posibles conflictos pasionales entre los miembros de la organización a la que su madre pertenecía.

Berta Cáceres había denunciado en repetidas ocasiones amenazas de muerte en contra de su persona por parte de la policía, el ejército y grupos de terratenientes. Por tal motivo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le había otorgado medidas cautelares desde 2009, pero el gobierno hondureño no le asignó, como es obvio, ninguna clase de protección■