Por Malú Huacuja del Toro
Publicado originalmente en inglés en: Alternet
La traducción ha sido importante a lo largo de la historia de las Américas hasta este preciso momento
Con excepción de Estados Unidos, en todo el Continente Americano, el 12 de octubre es conocido como el Día de la Raza, lo que significa un encuentro de diferentes razas y mundos, no el «Día de Colón». Estados Unidos es el único país que celebra el descubrimiento de un continente por gente de otro, como si los pueblos originarios no existieran antes de haber sido vistos por la gente que llegaba dentro de tres naves.
También celebra el culto de la personalidad. Por todas esas razones, el pueblo multicultural y multirracial de Estados Unidos está considerando .vrebautizar el Día de Colón bajo otros términos y un entendimiento diferente de la historia.
Las palabras tienen significado e historia, usualmente desde el punto de vista del conquistador. Los países latinoamericanos hablan español porque nuestros pueblos originarios fueron conquistados por la Corona Española, mientras que los pueblos originarios del norte fueron conquistados por la Corona Británica. Desde entonces, nuestros idiomas nos dividen. Necesitamos traducciones para crear puentes entre nosotros.
Para bien o para mal, los traductores pueden cambiar la historia. Son los escritores fantasmas anónimos de ella. También pueden crear mitos, o bien, destruirlos. La ciudad de México fue construida sobre muchos mitos y a causa de ellos, pero también, por una traductora: la Malinche. Cuatrocientos noventa y ocho años antes del último terremoto mortal, cuando el conquistador español Hernán Cortés tomó la majestuosa ciudad, ciertamente la mitología azteca estaba de su lado, pero del otro, una traductora. En efecto, los aztecas creyeron que él era su dios serpiente Quetzalcóatl, quien, según las profecías, regresaría.
Tal como los propios conquistadores lo escribieron, el rey Moctezuma recibió a Cortés de la manera más acogedora adentro de la ciudad sagrada que fue construida sobre otro mito (el mito del águila y la serpiente sobre el lago). Le abrió las puertas de su palacio y su templo. Lo hospedo. Le permitió regañar a los indígenas por tener esos dioses no cristianos tan horribles. Le dio a Cortés el suficiente acceso y tiempo para planear cómo se iba a robar el tesoro de Axayácatl, pero siempre cabe la pregunta si toda esa primera parte no violenta de la Conquista habría sido posible sin la mujer indígena Malinche traduciendo la reunión cumbre. Cuando Moctezuma le hablaba a Cortés, lo llamaba a él —a Hernán Cortés— «Malinche», porque ésa era la persona que hablaba a nombre de la Corona Española. Ella era la voz que los indígenas invadidos escuchaban en sus cabezas. Nunca sabremos si modificaba o suprimía algunas partes de la conversación que hizo historia.
El otro muro
Antes de la idea del muro de Trump, otro muro se ha levantado entre México y Estados Unidos: el muro de la desinformación. Es el muro que condujo al TLCAN, el cual se firmó sin el consenso del pueblo común de Estados Unidos, comprometiendo nuestro futuro por generaciones y aumentando la emigración. No es en el mejor interés de los oligarcas mexicanos ni de los narcotraficantes mexicanos ni de los plutócratas estadunidenses y los políticos estadunidenses que la mayoría de la gente común empiece a comunicarse entre sí, pues terminaría haciendo un pacto mejor para ambos países. Éste es, por tanto, un muro que se ha construido por una razón.
Se esperaría que, en la era digital, los traductores de Google y las aplicaciones de comunicaciones pueden romper las barreras del idioma entre la gente común, pero con una mirada atenta a cualquier campaña electoral en particular, y en especial a las elecciones presidenciales de EEUU el año pasado, se corregiría esta interpretación. Con la ayuda de las granjas de trolls (cibergolpeadores, les diría en español) en Facebook y Twitter, fue más gente de Estados Unidos la que terminó insultando a más mexicanos de lo que probablemente nunca había hecho, y sin deseo de aprender ningún idioma extranjero.
Puede ciertamente darse el caso de que haya una mejor comunicación con la ayuda de traductores automáticos en intercambios privados, pero no en foros abiertos en los que se discuten asuntos de interés social y público, y definitivamente no con la interferencia de trolls pagados con propósitos políticos: están entrenados para poner fin a cualquier conversación antes de que empiece.
Es un muro difícil de romper sin un periodismo profesional que informe a la población sobre los verdaderos problemas por todas partes del continente, y la barrera idiomática no ayuda. No fue sino hasta hace poco que una red progresista en Estados Unidos, Democracy Now!, comenzó a considerar la necesidad de «ir al sur»1 y comunicarse no sólo con México sino con toda Latinoamérica y con los inmigrantes en Estados Unidos, ofreciendo no sólo las sobras hechas con «el tipo que habla español en la oficina», sino servicios de traducción de alta calidad para sus noticias.
Su página electrónica en español marcó una tremenda diferencia. Hasta hace no mucho tiempo los únicos canales de televisión disponibles para los hispanohablantes en Estados Unidos transmitían viejas telenovelas, en su mayoría producidas por la cadena Televisa, y programas de entrevistas con estrellas de Televisa, conducidos por gente conservadora, con un nivel de escolaridad de primaria, y sin ningún interés en cuestiones sociales, económicas y políticas.
El resto de noticiarios en prensa, radio y televisión, era en su mayoría una réplica de Fox and Friends. Lo extraño es que los medios de información progresistas y las organizaciones de izquierda en Estados Unidos, conducidos por gente que reconocía la existencia de una clase obrera de muy diversas procedencias y razas —incluyendo a los trabajadores inmigrantes como parte de esa mano obrera— no pensaban que semejante ataque masivo contra la mentalidad de los trabajadores inmigrantes necesitara ser contratacado con una radio, prensa o televisión muy profesional, objetiva e inteligente.
Durante años, los programas de noticiarios conservadores en español no tenían otra competencia relevante más que los conductores menos calificados que parecían haber sido elegidos por la política de «el que sea que hable español en la oficina». Sin intención de ofender al pasante que está aprendiendo español ni al «tipo de la casa de junto» cuya madre habla español porque nació en Latinoamérica, pero en los medios de información progresistas de Estados Unidos hay una doble norma que necesita atenderse para romper ese muro.
Si fueran ustedes el director general de una radiodifusora o televisora en inglés, ¿contratarían a un conductor sin ninguna experiencia y / o ninguna representatividad popular en su comunidad, sin ninguna capacidad de convocatoria ni liderazgo, sin el suficiente vocabulario para hablar con fluidez ante el micrófono, sin ninguna información ni formación en comunicaciones, ni siquiera teórica?
Eso es exactamente lo que una icónica estación de radio en la ciudad de Nueva York ha estado haciendo en las últimas décadas en lo que respecta a la mayoría de sus programas en español. Aplican un doble parámetro en sus políticas de contratación porque ellos son progresistas, pero solamente en inglés.
A juzgar por los resultados de sus producciones en sus últimas décadas, no piensan que el auditorio en español se merezca el mismo nivel de información y profesionalismo, por no hablar de una representatividad popular. Tienen muy pocos radioescuchas y en ciertos casos sus conductores son precisamente algunas de las personas más aisladas de su comunidad, ya sea porque no saben socializar o no tienen carisma o ninguna formación o trayectoria como comunicadores. Se les puede ver tratando de socializar en actos públicos políticos. Ni siquiera se presentan como reporteros de la estación (nadie les ha enseñado a hacerlo). Yo conozco por lo menos a un conductor -de dicha estación- que cree que los Illuminati van tomar control del planeta y que los OVNIS se apoderarán de nosotros. Eso no hace su cadena de radio muy diferente de lo que es InfoWars.
Este sistema de dos niveles para medios en inglés y en español produjo tantos programas tan malos que resultó ser razón suficiente para que la Radio Pública Nacional eliminara su División en Español en los años 90 –cortando el financiamiento. El bajo nivel de calidad estaba documentado.
Tal reducción de financiamiento solamente perjudicó a las radiodifusoras más pequeñas, verdaderamente populares, menos glamorosas (pero con mayor audiencia) dirigidas por y para trabajadores inmigrantes, como es Radio Bilingüe, que transmite en español, mixteco –hmong- e inglés. Fue fundada por Hugo Morales, un trabajador campesino indígena procedente de la zona mixteca de Oaxaca y graduado en Harvard, y es una radiodifusora financiada por sus radioescuchas –y algunas fundaciones progresistas de salud-, que produce diario el único programa nacional de noticias en español –Línea Abierta– y programas de asuntos públicos en los medios públicos de Estados Unidos. Pese a que la mayoría de sus radioescuchas la conforman trabajadores que viven en comunidades de bajos ingresos, Radio Bilingüe no los trata como ciudadanos de segunda categoría que no se merecen parámetros de alta calidad en información, vocabulario y fluidez, solamente porque hablan español.
Las versiones en español se van al sur
Es un muro alto y difícil de romper entre el norte y el sur, pues está hecho de varias capas de indiferencia cultural. «Democracy Now! ha sido de verdadera ayuda al traducir el artículo clave de la semana al castellano, al igual que realizar algunas entrevistas en este idioma (como, por ejemplo, a activistas por los derechos de los inmigrantes) —explica el Colectivo de Rebelión-. Amy Goodman es además una excelente entrevistadora que permite que los invitados profundicen en los temas. Tanto ella como Juan González y todo el equipo se destacan del resto de medios porque dan voz a las organizaciones de base, a las comunidades afroamericanas y latinas y a gente de todo el mundo que ha sido afectada por la política de EE.UU.: perspectivas que son sistemáticamente excluidas de los medios comerciales».
Con cerca de 10 mil lectores diarios —la mitad de los cuales viviendo en América Latina—, Rebelión es una de las publicaciones digitales más diversa y profesionales de todas partes de Latinoamérica y España. Está hecha por un grupo de editores, traductores y escritores de todos los países latinoamericanos, cubriendo todos los continentes. Responden de manera colectiva a esta entrevista, explicando que no pueden confiar en los medios comerciales estadunidenses porque «no dan una idea de lo que verdaderamente sucede en EE.UU., puesto que ellos difunden propaganda a favor de un Estado que beneficia al 1% protegido por un Estado policial que invierte cifras astronómicas en las guerras mientras le niega atención médica y educación a su población; que cuenta con el mayor índice per cápita de presos en el mundo».
«Nuestras principales fuentes de información son periodistas independientes, entre los que se cuentan inmigrantes latinoamericanos radicados en EE.UU., incluyendo indocumentados que sufren en carne propia la discriminación y opresión del sistema. Estamos en contacto y publicamos textos de grupos comunitarios que luchan por una sociedad más justa, como Unión del Barrio; con pensadores y activistas, como Noam Chomsky y James Petras. De todos ellos -al igual que de otros medios alternativos- proviene esencialmente la visión de la realidad estadunidense que tratamos de proyectar hacia nuestros lectores».
Rebelión es una de las pocas publicaciones digitales que pone especial atención al trabajo de traducción de diferentes idiomas. Tiene traductores especializados para diferentes temas o secciones. «¿Por qué les interesa todavía utilizar traductores humanos en lugar de robots de Google?», les pregunté.
«Desde su fundación Rebelión ha tenido la suerte de contar con un equipo de traductores militantes y conscientes de la importancia de hacer accesible en castellano informaciones escritas en otros idiomas. Para que esta información sea de verdad accesible y llegue de verdad a los lectores ha de ser comprensible, cosa que los llamados traductores automáticos rara vez consiguen. Un autor-escritor-pensador-ser humano merece ser traducido por un traductor-ser igualmente humano. Un ‘traductor humano’ siempre se esforzará por hacer el contenido de un artículo lo más comprensible posible para el lector permaneciendo, al mismo tiempo, fiel a la fuente. Es algo en lo que las personas que pertenecen al equipo de traductores de Rebelión ponen especial cuidado».
«Las luchas de Estados Unidos están cerca de nuestro corazón»
Ke Huelga Radio, en la ciudad de México, reproduce todos los días Democracy Now! en español. Fue creada durante la larga pero exitosa huelga de los estudiantes de 1999, que se oponía a la privatización de la universidad pública, la cual le dio al pueblo de México otras dos décadas más de educación pública en la UNAM. Ke Huelga Radio se ha convertido en una de las estaciones de radio alternativa más confiables para los movimientos de tracción popular en México. Ellos responden a mi cuestionario para AlterNet después del terremoto, corriendo de un Centro de Acopio Autónomo a otro. No quieren ser citados individualmente, sino como colectivo.
Ke Huelga Radio encuentra «fundamental que en México se escuchen medios de comunicación estadunidenses críticos», y por eso es que transmiten Democracy Now! para la Ciudad Monstruo. «Este noticiero muestra muchas luchas que son cercanas a nuestros corazones colectivos, como la de Standing Rock y la de los migrantes ante las medidas xenofóbicas del presidente Donald Trump».
Ke Huelga habla muy seriamente en contra de la desinformación, en especial después del terremoto. Esta radio de reporteros colectivos y conductores de representación popular considera que el deber de los medios alternativos es mantener a la gente bien informada sobre los brigadistas autónomos que están trabajando en este momento en México, las agresiones policiacas, el acaparamiento del acopio por parte del gobierno y por último, aunque no menos importante, seleccionar toda la información que fluye en Internet y evitar, en lo posible, las noticias falsas.
«En contraste, los medios de paga mexicanos han hecho del sismo un espectáculo amarillista, incluso inventando víctimas inexistentes como el caso de la niña Frida Sofía, mostrando al Ejército Mexicano y a la Marina como unos héroes en esta tragedia», dicen. Sin embargo, el Ejército impidió que las organizaciones independientes de rescatistas profesionales hicieran su trabajo.
SubVersiones: abriéndole grietas al cerco mediático
Fundada en 2010, Subversiones es una publicación digital no comercial que busca «la defensa de la memoria colectiva y aportar al entendimiento crítico del contexto en que vivimos». Para ellos, el contexto es tan importante como el hecho mismo, por lo que dependen de buenas traducciones también. «Comunicamos honestamente desde nuestras reconocidas subjetividades, con el fin de agrietar el cerco mediático y generar un contrapeso a la manipulación masiva de los medios de paga».
Durante el terremoto, se convirtieron en un servicio comunitario para conectar a la gente necesitada de ayuda con quienes quieren ayudar, no solamente en la ciudad de México sino en Oaxaca y Chiapas. Han estado haciendo reportajes del movimiento contra la corrupción del gobierno mexicano que causó el derrumbe de tantos edificios. Su publicación está hecha más que nada por trabajo voluntario y eventos de recaudación de fondos, venta de fotografías y de publicaciones impresas, así como de donaciones de los lectores.
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Estos son sólo algunos ejemplos de los muchos puentes que los medios progresistas pueden construir a lo largo y ancho de Estados Unidos y Latinoamérica mientras los medios de paga continúan haciendo eco de los tuits del presidente Donald Trump. Por cierto: son esos mismos medios los que ayudaron a ponerlo en la Casa Blanca publicitando todo lo que hizo y dijo durante las precampañas, mientras ignoraban la lucha por la vida que estaba teniendo lugar en Standing Rock.♦