De la redacción
Pizcadores de tomate miembros de la Coalición de Trabajadores de Immokalee, Florida (CIW), así como sus viejos y nuevos aliados concluyeron una nueva campaña de boicot contra Wendy’s, la mayor cadena de hamburguesas en país, para que firme el Programa de Comida Justa, un modelo de relaciones laborales que humaniza y está transformando la industria de comida rápida y su cadena de suministro, desde las relaciones de los trabajadores en los campos de cultivo y sus patrones. Con el nombre de Rompiendo Nuestro Silencio para Acabar con la Violencia Sexual en los Campos, o #TimesUpWendy’s, la campaña también se enfocó en la violencia que sufren las mujeres en los remotos campos agrícolas donde son más vulnerables al acoso y la violación sexual de capataces, patrones y hasta de los mismos trabajadores, sólo que sin la cobertura de los medios que tuvieron por fortuna las mujeres de Hollywood.
Con una sonora y colorida marcha acompañada de letreros y consignas, monigotes gigantes con imágenes de avaros empresarios, la niña pecosa y de trenzas que anuncia a la cadena Wendy’s, así como la imagen de Nelson Peltz, el mayor accionista de la empresa multinacional Train Partners y una de las mayores cadenas de su tipo en el mundo (con algo así como 45 mil restaurantes en 135 países), concluyó el ayuno. En él participaron más de 80 hombres y mujeres que soportaron a la intemperie durante 5 días, acampados frente a las oficinas de Peltz, no sólo la falta de ingestión de alimentos sino también las gélidas y ventosas temperaturas del invierno neoyorquino. 5,000 restaurants in more than 135 countries and territories
La conclusión del ayuno dio inicio a la marcha, que incluyó la participación de un nutrido contingente de personas de diversas profesiones y oficios, distintas etnias y edades, en la que se destacaron trabajadores, estudiantes, religiosos, deportistas, artistas, etcétera. Pero algo novedoso y sobresaliente de esta edición de la campaña para incluir a Wendy’s en el Programa de Comida Justa de la coalición fue de la presencia de los niños y las niñas, hijos de estos trabajadores que viajaron con sus familias para constatar la permanencia generacional de esta lucha.
En su oportunidad, en la referida concentración en un parque frente a las Naciones Unidas, Lucas Benítez, uno de los coordinadores de la campaña de CIW envió desde ahí un poderoso mensaje a Peltz:
“Estos niños que también se esforzaron, han sufrido igual que nosotros en este frío; pero han sabido llevar en alto el nombre de Immokalee”, dijo Benítez.
Y agregó contundente: “Así que Wendy’s, no tienes escapatoria: ya hay la otra generación que está lista. Por lo que queremos que, si estos niños un día tienen que ir a cosechar en los campos de Florida, en los campos de los Estados Unidos, no pasen por lo que hemos pasado sus padres. No pasen por lo que han pasado miles y miles de mujeres por décadas en los campos de Estados Unidos. Y con niñas como Lizeth y otras niñas que están aquí, es un ejemplo de que esto no va a pasar”. Y se elevó al aire un sonoro grito de júbilo.
El discurso de la niña Lizeth.
No es la primera vez que los trabajadores de Immokalee visitan y desarrollan innovativas campañas de presión a la empresa de hamburguesas, en las que el tema de los abusos y violaciones sexuales contra las mujeres se hace presente, como hemos informado consistentemente aquí a lo largo de los años.
Con estas campañas, como la que concluyó ayer en Manhattan, la Coalición de Trabajadores de Immokalee insiste en invitar a Wendy’s a participar de los históricos acuerdos que han alcanzado con las principales cadenas nacionales de comida rápida y supermercados, que incluyen a Yum Brands, propietaria de Kentucky Fried Chicken (KFC), Taco Bell, Pizza Hut; McDonalds, Burger King, Subway, Walmart, Whole Foods, entre otros. Y que incluso han extendido se modelo de trabajo a otros estados y a otros cultivos diferentes al tomate.
Los acuerdos de la CIW se han extendido a unos 7 estados del país que han transformado las relaciones entre los trabajadores y sus empleadores y de ahí al resto de la cadena de suministros. Estos incluyen a algunas de las mayores empresas del ramo de alimentos, particularmente de comida rápida y aquellos que consumen tomate en la elaboración de los productos que sirven a la mesa del consumidor. Esto ha podido reflejarse en mejoras para la vida diaria de los trabajadores agrícolas.
Por ejemplo, han conseguido que los productores de la verdura, suscritos al Acuerdo de Comida Justa, paguen un centavo más por libra de tomate cosechada, dinero que ha ido a parar al bolsillo de los jornaleros de esos campos de La Florida, programa que comienza a extenderse hacia otros estados y cultivos. Por ejemplo está la formación de una nueva organización de trabajadores de productos lácteos en Vermont, denominada “Leche Justa”, con un acuerdo firmado por la popular empresa nacional de helados, Ben & Jerry’s que replica el modelo de trabajo de la CIW.
Estos acuerdos también incluyen otros derechos laborales básicos, con foco en el hostigamiento sexual sufrido por las trabajadoras. Y entre otros de los reconocimientos a esta innovadora e infatigable lucha de los campesinos de La Florida están por ejemplo, la Medalla de la Libertad, otorgada por la fundación Franklin D. Rooselvet (2013); el Clinton Global Citizen Award (2014); la Medalla Presidencial que el presidente Barack Obama otorgó en una ceremonia en la Casa Blanca (2015); y el prestigiado premio al Genio de MacArthur Fellowship (2017), entre otros.
El otorgamiento a la CIWde la Medalla a las Cuatro Libertades que otorga la familia Rooselvet. Nueva York, NY, 2013:
El modelo de CIW ahora se está empleando en otros estados y por otras organizaciones aliadas
El ayuno y la marcha de la CIW tal vez no convencieron a Wendy’s de firmar el Acuerdo de Comida Justa esta vez, ni de que la empresa hamburguesera regrese sus operaciones de compra de tomata que trasladó a México para no unirse a dicho acuerdo hace un par de años; pero continuó ampliando sus redes y alianzas con otros sectores de la sociedad. Pr ejemplo, dos sobrevivientes y de la masacre en Parkland, Florida, representantes del vigoroso movimiento estudiantil. También, mujeres negras de Harlem (NY), que han perdido a sus hijos por la violencia de armas, con quienes exploran la posibilidad de unir nuevas alianzas contra las formas diversas de la violencia.
La marcha concluyó en el parque aledaño a las Naciones Unidas, desde donde los participantes de la huelga de hambre se desplazarían a una iglesia de la ciudad a romper su ayuno.