De la redacción
Opositores al aborto recibieron un nuevo golpe de la Corte Suprema al ver derribada la ley antiaborto de Luisiana, con el voto decisivo e inesperado del juez John Roberts, quien se unió al ala liberal confirmando el respeto a los precedentes de los casos que revisa máximo tribunal, ya que contaban con una mayoría conservadora y dos jueces nombrados por Trump. Defensores del aborto ven sin embargo este triunfo con cautela, pues algunos piensan que la decisión de Roberts facilitará el camino para nuevos desafíos, afn de terminar con la histórica ley Roe vs Wade.
En un fallo de 5 contra 4 la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos derribó el lunes una ley antiaborto de Luisiana, que exige a los médicos que realizan abortos contar con una afiliación formal llamada «privilegios de admisión», en un hospital a menos de 48 km de la clínica donde se realice un aborto.
Vale señalar que en Luisiana sólo queda una clínica abierta que facilita el acceso al aborto, Hope Medical Group for Women, para una población estatal de 4.6 millones de habitantes. Esta clínica había desafiado legalmente en 2014 a la referida ley del privilegio de admisión en un hospital a menos de 48 km de la clínica donde se realice un borto.
Dicha ley de Luisiana es en realidad mascarada, dicen defensores de los derechos de la mujer, para mantener las restricciones al aborto y finalmente anular la histórica ley Roe v. Wade. No obstante, el fallo de la Suprema representó una victoria para Hope Medical Group for Women, una clínica con sede en la ciudad de Shreveport, Luisiana que es parte del desafío legal contra la ley de derecho de admisión.
Se trata del primer dictamen de la Suprema sobre el aborto desde que dos jueces fueron nombrados por Trump para unirse al máximo tribunal. Y en esta decisión del lunes, el juez John Roberts sorprendió a los opositores al aborto, al unirse al fallo del ala liberal; a pesar de que había votado en 2016 para defender una ley de Texas esencialmente idéntica a la de Luisiana.
Este es el tercer fallo de la Suprema en lo que va de una semana, en que Roberts se une a los cuatro jueces liberales, sobre la discriminación laboral contra trabajadoras lesbianas, gays, bisexuales y transgénero; en otro, para defender un programa que protege temporalmente de la deportación a jóvenes inmigrantes indocumentados conocidos como Dreamers o Soñadores que fueron traídos cuando niños a este país (DACA); y ahora sobre el aborto.
No obstante, la Suprema Corte puede sorprender aún con un fallo hostil contra la Ley de Cuidados de Salud Costeable (ACA), que por cierto el presidente Trump y los republicanos insisten en derogar con una nueva demanda que busca abrirse paso por cortes inferiores para volver a llegar a la Suprema. Si se derogara ACA, 23 millones de derechohabientes perderían su seguro de salud, incluidos dos millones en Texas y 4 millones en california, cuando la pandemia de Covid-19 parece haberse salido de control, dice el Centro para el Progreso Estadunidense.
Curiosamente, a partir de que comenzó a alarmar más la pandemia en abril y mayo, casi medio millón de personas se enrolaron a ACA en su más reciente periodo de inscripción abierta, luego de perder su empleo por el cierre de la economía a causa del coronavirus, dice un análisis del Centro para los Servicios de Medicare y Medicaid.
Entre tanto, quienes se oponen al derecho al aborto reaccionaron furiosos con el fallo de la Suprema. El senador republicano de Texas, Ted Cruz criticó en tuit que Roberts, el presidente del máximo tribunal, continúa con “sus juegos políticos”, esta vez poniéndose del lado de los “extremistas” del aborto, que según él se preocupan más por proporcionar el aborto que por proteger la salud de las mujeres.
Pero los defensores del derecho al aborto consideran totalmente hipócrita las declaraciones de los republicanos. Pues lo que les importa, dicen, no es la salud de las mujeres, sino acabar con el acceso al aborto en su camino por terminar con Roe vs Wade. De hecho, Julie Rikelman, la abogada del Centro de Derechos Reproductivos, que representa a Hope Medical Group for Women, dijo a la televisión que la opinión de Roberts en realidad «enturbia el agua y dará lugar a más litigios, no a menos».
En disidencia al fallo de la Corte Suprema el juez Samuel Alito, acompañado por los jueces Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Clarence Thomas, escribió que la ley de Louisiana protegía la salud y la seguridad de las mujeres que buscaban abortos, y que los requisitos para obtener privilegios de admisión ayudaron a garantizar que los médicos sean competentes.
Sólo dos de los cinco médicos que realizan abortos en Luisiana han podido obtener el referido privilegio de admisión, lo que es, dicen, sumamente difícil: uno en Nueva Orleans y uno en Shreveport. Pero el médico de la ciudad de Shreveport declaró que no podía manejar solo todo el trabajo de la clínica, dejando un solo médico en una sola clínica en Nueva Orleans, disponible para proporcionar abortos en Luisiana■