De la redacción
La pandemia de Covid-19 en Estados Unidos es quizás el mayor desafío del país, y en algunos lugares parecería fuera del control, a pesar de que el personal del sector salud lucha denodadamente por contener la propagación del virus, extremadamente contagioso y potencialmente letal, aunque ya comenzó el proceso de vacunación por etapas prioritarias y para los más desatendidos, los trabajadores de supermercados de Los Ángeles haya surgido una moción municipal que de prosperar podría traerles algún alivio.
En las últimas semanas California se ha convertido en un alarmante foco de infección de Covid-19. Hasta este martes el estado había registrado al menos 1 millón 625 mil 700 nuevos caso, y 21 mil 215 personas habían muerto desde el comienzo de la pandemia. Los estragos económicos son también devastadores.
Para cualquier gobierno esta situación plantea una peliaguda disyuntiva: imponer medidas sanitarias más severas para tratar de contener la propagación del virus, lo que significa entre otras cosas el cierre de los comercios que no son esenciales, y con esto un mayor desempleo que conduce a la incertidumbre nerviosa y la insuficiencia alimentaria, o la hambruna colectiva similar a la Gran Depresión económica de 1929-30.
Por otro lado está abrir la economía a riesgo de que aumenten los casos si la reapertura no se hace de manera inteligentemente, ante la impaciencia de empresarios grandes y chicos, y el desafío a la capacidad de respuesta de las redes de hospitales, como sucedió en Nueva York en la primavera.
En medio de este panorama desolador queda al desnudo de manera cruda y dolorosa la disparidad con que la pandemia se ha ensañado en las personas de más bajos ingresos o de color, la clase trabajadora entre los que sobresalen los latinos, los indígenas y los afroestadunidenses, que han puesto el dolor y los muertos desproporcionadamente en esta pandemia, por cierto manejada de manera criminal desde el principio por el gobierno federal saliente.
Un grupo de estos trabajadores latinos de bajos ingresos, abandonados históricamente por las políticas laborales de los gobiernos de turno son los trabajadores “esenciales” de supermercados, que continúan enfrentando el riesgo de infectarse y que a la fecha más de 2 mil de ellos se han contagiado de COVID-19 en Los Ángeles y a nivel nacional han muerto más de 200 por COVID-19, nada más entre los miembros de la agrupación sindical UFCW 770.
Por eso es tan atinada la iniciativa municipal co-patrocinada por la presidenta del Concejo de la Ciudad de Los Ángeles, Nury Martínez, y por los concejales Mitch O’Farrell, Paul Koretz y Curren D. Price. La moción fue secundada por los concejales Mark Ridley-Thomas y Gil Cedillo.
“Esta propuesta es la primera en el país que requiere a grandes cadenas de supermercados con más de 300 empleados aumentar temporalmente 5 dólares a cada hora del salario que ya devengan estos trabajadores, para compensarlos por arriesgar sus vidas”, dice un comunicado de la UFCW 770.
Sus miembros, trabajadores de supermercados, “han arriesgado sus vidas yhan estado en la primera línea del frente a la pandemia durante meses, y han venido demandando a las corporaciones dueñas de supermercados que reinstalen la ‘compensación por riesgo’ al tiempo que estas compañías obtienen ganancias récord.
La moción no es descabellada, a juzgar por la respuesta que dio a finales de marzo la cadena Kroger, propietaria de Food 4 Less y de Ralphs, estando de acuerdo en pagar a estos trabajadores un incremento de 2 dólares más por hora, como compensación por riesgo; pero este incremento sólo duró seis semanas, hasta mediados de mayo.
En tanto, las compañías de supermercados han visto cómo sus ganancias netas se dispararon este año y “Kroger reportó un incremento del 15.8 por ciento en sus ventas, y de casi el 100% en sus ganancias netas durante los primeros tres trimestres del 2020, en comparación con los primeros tres trimestres del 2019, dice el comunicado.
La medida terminaría una vez que el Condado de Los Ángeles alcance la categoría estatal de Nivel Amarillo, lo cual requiere “menos de un caso nuevo al día por cada 100 mil habitantes”. Y en caso de aprobarse, “el decreto local despejaría el camino para otros gobiernos locales en todo California y eventualmente en el país entero.
“A la fecha, ninguna otra ciudad ni condado cuentan con algún requerimiento para que los supermercados proporcionen a sus empleados una compensación por trabajar en condiciones peligrosas durante la pandemia”, dice la UFCW 770 de Los Ángeles■