Dos tercios de los estudiantes anglosajones o blancos que entran a las universidades públicas se gradúan de la licenciatura en cinco años o menos, comparado con poco menos de la mitad de estudiantes afroamericanos y latinos, según un reporte reciente del Centro para el Progreso Estadounidense (Center for American Progress, en inglés).
Los estudiantes afroamericanos y latinos y los estudiantes de bajo ingreso también acumulan más deuda en promedio.
De igual manera, es tres veces más común que los estudiantes del grupo de más bajo ingreso dejen la universidad sin obtener la licenciatura, que para los estudiantes del grupo de más alto ingreso.
Si seguimos con las mismas políticas universitarias, podríamos llegar a un punto en el que una muy pequeña minoría, que de por sí viene de familias de alto ingreso, tendrá el privilegio de graduarse de la universidad, y la gran mayoría, de bajo ingreso, será relegada a trabajos menos remunerados y tendrá que pagar más deudas para el resto de sus vidas (según el reporte, un adulto con licenciatura gana en promedio $18,000 más cada año que un adulto que sólo cursó parte de la universidad).
Efectivamente, estamos anulando la posibilidad del «sueño americano».
La pregunta es: ¿queremos que todos tengan el mismo acceso y la misma oportunidad para ir y graduarse de la universidad? Si es así, tenemos que cambiar las políticas dentro de nuestras universidades. Hay que tomar la decisión intencionalmente de buscar abrir el acceso para los jóvenes de bajo ingreso, a los que sus padres no fueron a la universidad, y a los de grupos que generalmente no son representados dentro de la población estudiantil.
El reporte del Centro para el Progreso Estadounidense destaca los pasos que han tomado tres universidades públicas, para aumentar los números de estudiantes que reciben becas Pell, y han eliminado o cerrado las brechas entre los porcentajes de estudiantes anglosajones y afroamericanos y latinos que se gradúan de la universidad.
Las escuelas son la Universidad de California en Riverside, la Universidad del Sur de Florida, en Tampa, y la Universidad del Norte de Carolina en Charlotte, y pueden ser un modelo para las demás universidades públicas del país.
Estas tres universidades se han comprometido a proveer becas para los que más las necesitan, y a ofrecer servicios de apoyo para los estudiantes de bajos ingresos o de primera generación estudiantil, como los programas de «puente de verano».
Se puede leer el reporte completo en inglés aquí: Cómo las Universidades Públicas Pueden Promover Acceso y Éxito para Todos los Estudiantes.