Marco Vinicio González
Noticiero Latino
El costo de la educación superior es cada día más alto en Estados Unidos y la situación económica de la mayoría de los jóvenes estudiantes es a su vez cada vez más precaria, especialmente para jóvenes de las minorías étnicas. Jóvenes que por ejemplo tienen que trabajar –en medio de un galopante desempleo en este grupo- para pagar su escuela pues carecen de padres con suficientes ahorros para costear su superación académica; y que tampoco suelen contar con otra ayuda institucional, salvo las becas Pell del gobierno federal, que no alcanzan para todos. Incluso la filantropía no ha podido hacer mucho o lo suficiente para ayudarlos a salir del atolladero. Dejaremos de lado –tan sólo por este momento- la condición migratoria de muchos de ellos, que es un pesado factor en su desarrollo, y también la condición de género de muchas de estas muchachas, que al combinarse con otras situaciones como la discriminación, el embarazo precoz y otras cosas propias de su género se crea una volátil atmósfera hostil a ellas. Hay sin embargo quienes ven en la creación de colegios comunitarios gratuitos una salida al problema. Tal es el caso de varios estados liderados por gobernadores demócratas y republicanos de acendrada tradición empresarial, que ven en esta fórmula de educación gratuita una ganancia ulterior para contar en un futuro cercano con una población más preparada para producir más y mejor, y también buena para el consumo que reactiva a la economía.
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Muchos estarán de acuerdo en que impulsar la educación superior debe ser una prioridad, y reconocer que algunos han impulsado incluso opciones gratuitas para llevar a cabo este fin. No obstante, el sistema de educación superior de Estados Unidos es uno de más costosos del mundo. De acuerdo con la Asociación Nacional de Colegios y Universidades Independientes, el costo promedio de la matrícula anual osciló entre los 3 mil 131 dólares para las instituciones públicas de dos años, o Colegios Comunitarios, y los 29 mil 056 para la mayoría de las instituciones privadas de cuatro años.
En el ciclo escolar 2012-13, dice la referida asociación, las universidades privadas aumentaron por ejemplo la matrícula en un promedio de 3.9 por ciento, lo que sorprendió sin embargo, pero por ser el aumento más pequeño de cuatro décadas. Según the US News and World Report la universidad más cara, en términos de matrícula y cuotas por sí solas, sin contar estipendios, libros, utensilios escolares varios, y transporte (dejemos afuera al entretenimiento), es actualmente la Universidad de Columbia en Nueva York, con un costo de 51 mil 008 dólares en la matrícula y las cuotas semestrales (aunque los semestres sean de 16 semanas).
Como es de imaginarse, este tipo de educación no es una posibilidad para la inmensa mayoría de los jóvenes estudiantes, y menos aún para los de las minorías, entre quienes se hallan muchos inmigrantes. Ha habido desde luego algunos esfuerzos para remediar esta situación, pero de acuerdo con expertos han sido insuficientes. Según la clasificación de esta fuente, aunque cada una de las 25 mejores universidades privadas del país, a través de campañas publicitarias o de promoción se han comprometido a atraer a dichos estudiantes pobres, el esfuerzo ha alcanzado a servir nacionalmente sólo a unos 218 mil estudiantes. Los colegios comunitarios, que por ser mucho más baratos serían una opción para estos estudiantes, albergan por su parte a una población de 7.7 millones de alumnos, que hace el 45% de los graduados en todo el país.
Queda claro que para una persona con título de colegio comunitario o de universidad existen mayores expectativas y posibilidades en la vida que para una persona que se quedó a nivel de preparatoria. Prensa Asociada (AP) sostiene que en estados como Oregon y Tennessee, donde existen proyectos de crear colegios comunitarios de acceso gratuito, estos han concitado importante apoyo político y ciudadano. El razonamiento es que ofrecer colegio comunitario gratuito ampliaría las opciones para los jóvenes y daría acceso a la educación superior a muchas más personas que las que se benefician actualmente. Según AP, es claro que un diploma de high school ya no es suficiente; y que una población cuyo nivel educativo se quedó estancado en ese nivel de preparatoria es menos competitiva y atractiva en términos laborales.
La carestía de la educación puede explicarse tal vez porque el sistema universitario estadunidense es muy descentralizado. Las universidades públicas son administradas por los estados y territorios individuales, por lo general como parte de un sistema universitario estatal. Pero a excepción de las academias de servicio y personal de universidades, el gobierno federal no regula directamente a las instituciones de educación superior aunque les da subvenciones federales siempre y cuando ellas y cualquier institución que reciba estos fondos cumpla con la condición de certificar que ha adoptado e implementado un programa de prevención de las drogas que cumpla con sus estipulaciones.
Vale anotar que la mayoría de las universidades públicas y privadas cuentan con dotaciones propias. Un informe de 2007 de la Asociación Nacional de Profesores de Universidad y funcionarios comerciales reveló que los 765 mejores colegios y universidades de Estados Unidos tenían en combinación 340 mil millones de dólares en activos patrimoniales desde 2006. Y que a partir de 2011, setenta y tres colegios y universidades adicionales tenían dotaciones por valor de más de 1 millón de dólares cada una de ellas, siendo la de mayor volumen la Universidad de Harvard, con 29 mil millones de dólares en su patrimonio.
Para los latinos en general los colegios comunitarios casi siempre han sido una opción, una introducción al sistema formal de educación superior. Según la agencia de noticias Efe, el médico investigador y autor de un estudio basado en cifras y respuestas a cuestionarios de la Asociación de Colegios Médicos de Estados Unidos en 2012, Efraín Talamantes dice que “el 45 por ciento de los estudiantes latinos en escuelas de medicina en Estados Unidos inicia en los colegios comunitarios, comparado con un 30 por ciento de todos los estudiantes angloestadunidenses que comienzan en los mismos centros educativos”.
El reporte, dice el autor, revela que de los 17 mil 518 estudiantes admitidos hace dos años en las escuelas de medicina, el 34 por ciento de los latinos comenzó en colegios comunitarios; un 28 por ciento de fue para los afroestadunidenses, y quedaron empatados los anglosajones y los asiáticos con casi la tercera parte (27%).
Datos como estos hacen pensar que quizás por eso en Oregon el gobernador demócrata, John Kitzhaber firmó este año que acaba dos proyectos de ley que pretenden abrir la oportunidad universitaria a más jóvenes de Oregon; o sea, para que por lo menos se analice la factibilidad de crear colegios comunitarios gratuitos y ver el modo de aplicarlos en 2015. Y el gobernador republicano de en Tennessee busca utilizar los recursos de la lotería para financiar colegios comunitarios gratuitos; radica en esta actitud una acendrada tradición productivista que apunta a volver a su población más competitiva. “Si su fuerza laboral es mejor, un estado –y un país- podrá retener empresas, inversiones y empleos mucho mejor que otros”, explicó Kitzhaber a The Oregonian.
Se estima que en Tennessee el gasto público para la educación es de 34 millones de dólares anuales, una cantidad que –máxime si viene de la lotería- no parece excesiva si se considera los beneficios que esa inversión aportaría, de acuerdo con el razonamiento del gobernador.
Según los impulsores de esta idea, el costo que deben pagar los contribuyentes para tener colegios comunitarios gratuitos es, a la larga, menor que tener que pagar beneficios sociales a personas que por falta de una formación suficiente no han encontrado empleo y deben subsistir de programas como las estampillas de comida, indica AP. “Además, una persona con un título universitario gana más, contribuye por ello con más impuestos y tiene más opciones de consumo que apoyan en un círculo virtuoso la economía local y las finanzas públicas” sostiene la fuente.
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Asociación Nacional de Colegios y Universidades Independientes